De un plumazo y con total desprecio a los derechos humanos del pueblo de Cuba, a la razón, la verdad y el Derecho Internacional y sin detenerse mucho en las verdaderas consecuencias para los pueblos de sus actos criminales, Trump inaugura con fanfarria insoportable su corte medieval.
Como parte de sus primeras 100 medidas el nuevo "emperador" deroga dos de las tres decisiones del Presidente Biden sobre Cuba que ya muy tarde eliminaban a su vez unas pocas pero muy dañinas decisiones del gobierno del propio Trump en su primera temporada.
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Lo de revertir las medidas recientes y positivas sobre Cuba lo anuncia junto a otros decretos reaccionarios firmados en un estadio con ambiente de circo y discursos de propaganda fascista y supremacista.
Con la demagogia que le caracteriza, sus decisiones sobre Cuba se incorporaron al paquete de medidas que borran de una sola firma 78 decisiones ejecutivas del anterior Presidente y ponen en vigor otros pasos barbáricos y de retroceso civilizatorio para su pueblo y para muchos otros.
En este primer día inaugural de su mandato estamos bien acompañados en la injusticia. Además del castigo renovado e inmerecido a Cuba, se publican otros anuncios estridentes y bochornosos como la retirada del Tratado de París sobre Cambio Climático, la retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la reversión de las políticas en Estados Unidos que avanzaron en favor de la comunidad LGTBX, la decisión de cambiar el mapa de América, el fortalecimiento de la figura de la pena de muerte, la injerencia en asuntos de otros países de la región, el abuso de aranceles, entre otras bochornosas y estridentes decisiones de doble rasero que hacen del mundo en un solo día un lugar aún peor que lo que ya era esta mañana con el genocidio consumado en Palestina y tantas otras desgracias.
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Trump elimina la decision de rescindir a Cuba de la lista de estados que supuestamente patrocinan el terrorismo y el memorandum de Biden que derogó el pasado 14 de enero el Memorandum de Trump de junio de 2017 en la que se amparó la eliminación por Biden de la lista de entidades restringidas cubanas.
Son medidas que no sorprenden a nadie pero demuestran una vez más la naturaleza vil de la política de guerra económica que con fines de dominación y escarmiento recrudece el gobierno de Estados Unidos. No nos pondrán de rodillas.
Esta decisión no es solo de Trump y a su retiro la llevará el Presidente Biden también que con suma crueldad aplicó hasta el último día las decisiones extremas de su predecesor republicano.
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Muchos con razón tildarán de irresponsable estos actos pues contravienen decisiones de las principales entidades públicas estadounidenses que Trump va a reformar sin contar las encuestas de la mayoría de la población.
Para ello el nuevo Presidente tiene también todo resuelto al nominar a personas sin cualidades para ejercer cargo público, listas y dispuestas a despedir al que sea para forzar que un papel que ayer decía una cosa diga mañana exactamente lo contrario. ¿Quién podría confiar en los Estados Unidos?
Dan pena los que celebran sin mirar atrás. Dentro de cuatro años (si no lo despiden antes) Marco Rubio no será ya el Secretario de Estado, ni tampoco otros de su séquito con cargos para torturar al pueblo generoso y valiente de Cuba, que entonces como hasta ahora, seguirá en pie.
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