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sábado, 23 de noviembre de 2024

El lugar donde hablan los árboles (+Fotos) (+Videos)

El Bosque Martiano, poblado de árboles y arbustos mencionados por el maestro en su Diario de Campaña, de Cabo Haitiano a Dos Ríos, es un empeño de profunda raíz martiana que florece en las afueras de San Antonio de los Baños...

Joel Mayor Lorán en Exclusivo 23/05/2014
7 comentarios
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Decenas de miles de personas visitan cada año el Bosque Martiano.

Pareciera imposible, sin embargo, en este lugar ubicado en las afueras de San Antonio de los Baños, en la joven provincia de Artemisa, los árboles hablan. Una ceiba cuenta a los visitantes sobre la llegada de José Martí y Máximo Gómez por Playita de Cajobabo, el 11 de abril de 1895. Mientras, a un dagame y un fustete les corresponde narrar una historia desafortunada: entre dos similares, en Dos Ríos, cayó en combate el Apóstol.

No son los únicos: un almácigo, un bagá, una teca y hasta un platanal conquistan a decenas de miles de visitantes cada año con interesantes relatos. Fue Rafael Rodríguez quien consiguió lo increíble. Le bastó la voluntad. Sin que nadie pudiera persuadirlo de su determinación, dejó el trabajo en la tienda Artex del municipio y puso manos a la obra para eliminar un vertedero y erigir un Bosque Martiano.

CADA ÁRBOL IMPARTE UNA CLASE

Felo (como le llaman todos) se propuso la aventura extraordinaria de armar una suerte de gran escuela con árboles, y cada uno impartiría su propia clase como un episodio, con la pasión de rememorar una hazaña. Humildemente, dice que las primeras especies fueron ateje, copey, majagua, güira y naranja; pero en realidad lo primero que sembró fue el amor a Martí.

Hubiese sido infructuoso su proyecto sin una tremenda vocación martiana para irradiar, pues la idea consistía en poblar el área con los 40 árboles y arbustos mencionados por el maestro en su Diario de Campaña, de Cabo Haitiano a Dos Ríos: algunos ya no existían en el Occidente y estaban prácticamente desaparecidos en el país.

Como ese era su sueño, hasta de la Sierra Maestra los trajo. Najesí, ébano, mije, yamagua, jatía, jigüe, júcaro… llegaron desde Granma; guayacán y palo amargo, desde Guantánamo; e igual variedad desde Villa Clara y otros sitios.

¿Quién sino el almácigo para revelar la sensibilidad de Martí? A fin de referirse a este árbol, cuyo tallo está cubierto de una telilla fina y transparente de un brillo cobrizo, el Apóstol escribe: “piel de seda”. El director del Bosque pidió a varios campesinos que describieran a esa planta burserácea, y a ninguno se le ocurrió calificarla así.

Quizás un platanal no llame tanto la atención, sin embargo, su relato resulta incomparable. “Gómez, al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Delegado, el Ejército Libertador, por él su Jefe, electo en consejo de jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos.”

Entretanto, una ceiba atrae especialmente a los pioneros que acuden al Bosque: fue sembrada el 11 de abril de 1995, justo a las 10:30 de la noche, como homenaje al centenario de la llegada de Martí y Gómez por Playita de Cajobabo. Bajo su sombra conocen de la dicha grande del regreso de los independentistas a la patria.

Cada cual hace gala de su propia historia: pino, jigüe, cedro, caoba, majagua, roble y teca combinaron maderas para construir el yate Granma. También estas siete especies poseen un lugar.

Y hay cinco palmas, tal como en aquel encuentro histórico de Fidel y Raúl; mangos, como en Baraguá, escenario de la protesta de Antonio Maceo; y una réplica de la campana de La Demajagua (donada por Eusebio Leal, Historiador de la ciudad de La Habana), que hacen tañer todos los días.

CUBA, UN GRAN BOSQUE MARTIANO

“Cuando de joven leí el Diario de Campaña me impactó. Ya desde entonces aprendí del Apóstol, con la ayuda del profesor Odilio González, un gran martiano que me indicaba libros a consultar. No salía de mi casa; todo lo que hacía era estudiar”.

Se tiraba, con un montón de textos en el piso, a pensar cómo representaría el recorrido de 394 kilómetros (desde Playita hasta Dos Ríos) en 33,6 metros. “Tenía derecho a sentirme feliz por mi patria chica, mediante este sueño de multiplicar amor y respeto por la obra martiana, los valores históricos y la naturaleza”.

El 19 de mayo de 1994 fue inaugurado el Bosque. Progresivamente, crecieron 35 caobas y más de cien majaguas, se expandió el bagá, la jocuma amarilla, el caguairán…; todos fertilizados con su tesón y el de los dos directores de esta prestigiosa institución que le sucedieron, pues Alfredo Ruiz e Idael Núñez también se enamoraron de semejante empeño.

