viernes, 29 de marzo de 2024

El hombre de la Luna (+audio y fotos)

Cuba no solo es el país que lo acogió. Ahora también es su Patria...

Jessica Mesa Duarte en Exclusivo 11/08/2020
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Médicos-Arabos
Médicos del municipio matancero de Los Arabos. (Cortesía del entrevistado).

Mohamed Nidhar Alí Aboudou siempre quiso ser médico; sin embargo, cumplir ese deseo estaba más cerca de la utopía que de la realidad en un país donde solo las posibilidades financieras y pertenecer a una familia importante te abren los caminos, te permiten soñar en grande.

Si cuando tenía quince años alguien se hubiera atrevido a vaticinar el futuro del joven, hijo de una familia humilde de Islas Comores, sencillamente sería tildado de loco. Pero la vida cambiaría radicalmente para este muchacho sencillo, agradecido y de palabra fácil a quien le apasionan la Medicina y la política.

Cuba le devolvió la esperanza y la fe en ser humano. Aquí también vivió una de las experiencias más impactantes de sus 31 años.

— ¿Qué relación te unió a Cuba? ¿Cómo llegas aquí?

— Soy un producto del entendimiento y de las relaciones entre mi país y Cuba. Gracias a un acuerdo de integración académica que abarcaba carreras como Deportes y Farmacología entre mi país, Islas Comores y Cuba, pude optar por una beca para estudiar Medicina aquí.

Lo primero fue aprender español. Durante un año los estudiantes no hispanohablantes pasamos un curso donde estudiamos el idioma y las materias básicas de la Medicina. Esa primera parte de mi preparación fue en La Habana, luego me enviaron a Cienfuegos donde me gradué el año pasado.

Después solicité hacer la especialidad en Medicina General Integral, me aceptaron y me ofrecieron trasladarme a Matanzas porque en Cienfuegos no había plazas.  Al llegar a acá me transfirieron a este municipio, Los Arabos, para terminar la especialidad.

— Desde finales de enero trabajas en un consultorio del médico de la familia en el consejo popular Macagua, en el municipio matancero de Los Arabos.

— Desde finales de enero trabajas en un consultorio del médico de la familia en el consejo popular Macagua, en el municipio matancero de Los Arabos. ¿Cómo te ha beneficiado el contacto directo con los pacientes?

— Al principio no fue fácil. Al llegar a un lugar nuevo uno se siente extraño para las personas y ellos también son extraños para uno. Fue complicado pero no tomó mucho tiempo conocernos y aceptarnos.

Establecimos una amistad que fluye bastante bien en cuanto al trabajo y a la convivencia. No es perfecto, pero me complace mucho porque la población, el trabajo y el ambiente son geniales. Todos me han abierto los brazos. No me he arrepentido ni un minuto de estar aquí.

— ¿Qué experiencias atesoras de tu preparación como médico? ¿Cómo se diferencia esa etapa a la que vives hoy con los pacientes?

—Existe una brecha entre ser estudiar Medicina y obtener el título. Desde el primer año de la carrera tenemos la oportunidad de practicar, lo que es un punto a favor de la preparación de los estudiantes por el contacto directo que establecen con los pacientes al evaluarlos, examinarlos, interactuar con ellos. De esa manera se combina teoría y práctica.

Concluir el sexto año implica un poco más de responsabilidad porque ya no tendrás al lado al profesor guiándote, explicándote las mejores opciones, corrigiendo tus equivocaciones, indicando el medicamento más útil para cada afección, como antes ocurría. Eres solo tú con el paciente.

Ningún médico sabe todo, la Medicina es un campo en el cual hay que estudiar a diario. No llevo mucho tiempo ejerciendo esta profesión pero he aprendido bastante en cuanto a mi función ante el paciente. Ese contacto me ha abierto otras formas de ver la Medicina, con más rigor y confianza en mí mismo. Eso es una de las cosas que más he adquirido hasta este momento.

—La pandemia de la Covid- 19 ha afectado a toda la población a nivel global. Para ti significó además una difícil prueba. ¿Por qué?

—Cuando en Cuba aparecieron los primeros casos positivos fueron días muy difíciles. En el mundo entero existía mucha inexperiencia por una enfermedad con la que nunca había lidiado. Todavía estaba esperando despertarse.

Yo, como todos, también tuve ese miedo: temía por mí y por mis pacientes. No tenía muchas respuestas a sus interrogantes pero intenté tranquilizarlos porque el médico siempre tiene que dar lo mejor de sí para que, a través de él, los pacientes se sientan seguros, protegidos. Esa es mi función.

Unos días después me llegó una oportunidad increíble. Estaba en mi consultorio y me llamó la Jefa del Grupo Básico de Trabajo para proponerme prestar servicios en el centro de aislamiento de la Universidad de Matanzas. Me explicó que no era obligatorio, que podía escoger. Nunca imaginé que podría sucederme algo así

Solo me preocupaba el bienestar de los pacientes que estaban bajo mi cuidado en Macagua, pero ella me aseguró que mandarían a un colega a mi consultorio para remplazarme. Le respondí que para eso me hice médico, que podía contar conmigo para garantizar el bienestar de las personas. Ese era mi deber en ese momento.

— ¿Cómo valoras la experiencia de tratar con casos sospechosos de la COVID- 19?

—Fue explosivo y muy interesante en todos los sentidos el periodo que me mantuve en el centro de aislamiento. Me di cuenta de la importancia del sistema de salud cubano, la forma en que los procesos se organizan. Todo está programado para el bienestar del paciente y de todos los demás. Es único, al menos en mi país no ocurre así y estoy bastante seguro de que son pocas las naciones que cuentan con esa fortaleza.

