viernes, 19 de abril de 2024

Avanzamos con Martí, por abrazos cultivados

En nuestra marcha unida hacia un mejor país, más emancipador y justo, dialogaremos con los que al bien de todos contribuyan, sin entablar alianzas que nos manchen. Nos alejaremos de todo lo inhumano, cultivando la rosa y la virtud...

José Ángel Téllez Villalón en Exclusivo 15/11/2021
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Sentada- Pañuelos Rojos
Para abrazarse en la gloria que se ha vivido y en ese espíritu inclaudicable, se hicieron presente los de los pañuelos rojos, los seguidores de Martí y Maceo, de Mella y el Che.

La Cuba resiliente llega a su propias metas, y como que renace en su expandir de sueños. Hoy, la comunión que venció a odiadores y agoreros, cultivando abrazos en sus esencias, está de fiesta. Esa pléyade de valientes que no perdió la fe en sus propias fuerzas, que no se destiñó  por las presiones del mercado,  ni sucumbió ante la jauría de los malos augurios; esa que prefiere arrancarle imposibles a la desesperanza y entretejer caminos comunes hacia “ese sol del mundo moral”, hacia toda la justicia.

En mi casa y en mi barrio, pasan de 15 los motivos para celebrar. Hace unas horas, completaron sus tres dosis nuestras niñas. De modo que ya todos estamos inmunizados, más protegidos y felices;  con Abdala los mayores y las más pequeñas con Soberanas. Con vacunas made in Cuba, frutos del talento sembrado y fertilizado por el Socialismo y de una voluntad política de salvar; para mayor orgullo de todos los cubanos agradecidos. La mayor, con el control de la pandemia , con la disminución de los casos activos y de fallecidos, ha perdido el miedo a salir de casa.

Como afirmó  hace unas horas nuestro Presidente: “Estamos en un momento en que realmente vamos controlando la pandemia y nos va abriendo perspectivas de cómo el país puede retomar su curso, su ritmo y su estabilidad”. Un resultado mancomunado de nuestros médicos y paramédicos, de nuestros científicos y de muchos más que voluntariamente se sumaron. Entre ellos,  cientos de  jóvenes que ocuparon posiciones de vanguardia en el enfrentamiento a la pandemia, algunos en la zona roja, y en la  implementación de  políticas sociales para proteger a los enfermos  y a las personas de mayor vulnerabilidad. Una meta y un punto de partida que tenemos derecho a celebrar.

Mis mulaticas ya se arreglaron el pelo y se probaron el juego de uniforme, lavaron sus mochilas y forraron sus libros, no hacen más que hablar de su regreso a las aulas. Han seguido las teleclases, pero ¡no es lo mismo! Su abuela, maestra jubilada, que asumió el peso de la docencia hogareña, también avizora un respiro y la posibilidad de viajar a  su pequeña patria, Remedios. Mi suegro ya sacó pasaje por la apk Viajando para Sancti Spíritus y mi vieja ya comienza hablar de darse un saltico hasta  Santiago. Hay muchos besos que prodigar y abrazos cultivados.

Inauguramos una apertura prudente y progresiva. Se abren los aeropuertos y con ello la posibilidad de que regresen los cubanos desperdigados por el mundo  con ganas de arropar a los suyos con el cariño acumulado por dos años. Y de que alce su vuelo la economía del país, con el andar de su locomotora, el Turismo. Volverán a nuestras calles las miradas diversas, limpias de la grisura con que nos pintan las trasnacionales mediáticas de la derecha. Podrán palpar cómo resistimos y también podrán vacunarse, contra el Covid y contra las fake news que contra Cuba se esparcen.

