Cubanía a pulso en las voces de niños de hoy

Los lazos de amor y de amistad entre los trabajadores de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) y la compañía de teatro infantil La Colmenita son muy entrañables y datan de varias décadas atrás cuando la disquera más antigua de Cuba produjo el DVD Chiquilín I, cuyos temas estaban pensados para que los interpretaran artistas muy populares del momento.

“Logramos de repente una puesta en escena con la que todos se quedaron asombrados. Veíamos cantando a Amaray, Niurka Reyes, a Osvaldo Doimeadiós en Juan me tiene sin cuidado, a Kiki Corona y a David Álvarez”, recuerda la musicóloga Élsida González.

A partir de ahí surgieron otras ideas como un disco con canciones tomadas de puestas en escena de La Colmenita y la saga de sus cuentos infantiles recreados con mucho humanismo por la compañía que lidera hace treinta años Carlos Cremata Malberti, a quien todos llama cariñosamente Tin.

En 2017 la tropa de colmeneros obtuvo una nominación a los Premios Grammy Latino, en la categoría de música infantil, por el disco Añejo Jardín que contenía las canciones del espectáculo Ricitos Valdés, una parodia del clásico Los tres ositos.

Ahora ve la luz el DVD Ricitos Valdés, los tres ositos… y la música cubana que ya se encuentra en la venta en todas las tiendas de la Egrem. El realizador del audiovisual fue el musicólogo y productor musical José Manuel García. De la dirección general se ocupó Tin y de los diseños e ilustraciones Ricardo Monnar Álvarez.

El DVD cuenta con once temas que forman parte de un espectáculo basado en el popular cuento infantil. Es una historia muy simpática a la que se suman personajes de otros cuentos en una gran locura infantil donde prima la buena música cubana, algo que carecteriza siempre a cada puesta en escena de La Colmenita.

En el DVD un grupo de invitados especiales cantan temas antológicos del pentagrama nacional, tocados en vivo e interpretados por los pequeños colmeneros. De lujo es la participación del trompetista Julito Padrón en la pieza A la loma de Belén, de Felipe Neri Cabrera y la del flautista Orlando Valle “Maraca” en Rico vacilón, de Rosendo Ruiz.

Mientras tanto, David Álvarez le pone voz a Baja y tapa la olla, de Lorenzo Hierrezuelo. El maestro Eliades Ochoa nos regala su guitarra y voz en el best seller Píntate los labios María, de Ramón Castro y el cierre espectacular lo pone Pedro Izquierdo “Pello el Afrokán” en el mozambique María Caracoles.

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“Para nosotros es siempre un placer estar junto a La Colmenita como amigos, como hermanos, como cómplices, como padrinos porque con ellos siempre vamos a apostar por la buena música y a tratar de poner un granito de arena para que los niños cubanos sean hombres buenos, hombres cultos”, reveló la musicóloga.

Élsida agregó que La Colmenita se encuentra “en un momento de gran madurez al ir transitando por diferentes espectáculos e historias. Aquí aparecen nuevos niños protagonistas tan completos como los que estuvieron en generaciones anteriores. Ahí está el triunfo que puede tener la compañía”.

González ponderó también el papel educativo de los espectáculos: “Detrás de cada historia siempre hay un mensaje para los niños y sus padres”.

Por su parte Tin destacó: “Imagínense lo que significa para un familia cubana, sobre todo una que vive en el extranjero, ver un espectáculo con un cuento infantil clásico y dentro del mismo escuchar –además de a los extraordinarios músicos que hacen duetos con los niños de hoy– Cemento, ladrillo y arena, de José Antonio Méndez; Perla Marina, de Sindo Garay, cantado por una niña pequeña con una vocecita de cristal, Esas no son cubanas, de Ignacio Piñeiro; Y tú que has hecho, de Eusebio Delfín; Bonito y sabroso, de Benny Moré y Te espero en la eternidad, de Adolfo Guzmán.

“Es cubanía a pulso, cubanía de la que no se toca normalmente en las esquinas, muchísimo menos por niños, con una orquesta infantil. Creo que es un regalo muy grande que nos ha hecho la Egrem no solo a La Colmenita sino a la familia cubana. Por eso se llama Ricitos Valdés...”.

Los músicos que grabaron para el disco son los niños pequeñitos de la nueva orquesta que revelaron a los de la anterior. En estos momentos el grupo musical –que todavía no ostenta la excelencia musical de la orquesta precedente– tiene en su repertorio solamente 14 canciones. Ya tocan piezas de los Van Van, del maestro Aldalberto Álvarez y de la trova tradicional cubana.

Confiesa Tin que el secreto de la Colmenita está en aprenderse las canciones y pararse a tocarlas encima de un escenario aunque sea el más chiquito del mundo. Da igual si es en un ensayo con público, en el restaurante de la sede de los colmeneros ante amigos invitados a un almuerzo, o en una función de la compañía.

“Lo que hacemos musicalmente es quitar la frivolidad y la porquería que hemos echado en las venas de los cubanos para que vuelva a correr por ellas Miguel Matamoros, Sindo Garay, Manuel Corona, Juan Formell y Arsenio Rodríguez”.

Por una ley natural de la vida cuando los colmeneros crecen algunos se quedan de maestros de los más pequeños. Otros siguen en el camino del arte. Pero todos mantienen vivos los preceptos martianos aprendidos en La Colmenita que los llevaron a transitar por la senda del bien y la justicia social.

REGRESA BLANCANIEVES

Como parte de los festejos por el aniversario 30 de La Colmenita regresa al escenario del teatro Karl Marx los días 29 de febrero y el 1ro de marzo en doble función (a las once de la mañana y a las cinco de la tarde), la obra Blanca Nieves y los siete enanitos, estrenada en el año 1997.

La adapatación del cuento original fue escrita por la dramaturga, ya fallecida, Julia González Carid. Ella escribió en versos una versión de La cucarachita Martina, el primer musical que estrenó la compañía en 1995.

“Después vino Blanca Nieves…el espectáculo más grandote que ha hecho La Colmenita y el más querido por los colmeneros. Tiene una escenografía bestial, con una montaña inmensa atrás. La bruja es una acróbata de la compañía Habana que se cae aparatosamente. La gente se levanta en sus asientos y la aplaude mucho. Nosotros decidimos rescatar el espectáculo más difícil, más complejo, en cuanto a sonido y escenografía, y que le encanta a los niños.

“La versión es cubanísima. Lo único que tiene de la versión de Disney son los enanitos porque me niego a cambiar esa imagen tan viva en el imaginario de los niños. Tenemos un vestuario nuevo con las siete cabezas de los enanitos que son muy hermosas. Los árboles del bosque que atacan a Blancanieves, cuando se queda sola en el bosque, son los zanqueros de la Colmenita de Plaza, especializada en los zancos”.

Al momento de su estreno, este espectáculo infantil fue calificado como increíble por la maestra Berta Martínez, fundadora de Teatro Estudio, y por la directora de la compañía Hubert de Blanck, Orieta Medina.

Así comienza la tropa de Tin a celebrar sus primeros seis lustros, una fiesta que se extenderá a los largo de todo el 2020, para beneplácito de sus muchos seguidores en Cuba y allende los mares.