Por supuesto, hay hombres feministas en Cuba. Ellos manifiestan su desacuerdo con el machismo que invisibiliza, minimiza y subordina a la mitad de la especie humana (las mujeres). Esta postura supone, asimismo, su propia liberación, sobre todo en el plano de la expresión de emociones y sentimientos.
El máster en Estudios de Género, Yonnier Angulo Rodríguez, es uno de ellos. Con 28 años recién cumplidos, este joven investigador capitalino recuerda que tuvo su primer acercamiento a los estudios de masculinidades y otras temáticas de género mientras cursaba los años finales de la Licenciatura en Historia, en la Universidad de La Habana. Desde entonces se vinculó a la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM), un grupo de hombres que promueven la equidad social a partir de la indagación académica y el activismo social. Luego de graduarse en el 2008, Yonnier asumió un mayor compromiso con la ideología feminista.
Confiesa que han sido muchos los retos desde que comenzó a trabajar temas vinculados a la reivindicación de los derechos de las mujeres y la deconstrucción de modelos machistas y hegemónicos de la masculinidad.
“La familia fue quien primero observó mi quehacer con cierto recelo. Los cambios que he venido experimentando en lo personal han contrastado con el entorno social en el que me desenvuelvo. He tenido largas ‘discusiones’ con amistades sobre temas complejos, particularmente cuando percibo cargas de desigualdad, violencia o discriminación en determinados asuntos”, confiesa.
Yonnier considera que el principal problema está asociado a los prejuicios sociales. “Los hombres que asumen posturas feministas son vistos con suspicacia. Los llegan ha catalogar como debiluchos, amanerados, gays o, simplemente, como locos esnobistas.
“No es fácil —enfatiza— emprender una posición en defensa de los derechos de las mujeres sin recibir un comentario ofensivo o una mirada inquisitiva. Si un grupo de hombres —y principalmente jóvenes— se autodefinen como profeministas, tienden a ser vistos como ‘bichos raros’ por algunas personas”.
¿FEMINISTA YO?
Una mirada histórica permite analizar cuál ha sido la vinculación de los hombres cubanos con el feminismo. ¿Qué sucedió cuando a finales del siglo XIX e inicios del XX esta corriente de ideas políticas y filosóficas fue ganando visibilidad en la isla?
La gran mayoría de los hombres criticaron el feminismo, porque sus objetivos iban en contra de la hegemonía masculina. Sin embargo, a través de la historia, notorios intelectuales cubanos apoyaron las demandas reivindicativas de las mujeres.
Literatos como Enrique José Varona y Miguel de Carrión manifestaron a su apoyo a ideas feministas, como el acceso a la educación para la mujer y el derecho al divorcio, este último aprobado como ley en 1918.
También destacaron los pronunciamientos de Fernando Ortiz, Juan Marinello, Ramiro Guerra, Arturo Montori y Raimundo Lazo; quienes mostraron su solidaridad con los Congresos Nacionales de Mujeres —celebrados en La Habana en 1923 y 1925, respectivamente—. Como resalta el doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, a estos últimos los llamaron bajo el calificativo de “congresistas adictos”.
En la actualidad, algunos jóvenes como Yonnier Angulo se han sumado a las iniciativas a favor de la equidad social. Sin embargo, muy pocos se definen como feministas.
Más allá de las decisiones individuales que condicionan criterios como “no me gustan las etiquetas”, “prefiero que no me encasillen”, u otras afirmaciones, existe un motivo que media sobremanera entre esas opiniones. Se trata de la confusión de quienes refieren el feminismo como sinónimo de machismo.
Lo anterior viene dado por considerar que los movimientos feministas se proponen invertir la pirámide de las relaciones de poder. La creencia más extendida supone que se pasaría de un autoritarismo masculino a uno femenino.
Nada más alejado de la realidad, porque si bien las ideas feministas son una alternativa a la cultura patriarcal imperante en la sociedad, su objetivo es alcanzar la igualdad de posibilidades y oportunidades para todos y todas. Por otra parte, no se trata de una ideología exclusiva de uno u otro sexo, como tampoco lo es el machismo.
El desconocimiento y las malas interpretaciones acerca de los propósitos del feminismo impiden, en muchos casos, que los hombres cubanos se declaren feministas, aun cuando estén sensibilizados con las luchas por la equidad, lo cual sucede también con un gran número de mujeres.
Jesús (autor)
10/10/13 10:57
Hay algunas posturas radicales en algunos movimientos feministas, pero en su mayoría,la lucha es en favor de la equidad. Felicidades Aríssitides e Invito a Joel a realizar una nueva lectura y entender bien el significado del feminismo, saludos
Joel
6/10/13 12:28
¿Por qué el machismo es "malo" y el feminismo "bueno"? No sería mejor una equidad, ni machismo ni feminismo, igualdad. A veces l@s feministas prentenden imponer una dictadura y se van al extremo. Igualdad de género SI, feminismo y machismo NO.
Arístides
6/10/13 8:06
A veces, pienso, que muchos somos feministas desde siempre, pero al desconocer el real significado de serlo, como es lógico y usted apunta, ni nos percatamos que lo somos. Con la constante acumulación de almanaques me he dado cuenta, y no creo que tarde, que mi accionar siempre ha sido feminista, y ¡a mucha honra! No dudo que pueda existir una excepción en mi caso particular, pero mis queridas compañeras pudieran dar buena fe de ello si fueran lo suficientemente conscientes para reconocerlo . A pesar de la costumbre arraigada en nuestra sociedad, muy generalizada mundialmente pero me refiero en especial a nuestro entorno cubano, no creo que haya sido machista, aunque pudiera ser que lo disimulara lo más posible para no ser criticado, que pudiera ser el caso de muchos de nosotros. Y me honro de nunca haber lastimado a una mujer ni de obras ni de palabras.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.