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viernes, 1 de noviembre de 2024

Chucho Valdés: “La cubanía engrandece mi música”

Solo unos días después de fascinar a espectadores y televidentes desde la Plaza de la Catedral junto al pianista chino Lang Lang, Chucho Valdés y Afrocuban Messengers tocarán en la sala Avellaneda del Teatro Nacional...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 17/10/2015
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SU NOMBRE REFULGE EN EL PENTAGRAMA MUSICAL CUBANO

Si anuncio un concierto protagonizado por Dionisio Jesús Valdés Rodríguez, el lector no le prestará gran atención a los detalles, pero si informo que Chucho Valdés, su nombre artístico, y Afro-Cuban Messengers brindarán un concierto este jueves 15 a las 8:30 p.m. en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, los internautas buscarán la vía de presenciarlo, aunque sea después, a través de filmaciones realizadas in sito, o quizá algún material grabado por la UNESCO, pues Chucho Valdés funge como Embajador de Buena Voluntad de dicha institución.

Porque Chucho es más que músico es un artífice en toda la extensión de la palabra. Su genialidad fascina al público. En los conciertos, tal como ocurrió recientemente en la Plaza de la Catedral, protagonizado por él y al pianista Lang Lang, lleva a cabo contrastes de armonías y despliegues de buen arte.

Conocido a cabalidad como ser maestro de ese arte de dominar como a siervas las teclas blancas y negras, logra un lirismo muy peculiar en el encadenamiento de notas que adquieren vida por los matices que les insufla. Es portador de una técnica que deviene virtuosismo en la ejecución y se transforma en esa poética de arpegios de cromatismo fulgurante y sonidos que retratan partituras de contrastes inimaginados. La dimensión de su arte le convierte en uno de los grandes maestros de la pianística mundial.

Este excepcional intérprete del jazz latino, es capaz de interpretar a los autores clásicos, Beethoven, Chopin, Haendel y regodearse con la música de Lecuona o de una canción de César Portillo de la Luz. Más allá de lo que pudiera conocerse en el mundo, con el apelativo de hombre-espectáculo, Chucho llega a la raíz de las frases musicales, las reconstruye y descubre nuevos timbres. Porque siempre va más allá de lo esperado.

Ha logrado una comunicación tal con el grupo que le acompaña, cultor de música afrocubana, con influencia jazzísticas.  Afro-Cuban Messengers es el heredero de los Irakere, una agrupación que alcanzó primeros planos de popularidad en Cuba y en el exterior, con temas irrepetibles como El caramelo, capaz de paralizar los escenarios con una fuerza telúrica inolvidable.

LOS LAUROS NO ALCANZAN SU ESTATURA

Coleccionista de premios Grammy, Chucho ha sido galardonado con diez de estos galardones tan codiciados. Reconocido por sus méritos como hacedor de una rítmica sin parangón, tanto en el universo del jazz latino como en la canción, incluso, aquella hermosa página dedicada a su hija Claudia es un ejemplo admirable de creatividad.

De ahí que haya merecido ser seleccionado para formar parte del Salón de la Fama del Jazz Latino, en Los Ángeles, Estados Unidos, en el año 2009. Ha recibido el título de Doctor Honoris Causa en universidades de Cuba, Canadá y Estados Unidos. Es tal la repercusión de este hombre que sabe sonreír al público y retarse a sí mismo que fue proclamado el Decano del Jazz Latino.

MONUMENTAL EN SUS CREACIONES

Lo importante de su música radica en las imágenes sonoras que crea en “su” atmósfera, que no se parece a ninguna otra. Tales premisas coinciden en Chucho Valdés, pero muy en especial en su proyección como creador irrepetible.

Hablan sus ojos y llega al paroxismo de la felicidad cuando sus manos recorren el teclado y se deslizan acariciadoras hasta lograr que le respondan. Entonces, la energía se transforma y las agrede, les arranca esa nota que, agazapada, no acaba de emerger de ese torrente de agudos y graves, de sostenidos y bemoles.

Su música es caricia y torbellino, enardece e hipnotiza, porque Chucho, más que maestro y pianista excelso es un generador de frases musicales impregnadas de pasión y mucha poesía, que le ayudan en su más caro anhelo: “alcanzar y merecer el aplauso de dos públicos: el conocedor y el que disfruta la música sin conocerla”.

Señala que una presencia tan esquiva como la felicidad le sale al paso ante las reacciones de ese público que tanto ama, y confiesa con absoluta sinceridad el apego a sus raíces: “Mi mayor orgullo es ser cubano y proclamarlo, porque la cubanía vibra en un música”.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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