El Papa Benedicto XVI pronunció un mensaje de amor, reconciliación y paz, al oficiar hoy una misa campal en la habanera Plaza de la Revolución, a la que asistió el presidente Raúl Castro y unos 300 mil cubanos.
Antes de comenzar, el papa llegó a la Plaza, pasadas las 08:30 horas, a bordo del auto panorámico conocido también como Papamóvil.
“Siento gran alegría de oficiar esta Santa Misa en la Plaza de la Revolución José Martí, en medio del Año Jubilar de la Virgen de la Caridad del Cobre”, expresó el Sumo Pontífice desde el altar, a cuya vera estaba la imagen de la Virgen Mambisa, traída desde la Catedral de Santo Tomás, en Santiago de Cuba.
Precisamente, la Virgen llegó al sitio del oficio religioso tras una peregrinación iniciada esta madrugada en la Catedral de La Habana, en la que participaron varios centenares de personas.
Basado en el pasaje bíblico de Daniel, el Sumo Pontífice subrayó que la fe y la razón son necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad para alcanzar la libertad, y criticó la irracionalidad y el fanatismo.
Al destacar el rol del matrimonio, la familia y la sociedad en la dignidad humana, Benedicto XVI llamó a desterrar el odio y afirmó que la verdad de Cristo ayuda a derrotar el egoísmo y las ambiciones.
El Santo Padre reconoció que “en Cuba se han dado paso para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe”, y pidió “seguir adelante”.
Recordó al Padre Félix Varela, “educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana”, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo.
“Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta transformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues ‘no hay patria sin virtud”, acotó durante la homilía.
El papa agregó que “Cuba y el mundo necesitan cambios, pero estos se darán solo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad”.
Antes de comenzar la misa, el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, agradeció al papa “que haya incluido a nuestro país en su actual gira y que haya llegado hasta El Cobre para venerar a la Virgen de La Caridad”.
También agradeció los palabras y gestos benévolos del Sumo Pontífice hacia nuestro país.
Después de señalar que el pueblo congregado en la Plaza, así como los que miraban la misa por televisión, esperaban la bendición de Dios, Ortega pidió a Su Santidad que incluya en sus oraciones los dones para que impere en todos los cubanos la paz y la reconciliación.
El papa entregó como regalo al Cardenal cubano un cáliz y una patena, dos de los adminículos que se emplean en la misa católica.
Al finalizar el oficio, Raúl, en otro gesto de agradecimiento, subió al altar para estrechar las manos del Pontífice, quien hoy se reunirá con Fidel, como anunció el propio Comandante en Jefe en texto que también reproduce Cubahora.
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