A kilómetros se podía apreciar la humareda violeta que expulsaba la fábrica textil Cotton, en Nueva York. Era el 8 de marzo de 1908 y las mujeres que allí trabajaban habían reclamado sus derechos a recibir un salario justo y a laborar en condiciones favorables.
Lejos de conseguir ser atendidas por la alta dirección de la empresa —cargos ocupados por hombres—, las féminas solo obtuvieron como respuesta un bombardeo a la fábrica con ellas dentro. Murieron en ese entonces más de un centenar, y hasta hoy se desconoce la cifra exacta de las que han perecido en la batalla contra la discriminación y los recelos machistas.
Esta no sería la primera vez que las mujeres exigiesen sus derechos como trabajadoras, ni tampoco dejarían de perder la vida en la lucha por su autonomía, contra las formas de opresión de género y en pos de la reivindicación de la libertad y el trato que, como ser humano igual al hombre, les corresponde. Estos hechos se repetirían una y otra vez, pero tampoco sesgaría la contienda por un futuro igualitario.
Luego, en 1910, la activista alemana Clara Zetkin propuso, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que se escogiese la fecha para celebrar a la mujer trabajadora, festejos que comenzaron a realizarse en varios países al año siguiente.
Cuando en 1972 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, ya ese sector de la sociedad había protagonizado a nivel mundial una reconocida contienda que poco a poco ha hecho posible alcanzar varias conquistas.
POR LAS MUJERES… HABLAN LAS CIFRAS
Actualmente, a nivel mundial, las mujeres han conseguido que su voz sea escuchada por los gobiernos, instituciones, proyectos y organismos de varias naciones.
En el pasado año, durante la celebración del vigesimoquinto aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, de 1995, un total de 189 países se comprometieron con la igualdad de derechos y oportunidad para las mujeres y las niñas, al firmar la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.
Al cierre del 2020, un informe anual de la ONU arrojó que unos 660 millones de personas actúan hoy desde las redes sociales en pos de la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas, entre ellas varias figuras de renombre en distintos ámbitos.
Por otra parte, los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 se han convertido en el primer certamen de este tipo en ser igualitario en materia de género, con una participación de mujeres deportistas de casi el 49 %, según datos del sitio Web de ONU Mujeres.
No obstante, en muchos otros aspectos de la vida estas han sido subvaloradas y urge su reconocimiento para que sean tomadas en cuenta a la hora de dictar políticas sociales.
Aunque las mujeres lideran numerosos movimientos proambientalistas, siguen siendo los hombres los que ocupan el 67 % de los puestos decisores en ese sentido.
Asimismo, las féminas alcanzan a asumir tan solo el 25 % de los escaños parlamentarios nacionales y, a partir de cifras arrojadas por 133 países, representan solo el 36 % de los cargos electos de los órganos locales de deliberación.
Revela ese espacio virtual que, tras un análisis a películas populares efectuado en 11 países, el 31 % de los papeles con diálogo corresponden a mujeres y únicamente en el 23 % de los filmes, son estas las que han alcanzado el rol protagónico. Entretanto, el 24 % de las personas sobre las que leemos, oímos o vemos en los medios de difusión, son mujeres.
Resalta también que las féminas representan el 70 % del personal sanitario y de cuidados sociales, sin embargo, se posicionan solo en el 30 % de los puestos dirigentes en el sector sanitario a nivel global. Al respecto, ONU Mujeres ha manifestado que en la cobertura mundial hecha en torno a la COVID-19, tan solo una de cada cinco fuentes consultadas es mujer.
Que las mujeres no estén representadas en la toma de decisiones públicas, solo conlleva a que las políticas no reflejen sus necesidades. Esas cifras nos permiten sostener que el 8 de marzo está lejos aún de ser un día de festejos. Se trata realmente de una fecha de reclamo de los derechos de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la sociedad, de empoderarlas. Es un espacio para concienciar y cambiar percepciones, defender la igualdad, denunciar el sexismo y la violencia contra las mujeres y proclamar su inclusión.
De ahí que el lema que la ONU ha anunciado para representar a la fecha en este 2021 es una bala directa a los obstáculos y personas que persisten en discriminar y violentar los derechos de las mujeres, en una sociedad donde son ellas un eslabón crucial para el desarrollo, más cuando a nivel mundial, son las féminas las que se encuentran al frente del enfrentamiento a la pandemia. “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la COVID-19”.
MIENTRAS TANTO, EN CUBA
En Cuba, después del triunfo del primero de enero de 1959, ha crecido considerablemente el protagonismo femenino en las tareas de desarrollo de la nación.
“Para las cubanas, la Revolución, en sí misma, es nuestro principal programa de igualdad, porque creó las políticas dirigidas a lograr el empoderamiento en toda la sociedad y la igualdad de condiciones para mujeres y hombres”, expresó recientemente Teresa Amarelle Boué, miembro del Buró Político del Partido y secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Hoy Cuba cuenta con unas 4 400 000. Es decir, las mujeres cubanas poseen una organización social y de masas que las representa en todas las esferas y a todos los niveles, ellas representan el 49 % de la fuerza laboral en el sector estatal.
Además, nuestras féminas son el 53% del personal de la ciencia, la tecnología y la innovación. Al cierre del 2019 se posicionaban como el 68 % de los investigadores y el 53, 22 % en los escaños de la Asamblea Nacional.
Que aún restan disímiles desafíos para las mujeres en la lucha por la igualdad, contra la discriminación, las injusticias y la violencia, es cierto. No obstante, es innegable que en Cuba se están produciendo notables cambios. Cada vez mayores, en ese rumbo, un camino que direccionaron Vilma, Celia y Fidel.
Ejemplo de ello es el Programa Nacional para el Adelanto de Mujeres, que se propone promover el avance de las mujeres y la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades, refrendadas en nuestra Constitución. También pretende hacer hincapié —para luego eliminarlos— en los factores objetivos y subjetivos de expresiones de discriminación que persisten en la sociedad cubana y que obstaculizan un resultado más amplio en lo económico, político, social y familiar.
Surge este Programa con el fin de integrar en un solo documento acciones que se correspondan con los principios y premisas reconocidos en nuestra Constitución y el nuevo escenario de actualización del modelo económico y social, así como con los compromisos internacionales que en ese sentido ha contraído el país.
Con él se prevé enfrentar los obstáculos que persisten con relación a la igualdad de género; promover las acciones educativas, formativas y de divulgación desde tempranas edades, a través de la inserción de temas de género en los planes de estudio de todos los niveles de enseñanza. Además, busca fomentar el debate al respecto en las familias, comunidades, medios de comunicación, centros laborales.
Entonces, en este 2021 reconozcan nuestra lucha y acompáñennos en ella, a nuestro lado, para no permitir que se desvanezcan los derechos conquistados y alcanzar nuevas victorias.
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