Andamos por más, por una República Socialista, de derecho y justicia social, eternamente mambisa, profundamente rebelde. Y somos más que los que más se venden en pasarelas prestadas y artificiosas, que los que se anhelan reyes de una eternidad capitalista, en  una “eternidad esclava, envuelta en polvo, sujeta a polvo, polvo ella, sin esperanza ni consuelo, sin redención y sin belleza”. Que esos que no nos representan ni nos escuchan, que saludan con el afecto de viejos amigos a soldados del Imperio, que se anuncian víctimas frente a micrófonos y cámaras extrañas, y cambian la última escena de un espectáculo reciclado, en un desesperado intento por reeditar en La Habana el manido meme de la Plaza  Tianenmen. Para pescar no más que otro Girón  descolorido.

En su metaverso y egolotría, no perciben el susbsuelo, el latir de la Historia.  Aturdidos de aplausos virtuales no se convencen, que anunciarse pueden,  capitalizar flashes  y likes, con una rosa blanca, pero el blanco le queda mal a los manchados de anexionismo y reclamos intervencionistas. Nunca Martí los acompañaría, no marcharán jamás con sus más vitales significados, pues no le llegan, ni a su virtud ni a su decoro.

“Es América, la taza enorme, hervidero nuevo de las fuerzas del mundo, que llevan a las espaldas unos cuántos héroes y unos héroes y unos cuántos apóstoles, comidos, como de jauría, de todos los egoístas cuya reposo turba la marcha de la santa legión: la pelea eterna del vientre contra el ala”, anotó el Delegado del Partido Revolucionario Cubano en 1894, en su tribuna de Patria. Y eso ha devenido Cuba, en un hirviente continente de  sueños nuestroamericanos, de los anhelos históricamente postergados  de los “pobres de la tierra” y  los “vilipendiados”.

Como planteara Fidel en 1961, conviven hoy en nuestro archipiélago real ciudadanos honestos no revolucionarios. Se puede disentir sin que medien pagos o prebendas. Pero los hechos y comportamientos demuestran que se hace imposible ser honestos  y contrarrevolucionarios a la vez. Como que  no pueden respirar, sin expirar sulfúricos resentimientos, sin escupir falacias, ni dar más de tres pasos sin alianzas espurias. Faltos de argumentos, recurren  a una retórica engañosa, a la manipulación emotiva. Manosean conceptos  y símbolos que les quedan grande. Los colores de la fraternidad y la democracia no los intentan robar, hasta el derecho de la espontaneidad.

Como preámbulo de la gran fiesta, un grupo de jóvenes  protagonizaron por estos días una sentada en el capitalino Parque Central, rodeando  al primer busto público de Nuestro Héroe Nacional y custodiados por altivas palmas reales. Donde, en 1949, sucedió aquella afrenta de marines yanquis que tanto indignó a nuestro pueblo, y donde nuestro líder histórico, Fidel Castro,  proclamó que “Cuba será un Eterno Baraguá”, al concluir la marcha de las antorchas de 1990. Para abrazarse en la gloria que se ha vivido  y en ese espíritu inclaudicable, se hicieron presente los de los pañuelos rojos, los seguidores de Martí y Maceo, de Mella y el Che.

Nos merecemos aplausos, sí, pero por resistir y vencer, por controlar el bicho y salvar siete veces más vidas que la calculada por los que nos subestiman, los que recrudecen y justifican la más grande violación de los derechos humanos en Cuba, el Bloqueo estadounidense. Por sostener,  la única salida viable del subdesarrollo y el mejor de los resguardos de nuestra identidad,  la Revolución Socialista; auténtica y trasformadora, por completarse aún, con nuestra participación consciente y soberana.

No nos conviden a negarnos, como continuadores de los que fundaron nuestra nación, de los  que protagonizaron, cantaron y contaron nuestras intensidades expansivas, nuestras luchas libertarias, “por nuestros sueños de justicia, para Cuba y para el Mundo”. Somos un pueblo de paz  y eso lo defenderemos .

Seguiremos pensando y consensuando un mejor país, más emancipador y justo. Y en nuestra marcha unida  hasta alcanzarlo, dialogaremos con los que al bien de todos contribuyan, sin entablar alianzas que nos manchen. Nos alejaremos  de todo lo inhumano ,  cultivando la rosa y la virtud.

 


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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