La Habana: el gran amor de Eusebio Leal

Hoy, cuando decimos adiós al más apasionado de los seres que habitó la Villa de San Cristóbal, el doctor Eusebio Leal Spengler (La Habana, 11 de septiembre de 1942- 31 de julio de 2020), no podemos dejar de recordar al intelectual, político, ensayista, investigador y orador que con su verbo encendido nos hacía vibrar de emoción si lo escuchábamos hablar de su amada ciudad, a cuya restauración dedicó todas las energías de su fecunda existencia.

Fundamental fue sin dudas el liderazgo y el sentido visionario del hombre a quien se debe la creación de la revista Opus Habana y de Habana Radio, una emisora que desde el edificio de la Lonja del Comercio ha contribuido a darle voz y voto a los pobladores del Centro Histórico para que participen, de manera consciente, en la obra de restauración emprendida por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).

Compartimos con los lectores de Cubahora fragmentos de un conversación sostenida con el doctor Leal, Historiador de la Ciudad, acerca de la labor desarrollada por el Plan Maestro para la revitalización integral de La Habana Vieja.

“Cuando fundé el Plan Maestro vino conmigo una persona brillante que es la arquitecta Patricia Rodríguez, una mujer de gran preparación intelectual. Siempre la llamé el alfil del juego porque era capaz de convertir en doctrina la idea, la iluminación, lo que de pronto venía a nuestra mente.

”Recorriendo talleres de restauración de casi todos los lugares del mundo lo que encontrábamos era un grupo especializado de arquitectos, historiadores, urbanistas, muchas veces tirándose de los pelos, porque el historiador no decía lo mismo que el urbanista y el arquitecto. Eso puede hasta repetirse en pequeña escala hoy porque nuestra concepción del Centro Histórico no es precisamente el umbral del paraíso. Hay mucho que discutir, a veces, entre nosotros.

Eusebio Leal historiador de la Ciudad de la Habana. (Tomada de Radio Rebelde)

”Lo que si no admite ninguna discusión es que sin una participación comunitaria y sin una repartición equitativa de lo que el Centro Histórico es capaz de generar en beneficio de la comunidad nuestro trabajo sería absolutamente inútil. Ese compromiso social ha permitido que hoy se diga que el proyecto del Centro Histórico es algo singular, diferente, distinto”.

—Hace algunos años le escuché decir que en el proyecto del Centro Histórico se articulan los conceptos de salvar las almas y las piedras (patrimonio espiritual y material). ¿Cuál es la génesis de esa idea magistral?

—Específicamente, lo que me preguntas, me lo reveló Fina García Marruz. Con la premura y la falta de tiempo, la letra de José Martí se hizo bastante difícil de entender, casi un trabajo de paleógrafos. Fina estaba transcribiendo unas líneas de Martí donde decía: “Ese hombre viene desalmado”. Ella descubrió que en realidad se trataba de la palabra “desamado”.

“Cuando alguien está desalmado es que carece de humanidad y cuando alguien está desamado es que carece de amor. Creo que solamente el amor salva. Tú no puedes nunca tratar a un ser humano cualquiera si no tienes esa proyección de que es algo más que una armazón de huesos, rostro, perfil, identidad circunstancial. Hay algo en él que lo hace trascendente.

”Pienso que hay que conquistar a las personas y en esa labor de conquista todavía estamos. Cuando todo se convierte en estadísticas, en papeles, en números, nada funciona. Tiene que haber pasión conquistadora. Eso es lo que cambia las cosas”.

En noviembre del 2019, cuando San Cristóbal se preparaba para celebrar su cumpleaños 500 el doctor Leal legó para la posteridad un mensaje donde resumía parte de la obra que desarrolló, con no pocos sacrificios, a lo largo de más de medio siglo como muestra de su sentido del deber y de su amor hacia la noble Habana: “Soy una persona de esperanza y trabajo siempre por el buen gobierno de la ciudad a lo cual he dedicado toda mi vida”.

El mejor homenaje que podemos rendirle todos los habaneros es luchar porque nuestra capital luzca cada día más bella y que el pensamiento del historiador perdure entre sus colegas, compañeros de trabajo y quienes lo admiramos por su modestia, sencillez y sabiduría.