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lunes, 18 de noviembre de 2024

La zafra del ajo

El precio de algunos productos agropecuarios se mantienen demasiado altos como para poder comprarlos...

Giselle Morales Rodríguez en The Guardian 01/03/2015
8 comentarios

Estuve al borde del ictus por una cabeza de ajo. Así, literalmente: por una cabeza de ajo. Ni siquiera una de esas que la imaginación popular atribuye a las donaciones de Chile, sino una cabeza de ajo Made in Banao, sembrada y recogida a escasos kilómetros de distancia y que, a juzgar por el diámetro, más bien pareciera cultivada con técnicas de bonsái.

Pero a lo que iba. El ictus comenzó a gestarse cuando entré a la Plaza del Mercado de Sancti Spíritus, un paraje donde los precios no responden a la clásica ley de oferta y demanda, mucho menos a las pretensiones utópicas que acariciamos un día: de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo.

Obnubilados aún con la zafra de fin de año, cuando llegaron a pedir hasta 15 pesos por un mazo de cuatro cebollas blancas, los vendedores de la Plaza habían tomado determinaciones radicales: el ajo que hasta ayer no lograban vender y se les ponía vano, ahora costará tres pesos —“vaya mima, por si no puedes pagarlo más caro”—; y por la cabeza estándar, de las que se necesitan dos para sazonar un buen potaje de frijoles, en lo adelante habrá que desembolsar cinco pesos.

¿Cinco pesos por un ajo de este tamaño?, le pregunté, todavía desconcertada.

—Sí, ¿no ves el cartelito? Cinco pesos, me respondió medio ofendido, como si él lo hubiese cultivado.

—Ven acá, ¿ustedes tienen pensado que esta cabeza raquítica algún día llegue a costar 10 pesos? Solo para saber…

— ¿Y tú le has preguntado a las shoppings por qué ellos venden el pomo de pepinillo encurtido a 2.35 CUC? ¿O tú crees que los precios de las shoppings no están caros?

Entonces me descoloqué, porque eso de justificar un error con otro siempre consigue sacarme de paso.

—Fíjate si estás equivocado que no sé ni de qué hablas. Yo puedo vivir sin comprar pepinillos encurtidos, un lujo que al parecer tú sí puedes darte; lo que no puedo, desgraciadamente, es cocinar sin ajo.

Viré en U y me fui, mientras él vociferaba a mis espaldas que bajaría los precios cuando TRD y Cimex bajaran los suyos o cuando el ajo estuviera sato o cuando le diera la gana. La sangre me hervía, pero si algo he aprendido bien es a contenerme.

Y me fui, con la cabeza a punto de estallar —la mía, no la de ajo—, pensando en la malformación congénita de nuestra ley de oferta y demanda, en lo vano e impotente que se pone de a poco mi salario, en la depresión de los planes productivos de Banao, en el hombre nuevo en que vamos derivando y en la gente que no tiene estos dilemas y sale satisfecha del mercado.

Desde entonces ya han pasado varios días, he analizado con la cabeza despejada —la mía, no la de ajo— el largo proceso del surco a la tarima y he tomado una determinación no menos radical que la de los vendedores de la Plaza: para evitar el ictus, asumiré el precio del ajo —¿o debiera decir los precios en sentido general?— como un fenómeno que se encuentra al margen de mi jurisdicción; un asunto que, pese a la insistencia de mis pataleos, no tengo potestad para cambiar. Uno más.


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Giselle Morales Rodríguez

Se han publicado 8 comentarios


carlosvaradero
 6/3/15 11:07

Alguien en este foro sabe què le pasò a Ariel Terrero, el economista que daba sus criterios y puntos de vista acerca de la economia cubana en la tele??

Espero alguien pueda decirme.

Gracias!!

mckenzee
 2/3/15 21:23

 

Giselle, es usted muy joven y bonita y debe seguir así, no se puede calentar de esa forma, a fin de cuanta el ajo sólo es importante para la salud de los seres humanos y da un poco de sazón a las comidas, de ahí en fuera no sirve para nada más. El consumo del ajo es uno de los patrones que nos ha impuesto el capitalismo ante los cuales tenemos que revelarnos y decir no, no al ajo, no a la cebolla, no a los pimientos, di que no, que no (no disculpa eso es la “única” canción de Hoyo Colorao)

Regia Giselle, tampoco puedes estresarte tratando de entender conceptos tan abstractos como el de la “oferta y la demanda”, vaya, mejor sembrar el ajo en una “palangana vieja” (como teresita) en tu balcón, que tratar de entender esto. Giselle, esto ni es ley ni es nada, esta negada hace décadas por el propio capitalismo cruel, es una teoría negada hasta por la historia, la cantidad de supuestos de aplicación que debían de existir para su cumplimiento, que ni en las economías de “mercado” (una de las cosas que deben existir y claro que no te hablo del mercado de Tulipán o Cuatro Caminos), se impuso.