He visto que cada persona aquí tiene su función y todos se complementan, nadie es más importante que el otro. He visto cómo se toman su trabajo en serio. He visto estudiantes universitarios y trabajadores de diferentes sectores que se han sumado a apoyarnos, enfermeras y médicos.

La forma en que vi a la gente trabajando allí me impactó. Casi nadie conocía a los demás con los que compartía la experiencia, pero se logró de manera increíblemente rápida el entendimiento, la complementación.

Otro punto es la amistad que he forjado con las personas que coincidieron conmigo esos 14 días de labor y luego catorce más en cuarentena. Aprendí muchísimo de todos ellos. Quien fue para allá y quien volvió fueron dos personas diferentes.

Si me preguntas si lo volvería a hacer, sin titubear te digo que estoy convencido de que lo haría. Me siento muy privilegiado y agradecido de estar en Cuba y de esta maravillosa experiencia.

—Las personas suelen manifestar de maneras muy diversas su relación con el estrés, con las emociones… ¿Qué pudiste percibir en los pacientes que ingresaron en el centro de aislamiento?

—No está mal sentir miedo porque te hace más cuidadoso y responsable. Sentí el miedo de muchas de las personas que ingresaban en el centro. Estando allá hubo tres pacientes con los que tuve contacto directo y luego salieron positivos.

El día que vinieron para dar el resultado es escalofriante. Por la manera en que se conducían los profesionales de epidemiología ya sabíamos si los resultados eran favorables o no. En ese momento todos se preguntaban quiénes estaban contagiados, si habían tenido contacto con esa persona en algún momento.

A pesar de las preocupaciones nunca vi a ninguno de mis colegas con el ánimo bajo, al contrario, se volvían más fuertes y siempre estuvieron al lado de sus pacientes.

—En situaciones complejas como esta no es raro que afloren miedos, incertidumbres. Siendo médico y estando tan lejos de tu familia, ¿cómo has manejado las preocupaciones que te imponen la distancia y el peligro que significa esta pandemia?

—Cuando yo era más pequeño mis hermanos y primos salieron del país a estudiar. Fui testigo de las preocupaciones que vivía mi familia cada vez que ellos llamaban o cuando llegaban noticias suyas. Es innato en las personas preocuparse en demasía cuando tienes a un ser querido a miles de kilómetros de distancia.

Me comunico con bastante frecuencia con mi familia pero en aquel momento decidí no decirles exactamente dónde estaba trabajando hasta después que regresé del centro de aislamiento. Creí que si les explicaba que estaba en contacto directo con pacientes sospechosos sería difícil para ellos entender.

—Ya cumpliste uno de los principales propósitos de tu vida: ser médico. Desde este momento, ¿qué escribirán en las páginas en blanco de tu vida? ¿Qué retos te acompañarán en lo adelante?

La Medicina fue un sueño que siempre estuvo bastante lejos para mí. Cuando era adolescente si alguien me hubiera dicho que iba a estudiar esta carrera no lo hubiera creído porque en mi país esta es una oportunidad que se reserva a las familias pudientes e influyentes.

Para mi felicidad ese sueño hoy es una realidad aquí, pero persisten otros deseos que también alimenté desde chiquito. Hay bastantes cosas que quisiera hacer, bastante que quisiera dar de mí por mi familia y por mi país en agradecimiento por esta oportunidad.

—Si pudieras expresar lo que ha representado y representa para ti tu patria adoptiva, ¿cómo la definirías?

—Es el país ideal, aun con sus problemáticas. Islas Comores obtuvo su independencia en 1975; sin embargo, no ha logrado tener ni la cuarta parte de los logros que ha conquistado Cuba.

¡Esta Isla ha tenido tanto que superar! Cuando veo lo que ha alcanzado me pregunto si los cubanos estarán hechos de otro ADN porque cualquier país que pase por lo que ha sufrido este no creo que llegue donde ha llegado Cuba.

No es una situación que afecte solo a un sector social sino que involucra a todo el pueblo. Es una lástima porque nadie merece sufrir tanto, nadie debe estar en este tipo de condición por tanto tiempo de forma injusta a causa de una potencia. Para mí el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba es el crimen más espantoso que se ha cometido en el mundo entero.

A pesar de todo eso, Cuba se muestra valiente y ante cada adversidad se enfrenta con coraje y devuelve una lección de humanidad, fortaleza y grandeza. Es ese pequeño gigante, ese David frente a Goliat.

Esta nación antillana tiene todo mi respeto, representa una enseñanza y un ejemplo para mí y, creo yo, para el mundo entero. Es todo lo que alguien pudiera soñar, anhelar y querer como país. Cuba es todo lo que hubiera querido que pudiera ser mi país algún día.


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Jessica Mesa Duarte

Periodista y escritora de guiones radiales.

Se han publicado 3 comentarios


Rosario I Gutiérrez Castro
 13/12/20 23:38

Fui profesora de Nidhar, en la Universidad de cienfuegos, como persona es sencillo, modesto, respetuoso,, fue buen estudiante,,estudioso, y perseverante, y estoy segura que tendrá éxitos en su carrera.

Jessica
 17/8/20 23:35

en realidad, quien pueda conversar con Nidhar se da cuenta de que es una persona especial: entregado a su trabajo, preocupado por la familia, los pacientes y amigos, respetuoso y sobre todo que ama a Cuba...solo con eso se ganó mi respeto en poco más de una hora de conversación. Los Arabos tiene el privilegio de contar con un doctor como él

Mary
 13/8/20 18:59

En la mañana de hoy se hizo referencia a esta entrevista en la entrega de guardia matutina de nuestro policlinico y se resaltaron los valores del Dr Nidal quien es muy querido en su Cconsultorio en el poblado de Macagua Municipio Los Arabos.

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