Cuando Lisandra decidió ser madre no imaginó que un año después una pandemia le cambiaría la vida, y por tanto, la maternidad. Entonces, a la lista de responsabilidades que la sociedad le había dictado a una madre primeriza, agregaba ahora evitar el contagio de su hija.
Temió por aquella primera fiebre cuando comenzaron a romper los dientes; por aquella primera tos cuando cambió el tiempo; y se cuestionó, una y otra vez, si su hija iba lo suficientemente protegida a las consultas de rutina. Aquello no era el fin del mundo, pero para ella supuso la ruptura del que había imaginado y planificado para educar.
Desde los inicios de la COVID-19 en Cuba las mujeres embarazadas y puérperas constituyen una población de riesgo porque tienen una susceptibilidad importante por los cambios en su anatomía y su fisiología, que la hacen ser más susceptible y, por tanto, son más propensas a desarrollar complicaciones. Por ello el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) garantiza a todas sus gestantes la atención prenatal y se mantiene el seguimiento, extremando la prevención ante el virus, tanto para pacientes como para los trabajadores de la Salud.
Al respecto, la doctora Noemí Doris Causa Palma, directora del PAMI, ha explicado su funcionamiento durante este período. “Lo establecido metodológicamente son diez consultas durante todo el embarazo, aunque si se determina que la gestante presenta un elevado riesgo, estas se incrementan en frecuencia, y se le garantiza que sea vista por especialistas de la Atención Primaria y Secundaria de Salud”.
En relación con el cuidado que se ofrece a las gestantes hipertensas, diabéticas o con otros riesgos, explicó que el seguimiento es el determinado en la guía de actuación vigente y los protocolos de trabajo, y una vez diagnosticado el embarazo, se establecen consultas especializadas en los hospitales provinciales por expertos dedicados al tratamiento de esas afecciones.
En el caso que una embarazada sea contagiada con la COVID-19, la atención de la paciente obstétrica y puérpera está enmarcada en el protocolo nacional para la prevención, atención y seguimiento de los pacientes con esa enfermedad, puntualizó.
- Consulte además: COVID-19: Los pacientes pediátricos también son vulnerables
ATENCIÓN DURANTE EL PARTO
Rouslyn supo que volvería a ser madre durante la primera cuarentena. Estuvo pendiente todo el tiempo de las noticias, buscó en Google y se documentó sobre los riesgos que corría una mujer embarazada en estas condiciones epidemiológicas. Ejercer la maternidad por segunda vez no te libra, como pocos puedan imaginar, de los temores que sentiste un día en una sala de parto. Por tanto, las dosis de desasosiego aumentaron en condiciones para nada normales.
En los protocolos sanitarios cubanos hay un especial énfasis en la atención a la población materno infantil, con sus especificidades que van desde la prevención hasta el tratamiento y el manejo de las convalecientes en la atención primaria de salud.
Infografía: Liz Armas Pedraza/Cubahora (Datos: MINSAP)
La doctora Mercedes Piloto Padrón, especialista del Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), ha referido que hasta la fecha se ha tenido reportes de algunas pacientes que han llegado en una condición de grave o crítica a las instituciones de salud y, por tanto, fueron tardíamente a recibir atención médica, por lo que es necesario, ante cualquier sintomatología respiratoria, acudir al médico.
Igualmente, se han reportado un total de 19 partos con mujeres que han estado positivas a esta enfermedad, y de ellos, 10 han sido por cesáreas y nueve por parto natural.
En el caso de la operación cesárea para la terminación de un embarazo, señaló Piloto Padrón, esta se realiza por indicación desde el punto de vista ginecobstétrico, no por las afectaciones relacionadas por la COVID-19, a no ser que la paciente manifieste un empeoramiento y se tenga que terminar el embarazo por una vía más rápida.
De acuerdo con la especialista, no existe evidencia científica de que haya una transmisión vertical de madre a hijo durante el embarazo. Hasta entonces se confirma como única vía de transmisión a través de las microgotas, por lo que manera en que pudiera contagiarse el bebé es si su madre, enferma con la COVID-19, una vez que nazca lo bese.
Sobre la lactancia materna la Doctora detalló que no se suspende, sino que se toman medidas sanitarias para evitar transmitir el virus al bebé. La OMS recomienda el uso de mascarillas mientras se amamanta, lavarse las manos antes y después de tocar al bebé y limpiar y desinfectar de manera rutinaria las superficies donde se alimente al recién nacido.
A pesar de todas las medidas dispuestas por las autoridades sanitarias, con el aumento de la incidencia de la COVID-19 en el territorio nacional, también ha incrementado el número de embarazadas y puérperas con SARS-CoV-2, lo cual ha hecho saltar las alarmas del Sistema Nacional de Salud. Por tanto, se hace necesario incrementar la prevención con las mismas medidas orientadas a toda la población: higiene personal, el distanciamiento social, evitar las salidas innecesarias del hogar, así como el uso correcto del nasobuco.
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