Ahora Giselle, como tú, tampoco me puedo explicar (y me revienta la cabeza, no la de año, u otra, u otra cosa similar) cuando pienso (porque pienso y existo) sin ajo pero existo… en que (la palabra en español de Cuba, se omite por razones obvias) estaba pensando en el que echó a rodar en nuestro imaginario popular el cuento de la tal “ley de la oferta y la demanda”.

El mismo que ha intentado revivir y tropicalizar al señor Adam Smith, y ha venido a hacernos creer, en una sociedad socialista como la nuestra tras más de 50 años de lucha contra el capital, el cuento de que La mano invisible autoregulará el mercado (claro que, Adan Smith, se quedaría loco perdido, en nuestros mercados) y ahora si te hablo de Tulipán o Cuadro Caminos o 19 y 42, y así para no hacer esto más largo de lo que ya es.

Ese economista, aún debe estar esperando que tras un proceso volutivo y espontaneo, a alguien que le permitan cobrar, lo que le salga de sus (aquí se auto censura otra palabra cubana que vendría de maravilla) por lo que produce o revende, se va a producir un incremento de la producción… por favor, esto no es ni economía, ni algebra, esto es lógica y naturaleza humana. Ingresos – gastos = utilidades, siempre que se cumpla que ingresos sea mayor, utilidades será mayor. Ahora, como puede ese sacrificado cubano aumentar los ingresos, produciendo más, vendiendo más y de paso con la mayor eficiencia (esto fue lo que el gran economista  planificó que pasaría y es correcto, pudo ser… pero lo verdaderamente increíble, es que no se preparó para otro escenario donde se puede maximizar la utilidad, vendiendo menos y hasta siendo INEFICIENTE, como?, aumentando los precios exponencial e indiscriminadamente y claro sin el más (otra cubanada) control estatal, limitación de los márgenes comerciales, leyes de precios justos, nada, toda la apuesta de esta gran teoría, a que el señor Smith resucite y nos ayude a salir de este berenjenal (bueno, que también están caras) mejor marabuzal .. tras todo esto Giselle, tu ajo se ha dignificado como nunca en los últimos 500 años y a ti casi te da un ictus… tranquila, que sin ajo se puede vivir, pero el cerebro te hace falta para que nos sigas escribiendo, disculpa lo largo y creme que todo esto me duele mucho que esté pasando y de manera tan anárquica.

Sindos
 2/3/15 15:57

Hacia donde vamos o ya estamos?

Si no eres primo o le hechas un chavito en el bolsillo a los estonatologos (as) se te caen los dientes..

Una simple bicicleta en las choping  70 CUC...

Una  caja  codificadora 38 y pico CUC...

Que pueden hacer los profesionales que solo cobran  470 CUP con la amenaza de bajar a 225 CUP

lemt
 2/3/15 14:55

lo que pasa es que en cuba, nuestro pais no hay sentido de lo que le duele al de al lado, no hay conciencia de la situacion, ya que la gente no sabe que hoy vendes ajo pero mañana se te vira la tortilla y tendras que hacerla sin el ajo. hoy estamos arriba , mañana abajo, nada es eterno y la gente lo que aprovecha las oportunidades, viven como la guataca, solo para el. Mi opinon es que la Libreta de Abastecimiento por largo rato no deberia quitarse, al menos cogemos un poco de algo, aunque sea poco.

Alabausesanto
 2/3/15 11:35

Ya tampoco como ajo, ni pepinillos, ni etc. Solo lo que puedo adquirir con mi abusado salario de balas salvas. o sea el pan de la cuota y algún que otro huevo. Ansinamismo. y a esperar a ver que pasa.

carlosvaradero
 2/3/15 10:45

De acuerdo con LicMigel, es increible el impuesto que se cobra en cuba, aùn cuando las ganancias tengan como èl dice..uso social.

He visto cabezas de ajo a 7.00 pesos en moneda nacional, y hasta una bolsa con 10 naranja a 1 CUC...

Es verdad, los precios en las tiendas recaudadoras tampoco se ajustan a el bolsillo del cubano promedio.

En fin, el estado compite con el particular para ver quien vende màs caro!!

Y el perjudicado quien es????

 

super
 2/3/15 11:25

asi mismo mi gente y uno que no puede regresarles la accion con la misma moneda...ojo por ojo y   ajo por ajo....por ejemplo yo que trabao en un hospital, si pudiera decirles, bueno si tu ajo vale eso entonces mi atencion cuesta esto y a ver a como tocamos...pero solo para acerlos entrar en razon...de verdad no quiero que en mi pais algo tan vital como la salud se cobre....pero como me defiendo de los precios del estado y de los particulares....quien me dice algo.....

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LicMigel
 2/3/15 4:16

El Impuesto de venta que se aplica en el país es el más alto de mundo, muchísmo más alto que de Suiza, que es uno de los países más caros del mundo. En América solo la burguesia venezolana impone precios más alto que el Estado cubano, ¿increible eh? la diferencias es que aquí las exhorbitantes ganancias tiene al final un uso social

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