Por el ordenamiento territorial a escala de barrio

El objetivo número 11 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobado en 2015 por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas propone que los gobiernos, instituciones y empresas trabajen en aras de que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles

A tono con la atención a las comunidades vulnerables que se comenzó a llevar a cabo en nuetro país en medio de la pandemia de la COVID-19, el 30 de octubre de 2021, el Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (Inotu) lanzó la campaña nacional “Transformando la ciudad que amamos”, en el Centro Cultural La Plaza de 31 y 2, en el habanero barrio La Timba.

En declaraciones exclusivas a la revista Cubahora, la arquitecta Ibis Menéndez-Cuesta González, subdirectora general de planeamiento del Inotu señaló que la campaña persigue transformar barrios degradados, precarios e informales a través de la reanimación urbanística, en correspondencia con la actualización del modelo económico y social cubano.

Según la arquitecta, la transformación de los barrios tiene que hacerse a partir de los estudios de planeamiento que existen sobre la zona. De no ser así se deben estudiar cuáles son las soluciones más factibles.

En todos los casos se procuró que las personas identificaran sus problemas y plantearan qué era lo prioritario para la comunidad, apuntó la especialista y puntualizó que desde la parte técnica los organismos son los encargados de conducir y materializar esos procesos.

Al decir de la especialista, La Timba y El Fanguito, ambos en el municipio Plaza de la Revolución, son dos de los barrios donde más se ha trabajado. Acotó que se establecieron indicadores para poder evaluar la campaña y en el venidero Octubre Urbano se deben premiar aquellos barrios que se han destacado en la transformación de su entorno.

LA LEY Y EL ORDEN URBANO

La subdirectora general de planeamiento del Inotu, explicó que las regulaciones contemplan, de manera general, la preservación de jardines, espacios públicos, la carta de color de los inmuebles, las líneas de fachada, los límites de propiedad y altura de cada espacio, entre otros aspectos que van cambiando en dependencia de las características de la urbanización.

“Desgraciadamente, no se cumplen siempre. Hay muchas violaciones en el país y ese es el llamado que hacemos a seguir elevando la cultura urbanística de nuestros ciudadanos”, alertó.

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El Vedado tradicional tiene regulaciones específicas en cuanto a los jardines y los tamaños de las parcelas. En el caso de La Timba, el jardín es una condicional, al menos general, de esa zona.

Especificó que en algunas áreas lo que se hace es preservar lo construido y tratar de que lo nuevo replique ciertos códigos para que esa tipología constructiva se mantenga y perdure porque el lugar tiene altísimos valores, como es El Vedado, La Habana Vieja y el resto de las zonas patrimoniales.

En otras zonas no han nada que conservar, confesó. “Lo que se procura es ir hacia un futuro deseado que no tiene nada que ver con lo existente. Por eso algunas personas se preguntan por qué construir un jardín si ninguna casa lo tiene pero el proyecto que se aprobó lo contempla”.

UNA MIRADA A LOS PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES

La arquitecta advirtió que en Plaza de la Revolución se han realizado Estudios de peligros, vulnerabilidad y riesgos. Además se entrevistaron a los vecinos que viven en El Fanguito cerca de las márgenes del río Almendares.

Para la arquitecta Ibis Menéndez-Cuesta González la transformación de los barrios tiene que hacerse a partir de los estudios de planeamiento que existen sobre la zona (Foto: De la autora).

Dijo que el estudio de planeamiento contempló una franja de protección de 50 metros para que se ubiquen las viviendas, aunque en el caso de las normas cubanas se han establecido, por lo general, distancias de 15 o 20 metros, en dependencia de las categorías de los ríos.

Reconoció que por problemas económicos no se pueden mudar, a la vez, a todos los vecinos afectados y el proceso se realiza por etapas, de manera progresiva. A veces, debido a indisciplinas de la población, aumenta el número de personas a mover porque una vez que se ha terminado el estudio aparecen nuevas viviendas informales construidas por quienes quieren seguir asentados en el lugar.

POR UNA MAYOR PARTICIPACIÓN DE TODOS LOS ACTORES SOCIALES

La Campaña nacional “Transformando la ciudad que amamos”, hace hincapié en que todos los habitantes de los barrios pueden sumarse, de manera voluntaria, a las transformación de su entorno desde diferentes ramas del saber, incluidos los artistas, artesanos y arquitectos.

“No hay ninguna limitación para que los arquitectos opinemos sobre el trabajo en los barrios. Vivo en el municipio de Regla y como ciudadana cubana le di mis consideraciones a la presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular”.

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Puso como ejemplo el caso de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas donde un grupo de arquitectos, liderado por el Doctor en Ciencias, Andrés Olivera Ranero, están trabajando en la implementación y facilitación de la Nueva Agenda Urbana en los entornos locales, a través de un proyecto de colaboración internacional. “La voz de ese arquitecto se escucha en el barrio. Se ha ganado un espacio”, destacó.

En La Habana, los arquitectos han participado en proyectos como el del Centro Cultural La Manigua, en la reanimación de parques, en intervenciones que se hicieron de manera espontánea y se han ido rectificando con los criterios de profesionales, concluyó.