“El Sabicú germinaba erráticamente. Lo sembraba y moría al crecer un poco. Tuve que leer sobre silvicultura y tratamiento pregenerativo. Aprendí que debía mantener la semilla de 20 a 30 segundos en agua hirviente, y sembrarla en sustrato arenoso para que le llegara bien el oxígeno”.

Así, este singular museo al aire libre se vistió de verde, solo que no bastaba, y cargaron grandes piedras para continuar con el plan de compartir historia: nació el Monumento a América, con el mapa del recorrido de Martí por el continente y frases suyas sobre la necesaria unidad. Otra roca gigantesca muestra un soneto del Indio Naborí, en el Aniversario 50 de la Controversia del Siglo.

Ahora, Idael Núñez, el director actual, emprende el Callejón del Sembrador, con piso de hojas, como describe el Diario de Campaña, y grandes piedras a ambos lados, en las cuales, entre cuartetas y frases predomina la décima, porque San Antonio es cuna de poetas, como Angelito Valiente.

“Sigan sembrando semillas/ no interesa de qué modo/ hasta que se pueble todo/ el Caimán de las Antillas./ Que las plantas sean sombrillas/ abiertas para el verano./ Que la Sierra baje al llano./ Que el llano a la Sierra suba,/ y que se convierta Cuba/ en un gran Bosque Martiano,/ cantará una de esas moles mediante el verso inspirado de Renito Fuentes.

Sucede que ni Felo ni Idael descansan en su objetivo de sembrar, menos aún cuando el Bosque cumple 20 años y ha recibido incontables premios y distinciones, como La Utilidad de la Virtud, conferida por la Sociedad Cultural José Martí. Precisamente, esta última institución y el Centro de Estudios Martianos les apoyan para concretar el proyecto de un Aula Martiana, ya a la altura de arquitrabe.

“Hay que vivir sembrando —asegura Felo—, no solo en la tierra fértil, sino también en la conciencia, en la de los niños que acuden frecuentemente con sus padres, los pioneros que vienen con sus maestras, los jóvenes que organizan acampadas, y en los visitantes procedentes del territorio, de otras provincias y hasta del extranjero”.

Para ellos, el Bosque seguirá creciendo y, tanto la ceiba como guayacanes o majaguas contarán historias sobre un hombre cuya estatura supera la de cualquier árbol. Entrada del Bosque Martiano del Ariguanabo. (Foto: Otoniel Márquez/Cubahora)

Grandes piedras continúan la Historia, pintura que refleja la muerte de Martí. (Foto: Otoniel Márquez/Cubahora)


Rafael Rodríguez encanta a los visitantes con esta ceiba sembrada el 11 de abril de 1995, justo a las 10:30 de la noche, como homenaje al centenario de la llegada de Martí y Gómez por Playita de Cajobabo. (Foto: Otoniel Márquez/Cubahora).


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Joel Mayor Lorán

Se han publicado 7 comentarios


Orestes
 23/5/14 21:46

muy bonito lugar y útil en los tiempos que corren. esa foto de la ceiba es excelente. tremenda foto!

Yusmary
 23/5/14 19:14

En el Bosque Martiano se combinan en perfecta armonía naturaleza e historia, que hacen de su visita una experiencia inolvidable.

elterracero
 23/5/14 14:46

yo he estado ahí... he sentido el amor ahí...

Joel
 23/5/14 11:06

El Bosque acoge mil proyectos e ideas. El jueves 29, poetas, pintores y trovadores saldrán desde la Sociedad Cultural José Martí hacia el Bosque Martiano, como parte del evento Arte Soy, auspiciado por el Festival de Poesía, la Asociación Hermanos Saíz, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la Sociedad Cultural José Martí, la Casa de la Poesía y la revista Amnios, a disfrutar de una charla de Roberto Manzano sobre la espiritualidad natural de la poesía.

Dairis
 23/5/14 10:25

El bosque martiano es lugar muy acogedor, tranquilo y sobre todo transmisor de mucha enseñanza, con felo al frente, damos un recorrido por la historia y aprendemos mucho. Las fotos del trabajo asi lo reflejan.

norberto
 23/5/14 10:11

Un trabajo de mucha sensibilidad y que reúne enseñanzas que debemos multiplicar

Adianez
 23/5/14 9:58

El Bosque Martiano es un espacio de ensueño, construido con mucho amor, e inspirado por ese grande de Cuba y del mundo que fue Martí. Quienes pasamos por ahí cuando eso era un basurero, antes de que Felo plantara el primer árbol, estamos orgullosos de ver crecer ese espacio que le puso color a una de las entradas de San Antonio de los Baños y que hoy es museo natural y escuela viva.

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