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jueves, 9 de enero de 2025

2025 y lo narrante de nuestro danzar

"El baile puede revelar todo el misterio que la literatura concede...”

Noel Bonilla-Chongo en Cubarte 08/01/2025
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2025 y lo narrante de nuestro danzar
2025 y lo narrante de nuestro danzar

Recién iniciamos el 2025 con la acostumbrada bienvenida que ofrece el Ballet Nacional de Cuba (BNC) cada primer día de enero en homenaje al triunfo de la Revolución. En esta ocasión regresó Cascanueces, el alegórico ballet féerie en dos actos y tres escenas estrenado el 6 de diciembre de 1892, en el Teatro Marinsky de San Petersburgo en la Rusia zarista. Coreografiado por Lev Ivanov sobre la literalidad del cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffman y bajo las enseñanzas de su maestro Marius Petipa, esta pieza de danza ha permanecido en casi todas las programaciones navideñas en los escenarios principales del mundo occidental.

La versión del BNC es de la autoría de nuestra prima ballerina assoluta Alicia Alonso que, entre sus múltiples cualidades tenía la de ser una exquisita revisora de los grandes ballets de la tradición romántico clásica, para luego devolverlos en transposición enriquecida estilística, estructural y temáticamente. Y en Cascanueces, como en Giselle, Don Quijote o La bella durmiente del bosque, el antecedente narrativo contenido en fábulas, relatos, novelas, serviría de entramado ordenado para la escritura de libretos y guiones balletísticos.

Así hemos comenzado el nuevo año en la danza cubana, quizás como oportuna pregunta sobre dónde situar el sentido narrativo de la danza fuera del cauce unitario, lineal y literal que procura la referencia literaria inmediata. Tal vez también como vector que insuflará nuevas apuestas para convertir una idea, una intención, en un acontecimiento escénico y concretar las claves que guían ese proceso de transferencia, de traducción, de transacción.

Y es que varias agrupaciones cubanas han anunciado algunos proyectos coreográficos donde la dramaturgia espectacular de las producciones por venir, procurarán significar la literalidad como inscripción corporal y espacial de obsesiones, pasiones, superobjetivos poéticos y temáticas; apuestas polifónicas en homenajes a autoras y autores cubanos y universales, a efemérides y fondos concursables.

Ahora, ¿cómo apresar, retener, capturar, el desvanecimiento del instante de un tropo, de un relato o un argumento literario desde una narrativa que acuda a la deriva, a la asociación y hasta el desdibujo de aquello que fijara la letra, el verbo y decir de determinado autor para convertirlo en paso y acción danzada? Como poetizara Baudelaire, el baile puede revelar todo el misterio que la literatura concede; entonces, tras aquel gesto bailante que pretérito se torna como “objeto de búsqueda”, en la fugacidad de su ser tiempo-espacio-acción, la danza cubana hará del proceso investigativo/creativo de las venideras piezas coreográficas, una reinvención escritural singularizada por las seducciones que le provocan las lecturas, literaturas, bailes y apetencias de lectores-espectadores.

Hoy por hoy, para danzar/narrar en razón, más allá del supuesto del peso de la tradición, del sentido narrativo de la danza (con énfasis en la llamada clásica) y lo ya anotado de proseguir un desarrollo unitario y literal como búsqueda de la pretendida referencialidad, como si se tratara de darle facilidades al lector-espectador en la comprensión del acontecer, y así se concentre en la observación de la ejecución arbitraria de los pasos, al tiempo que la historia que se narra queda apresada entre los propios códigos corporales y la pantomima denotativa. Entrar en razón, no será un camino fácil, más aún cuando las convenciones de la belle époque o las disposiciones de Carlos Blasis en su Código de Terpsícore, suelen distinguir claramente que los pasos contemplados en el vocabulario son parte importante e indesligables de la narración.

Entretanto, ya dentro de la escritura moderno/contemporánea de la danza, la composición de una obra consiste en establecer frases como la más pequeña y simple unidad de una secuencia danzada, donde puede haber o no, un inicio, un medio y un final. Pero el sentido de lo narrativo en la frase, vendría en su modo de articular la integración de movimientos individuales, que en sí mismos, contienen significaciones, más allá de la forma. Así diríamos que no existe un vocabulario de pasos previos, sino que se crean movimientos conformes a los acontecimientos que se quieren expresar. Por otro lado, las frases resultan unidades de movimiento, cuyo encadenamiento sirve en la construcción o puesta en presencia de un propósito discursivo más o menos evidente.

Se presume entonces que, en una pieza de danza moderna/contemporánea, el planteamiento inicial del coreógrafo, su propuesta de movimientos “originales” que serán trabajados en el proceso sucesivo de construcción y búsqueda de una narratividad más ajustada a la idea, al concepto; el encadenamiento frase por frase, hasta llegar al detalle de los gestos, completamente en función a lo que se desee expresar, constituirá el leitmotiv del hecho creativo. Pero sabemos que, de un tiempo a esta parte, esos presupuestos han sido derrumbados por la propia práctica investigativa/creativa de las prácticas corporales asociadas a “lo danzario”.

“…allí donde el cuerpo danzante está escribiendo-bailando-narrando en libertad, allí y solo ahí, escribe las metáforas”.

De ahí que se nos hace necesario amplificar y actualizar referentes y modos de investigación, análisis y recepción, para llegar a la escritura comprometida de/con las narrativas del danzar en el siglo XXI.

Para danzar/narrar en solución, oportuno que nuestro 2025 y más allá de los tantos modos posibles que pudiera ser la danza, en la corporeidad dinámica que experimenta el tiempo y el espacio a través de la intensidad, el juego, la demanda, la escucha y el sentido; y en el propio cuerpo danzante para devolverse más operativo en el andamiaje de hazañas delineadas por la coreografía, tendrá que expandir cada vez más sus posibilidades expresivas, asociativas, performativas. Y aun cuando la práctica dancística continúe bajo el paradigma del performance físico como axioma de un cuerpo en juego, no debemos olvidar que, literatura, pintura, música, teatro, nuevas tecnologías, por medio, allí donde el cuerpo danzante está escribiendo-bailando-narrando en libertad, allí y solo ahí, escribe las metáforas.

El célebre Cascanueces que sirviera de pórtico al 2025 nos asegura que el cuerpo nunca olvidará que no es pensamiento antes del movimiento; siendo el movimiento quien despliega un pensamiento del/en/sobre el cuerpo. Y de ahí un nuevo año para que narrar/danzar no deje de ser sintaxis, camino y porfía de literaturas de aquí y de otros lares.

 


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Noel Bonilla-Chongo


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