Antes de abordar el tema de hoy, agradecemos a quienes tras leer las dos partes iniciales de esta serie, hicieron llegar sus criterios, entre los cuales están que para no perder tiempo, abandonan el grupo de WhatsApp o cualquier otra plataforma si notan que los contenidos no les interesan.
Otra opinión es que antes de salir del espacio, tratan de detectar a los que hacen buen uso del medio y los contactan privadamente para proponerles crear otro grupo en el cual no le dan participación a quienes comprobaron que entorpecen el intercambio.
También dicen que si los incluyen en algún grupo sin antes haber recibido una explicación para invitarlo, de inmediato lo abandonan, y si crean alguno, solicitan autorización para incluir a alguien de quien escuchan opiniones.
Sin dudas, los mismos problemas que padecemos en la vida real y que no están resueltos, existen en el ciberespacio, lo cual es consecuencia lógica de que somos los humanos sus creadores mediante las nuevas tecnologías.
- Consulte además: Para matar grupos de WhatsApp (I parte)
Hay quienes actúan de mala fe, y eso siempre ha existido hasta ahora, pero no siempre es así, pues también existen personas cuya formación los lleva a actuar de manera irrespetuosa hacia las normas de convivencia en cualquier dimensión.
Esos procedimientos torcidos obedecen a muchos motivos, pero abordaremos varios que tienen caldo de cultivo en las actuales condiciones cubanas de limitaciones sobre las cuales la inmensa mayoría quiere saber
Hay quienes “corren bolas” lo mismo en la cola de la bodega que en un grupo en Internet y, repetimos, no necesariamente con malas intenciones, pues hasta dejándose llevar por sus deseos, interpretan a su conveniencia la mejor elaborada información.
Y cuando se dice conveniencia, es lo mismo por querer que la situación sea solucionada y dan interpretación triunfalista, o movida por miedos y sufrimientos acumulados y entonces inventan situaciones y pronósticos peores.
Estos casos no siempre obedecen a falta de información sobre las causas, pues malas experiencias anteriores o los efectos de incertidumbres durante tiempo prolongado, influyen en los ánimos y obstruyen la capacidad de razonamiento.
- Consulte además: Para matar grupos de WhatsApp (II parte)
Hay de todo, pero lo cierto es que bajo esos efectos, hasta en un grupo creado para intercambiar sobre fórmulas químicas son capaces de reenviar, reenviar y reenviar mensajes de otras materias hasta que el propio WhatsApp advierte: “reenviado muchas veces”.
En una charla estando físicamente presentes hay quienes sin respetar las creencias religiosas del prójimo, expresan las más ofensivas palabras, al igual que con total irrespeto a la libertad de pensamiento irrumpen con las más groseras y repugnantes agresiones políticas.
Pues también en los espacios de las redes sociales hacen lo mismo, por lo cual no se trata de algo que para solucionar únicamente a nivel del ámbito digital, sino que es una cultura de la comunicación que se requiere formar en un aprendizaje interminable desde el nacimiento.
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