Hay quien dice que los niños de hoy en día tienen un talento especial para interactuar con los equipos informáticos. Más de una vez la abuela se ha sorprendido cuando el nieto de tres años sabe utilizar el control del televisor mejor que ella, o por la rapidez con que aprendió a jugar con la computadora, cuando sus padres apenas la saben encender y apagar.
No se trata de que nuestros descendientes posean características especiales. La relación de los seres humanos con la tecnología se ha profundizado tanto, que desde las etapas más tempranas de la vida se vuelve un acto cotidiano el manejo de equipos electrónicos, entre ellos, y cada vez con más fuerza, las computadoras y demás dispositivos de informática.
Los expertos que han abordado el tema hablan de una generación de nativos digitales, cada vez más dependientes de estas tecnologías y con una limitada capacidad crítica ante ellos, pero capaces de desarrollar habilidades precozmente. Los celulares o móviles, Internet y el universo virtual, de manera general, atrapan su atención de manera tal que se ha abierto una nueva especialidad dentro de la Psicología para diagnosticar y sanar fobias y manías asociadas al abuso del consumo de Internet o videojuegos.
Esta pudiera ser la cara oscura de las nuevas tecnologías de la información; sin embargo, su peso en la economía y la sociedad contemporáneas las convierten en herramientas indispensables para el desarrollo humano, de ahí el interés de varios países por trazar políticas educativas en las que la informática tenga un mayor peso en la formación desde las primeras edades.
En el ámbito económico, los especialistas señalan la necesidad de estas iniciativas para lograr una fuerza laboral más competitiva y eliminar lastres como el “analfabetismo funcional”. Mientras, para las organizaciones sociales se trata de una tarea imperiosa de los gobiernos como medio para fomentar la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos.
Internacionalmente se han reportado experiencias muy alentadoras en países como España, Suecia, Japón, Corea del Sur, Venezuela y China. En todas ellas, alumnos y profesores que incorporaron a su quehacer docente las nuevas tecnologías alcanzaron resultados superiores en los exámenes, pero también registraron un mayor grado de motivación, creatividad, y habilidades para el trabajo en equipo y procesamiento de la información.
La enseñanza de la computación se incluyó en Cuba primeramente en la Educación Superior y luego fue descendiendo en niveles educacionales. Todavía recuerdo cómo en la Secundaria Básica teníamos que lidiar con teclados inteligentes conectados a inmensos televisores Caribe. Para que una pelota atravesara la pantalla era necesario introducir varias páginas de fórmulas previamente escritas en una libreta. En aquel entonces nos movía sobre todo la curiosidad y aquellos conocimientos tuvieron muy poca aplicación práctica.
En la actualidad, el país emprende lo que se ha llamado el proceso de informatización de la sociedad, que este año tiene uno de sus pasos más importantes con la instalación del acceso a Internet en todos los preuniversitarios y politécnicos. A mediano plazo se espera introducir esta tecnología en todos los niveles de enseñanza. Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación ha anunciado la puesta en funcionamiento de nuevos laboratorios de Computación, el aumento de la disponibilidad técnica y la entrega a alumnos y profesores de equipos como tabletas, pizarras electrónicas e interfaces de almacenamiento masivo.
Contrariamente a lo que ocurrió en mis años de secundaria, para muchos de los estudiantes la experiencia no será un descubrimiento, sino la confluencia en el escenario docente de tecnologías con las que interactúan habitualmente en su hogar. Sin embargo, el uso que le otorgan la mayoría de las veces se limita al entretenimiento y cuando se trata de tareas escolares es para apelar al lamentablemente famoso “copia y pega”.
La introducción de las tecnologías de la informática y las comunicaciones en la educación supone el reto pedagógico de abandonar su uso como un complemento de las clases y emprender también un cambio en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Si no hay cambios en la didáctica y la metodología, solo serán clases más atractivas, pero no se aprovecharán potencialidades de estos recursos como una mayor interactividad, el contraste de la información, el trabajo en equipo y la creación de nuevos conocimientos a partir de un uso creativo de los recursos virtuales.
Sería este un buen momento para abandonar la orientación de tareas que se circunscriban a desarrollar habilidades reproductivas y limiten las computadoras a dispositivos de almacenamiento de datos e información. Se trata de un gran desafío porque deberá emprenderse este proceso cuando todavía persisten tensiones en la cobertura docente en todos los niveles de enseñanza e igualmente abundan problemas tecnológicos para masificar la conexión y mantener una alta disponibilidad técnica.
A diferencia de experiencias anteriores, las nuevas tecnologías no llegarán para suplir al maestro, sino para facilitar una mayor interactividad con sus estudiantes.
La relación entre educación y nuevas tecnologías es un binomio vital para el desarrollo del país. Pero, no basta con erogar grandes sumas de dinero en equipos y conectividad, se trata de hacer un uso creativo de estas herramientas para desarrollar una capacidad crítica ante ellas y proponer una nueva forma de construir el conocimiento.
Elio Antonio
1/9/15 9:59
Hola:-)
Buen artículo. Ahora habrá que ver que piensa un maestro de primaria al repecto o uno de secundaria, uno de media y un universitario. Ellos son los que tienen la responsabiidad del cambio en sus manos y lo más probable es, que la mayoría sea como la abuelita del cuento.
Saludos;-)
http://elioantonio.cubava.cu/
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