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martes, 24 de diciembre de 2024

Por una sonrisa

Creado en 2016, este proyecto salió del seno del Movimiento Juvenil Martiano, para aliviar la situación de niños, adolescentes y jóvenes hospitalizados, huérfanos, con situaciones familiares complejas o con discapacidades físico motoras..

Reynaldo Zaldívar en Exclusivo 24/12/2024
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Por una sonrisa
Proyecto pensado para atender las dolencias de la sociedad, surgido en el año 2016 del seno del Movimiento Juvenil Martiano.

Las crisis económico-sociales que ha afectado a la humanidad tienen un impacto profundo en la subjetividad de los jóvenes, transformando el sentido que adquiere su existencia. Para unos es muy común cuestionarse su verdadera función o utilidad dentro de la comunidad; para otros la crisis es un llamado a la acción, conscientes de que su actitud individual afectará de manera positiva la totalidad del conjunto.

Los jóvenes representan un recurso fundamental para el desarrollo de cualquier país. Su conexión con los proyectos sociales son una herramienta imprescindible para asegurar la estabilidad económica, política y espiritual. El efecto contrario es igualmente poderoso: cuando las nuevas generaciones se desconectan de los proyectos colectivos, surge un efecto en cadena que incide directamente en el colapso de la sociedad.

Por si fuera poco, el mundo moderno agrupa valores de referencia que no siempre son los más positivos. En lugar de encontrar modelos a seguir que fomenten un compromiso social profundo, muchos se ven atrapados en una cultura superficial que prioriza el éxito material sobre el bienestar colectivo.

José Martí anticipó que el pueblo cubano necesitaba emprender un auténtico proceso de transformación que eliminara los vicios y prejuicios que aún persistían en la conciencia colectiva. Era necesario establecer normas morales en la sociedad para allanar el camino hacia una patria próspera y digna.

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Estas normas encontraron su auge con el triunfo de la Revolución cubana, donde se le dio protagonismo al trabajo comunitario. La suma de las fuerzas de cada individuo daba como resultado un país de todos, con todos, y para el beneficio de todos.

Martí salía de su cansada posición de busto y se adentraba en el alma de los cubanos, que fundamentaban en su enseñanza el constructo de la nueva sociedad. Esta atendería con cuidado a las masas, principalmente las que sufrían las dolencias por las enfermedades y la vejez.

A lo largo del proceso revolucionario cubano han surgido disímiles proyectos pensados para atender las dolencias de la sociedad. Uno de estos proyectos salió en el año 2016 del seno del Movimiento Juvenil Martiano para aliviar la situación de niños, adolescentes y jóvenes hospitalizados, huérfanos, con situaciones familiares complejas o con discapacidades físico motoras. Además, extendió su accionar a los ancianos y al personal recluido en centros penitenciarios.

Usando el eslogan “Por una sonrisa”, el proyecto ha reforzado el trabajo que el gobierno ha venido haciendo a favor de las masas, pero situando a los jóvenes como protagonistas del accionar.

 “El epicentro del proyecto es la búsqueda de una sonrisa”, comentó Yusuam Palacios, uno de los fundadores. “Es aliviar a las personas que, a pesar de alguna dolencia, siguen apostando por la vida, siguen apostando por sonreir”, agregó, mientras relataba las razones que habían motivado a los miembros de la organización a crear el proyecto: “El obrar humanamente allí donde tenemos la patria más cercana, donde hemos nacido, donde nos desarrollamos, en ese amor al otro, ese respeto a los derechos que tienen los demás a la búsqueda continua de ser feliz”.

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“Distingue al Movimiento Juvenil Martiano hacer algo bueno, cada día, en nombre de Martí, en nombre de todos los martianos, en nombre de los que profesamos la filosofía martiana, la fe en el mejoramiento humano, en la utilidad de la virtud, en la vida futura, en la búsqueda continua de la idea del bien”, expresó Palacio.

Al respecto, Elaine Cruz Cobas, miembro del Ejecutivo Nacional del MJM comentó: “La Revolución se hace en el accionar cotidiano a favor de los demás, en el vínculo sostenido con las comunidades. Los jóvenes hemos de sentirnos responsables de lo que sucede a nuestro alrededor e incidir en su transformación”

Para Elena Gutiérrez la sonrisa de su hija, hospitalizada a causa del dengue, fue “un alivio a toda prisa”. Y es que la pequeña, que cumplió años estando en el hospital, pudo celebrarlo gracias a que “aparecieron esos muchachos vestidos de payasos y transformaron la sala en un abrir y cerrar de ojos. Nunca tendré manera de pagarles la felicidad de mi niña ese día”, comentó.

“Ser útiles y buenos es tarea de grandes. Compartir te pone inmensa el alma, te sitúa del lado de los que aman y fundan”, expresó Roynel Reyes Ávila, presidente del MJM en la provincia de Las Tunas. Para José Miguel García, presidente de la organización juvenil en Villa Clara, es significativo como este accionar contribuye a la formación de una sociedad en constante preocupación por los demás. Y esto, sin dudas, fortalece el humanismo tan necesario hoy, como lo será mañana.

Ver a los recluidos en centros penitenciarios como hombres y mujeres que tienen derecho a rehacer su conducta social, ha permitido llegarles con este proyecto. Ellos también tienen derecho a sonreír. Es notable el cambio positivo que puede asumir un ser humano que se siente protegido por un grupo de personas. Y más cuando ese grupo posee la fortaleza ideológica que asigna el estudio del pensamiento martiano.

“El proyecto es el resultado de la búsqueda constante del amor y la inclusión. Es unirnos en cuerpo y alma como país”, aseguró Thailin Machado Pérez, miembro del MJM en Camagüey. Y con respecto a una sociedad inclusiva, José Martí escribió: “Dígase hombre y ya se dicen todos sus derechos”.

Una organización que fundamenta su accionar en la búsqueda de la felicidad como materia prima para la construcción de un presente digno y equitativo necesita multiplicarse y prevalecer. Comunidades apartadas, centros escolares y penitenciarios, hogares de ancianos y hospitales dan testimonio de la responsabilidad con la que estos jóvenes asumen su compromiso para con la sociedad. “Se es bueno porque sí; y porque allá dentro se siente como un gusto tremendo cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil”, sentenciaría Martí.

 

 


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Reynaldo Zaldívar

Escritor y martiano. Papá de Salma.


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