¿Cómo sanArte?

El mundo actual es complejo y avanza con rapidez. Muchas veces caemos en su trampa, en el “día a día”, estamos demasiado ocupados con el trabajo, con la escuela, con alguien que depende de nosotros,... y no tenemos tiempo.

La verdad es que nos recluimos, nos convertimos en náufragos que deambulan por su pedazo de isla, carentes de comunicación y de compañía. En este escenario, el arte emerge como un bote de rescate. “La vida late y aplasta el alma y el arte te recuerda que tienes una”, nos decía Stella Adler.

Desde los inicios de nuestra historia, los seres humanos hemos empleado el arte para comunicar, descifrar, transformar el mundo que nos rodeaba y que a penas comprendíamos. Con el tiempo sus manifestaciones se han embellecido y complejizado, y en ellas hemos encontrado también un medio para resguardarnos de ese mundo.

Según James Baldwin, “Todo arte es una especie de confesión, más o menos oblicua. Todos los artistas, si quieren sobrevivir, se ven obligados, por fin, a contar toda la historia; a vomitar la angustia.”  En ese sentido, todos somos artistas.

Nuestra vida es una historia. Las personas construimos relatos sobre el funcionamiento del mundo y con ellos damos significado a nuestras experiencias. Estos relatos son flexibles, dinámicos, cambiantes, lo que nos ofrecen la posibilidad de reelaborar nuestra realidad y encontrar confianza, libertad, o curación en ella.

Es también una puesta en escena. Cada acción se integra a una trama que ordena acontecimientos, que plantea un conflicto y para su solución debemos interactuar con otros personajes que al igual que nosotros buscan conseguir sus metas. De este modo, nos vamos transformando.

Pero es más que eso, es un baile. Es una danza transitoria e irrepetible, es decir, que no existe más que en el momento de ser realizada y nunca podrá bailarse de la misma manera otra vez. Nos movemos en el espacio con ritmo y coordinación, aprendemos a sustituir el lenguaje verbal por el corporal, y creamos belleza. Mediante nuestros movimientos expresamos ira, felicidad, miedo, angustia, pasión.

La vida es una melodía tarareada bajo la lluvia. Las ondas sonoras dibujan emociones en nosotros del mismo modo en que las gotas de agua crean círculos sobre los charcos. La música, si es la adecuada, nos puede llevar a una rearmonización de los sentimientos y del estado de ánimo.

Nuestra vida es arte confuso, especial, diferente. Con arte vivimos y con arte sanamos.

Basándose en estos supuestos existen numerosas terapias creativas. Algunas de ellas son la Escritura Terapéutica, la Teatroterapia, la Terapia Danza Movimiento y la Musicoterapia. Éstas ofrecen libertad a la subjetividad humana, permiten expresarnos y explorar nuestro mundo interior. Constituyen un vehículo para facilitar la expresión e integración de nuestros sentimientos y vivencias.

Recuerdo las palabras de Vincent Van Gogh “El  arte es para consolar a todos  los que están rotos por la vida.”