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domingo, 22 de diciembre de 2024

Tras la quimera del “país de la libertad”

Muchos cubanos que emigran a Estados Unidos son usados para desacreditar a Cuba a través de campañas de manipulación sobre derechos humanos...

Dunia Torres González en Exclusivo 09/12/2019
3 comentarios
Migración ilegal-Estados unidos
Ante esta inestabilidad, sobre todo económica, un sinnúmero de personas se deja engañar por la “tierra prometida”.

Hace un poco más de un año, un amigo de la infancia llegó a mi casa hablando de oportunidades, de su sueño de conocer el mundo. Pasados unos días, supe sobre su solicitud de visa para viajar a Santiago de Chile y, más tarde, sobre su llegada al país sudamericano, dejando atrás a su esposa y a su niño recién nacido. Su intención consistía en usar a Chile como puente para llegar a Estados Unidos, pero para ello necesitaba dinero.

Enseguida comenzó a cargar cajas en un mercado y se llenó de esperanza al recibir su primer pago. Sin embargo, pronto sobrevinieron las dificultades: la renta era muy alta y por cuestión de papeles no encontraba trabajo fijo. El zapato le apretó tanto que buscó aminorar gastos. Se trasladó al campo como cortador de pinos. No era un trabajo fácil, pero aseguraba alojamiento y comida gratis. Para seguir su camino, cualquier esfuerzo era pequeño.

Los días pasaban y el dinero no era mucho, no daba para la travesía. Sin pensar en lo que significaba cruzar América del Sur con el bolsillo vacío, junto a unos de sus compañeros, con los que compartía campamento, habían definido la fecha de salida, y su decisión no se hizo esperar. Las noticias llegaban a retazos y la familia desesperaba: el cruce de la selva, la persecución de la policía costera que los hizo abandonar la embarcación y llegar a la orilla a nado, el secuestro en Nicaragua, la solicitud de rescate a la esposa que debió abonar un dinero que no tenía, el arribo a México y el esfuerzo por alcanzar la frontera.

Según los sabichosos en estos menesteres, habían escogido la fecha perfecta para emigrar a Estados Unidos, porque luego la situación se pondría peor.

***

Más tarde, la administración de Trump impulsó nuevas y más crueles medidas en contra de los inmigrantes. En su arrebato hasta sugirió disparar a las piernas de las personas, construir un muro fronterizo electrificado y un foso infestado de caimanes y culebras con el objetivo de frenar el paso por la frontera con México. Muchos cubanos fueron detenidos por la Guardia Nacional mientras intentaban cruzar ilegalmente la frontera en Ciudad Juárez. La nueva regulación del Gobierno de Estados Unidos prohibía solicitar asilo en la frontera sur a quienes hubieran pasado por un tercer país sin haber pedido refugio.

“No vengan, los regresaremos a sus países”, dijo Trump desde la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, aún así mantiene vigente la Ley de Ajuste Cubano que, al cierre de 2017 y contando los últimos 20 años, ha beneficiado cientos de miles de inmigrantes cubanos, permitiéndoles que con una visa legalicen su estancia en EE.UU. cuando pase un año y un día, aunque hayan excedido la permanencia legal de sus documentos.

Las medidas del gobierno de Washington aumentan por días, y no solo en el caso de Cuba, sino en toda la región de América Latina y el Caribe. Con su afán hegemónico, EE.UU. hace insostenible la situación internacional, frena el desarrollo de las naciones, saquea sus recursos naturales y promueve mandatarios títeres, en los que no se aprecia ningún atisbo de defensa a las clases menos favorecidas.

Ante esta inestabilidad, sobre todo económica, un sinnúmero de personas se deja engañar por la “tierra prometida”, amén de que se pierdan vidas humanas, se impulse la trata de personas, el abuso sexual y/o laboral, o el tráfico de órganos.

Entonces, resulta que el victimario se convierte en víctima de la ola de inmigrantes que él mismo promovió, y se cree con derecho a juzgar a otras naciones con respecto a la protección de los derechos humanos. Cabría preguntarse cómo es posible tirar piedras al tejado del vecino cuando el tuyo es de vidrio.

“Un promedio de 544 000 personas solicitan la residencia anualmente”, según los datos del gobierno federal estadounidense. Sin embargo, el 12 de agosto de 2019 se hizo pública la decisión del Gobierno de penalizar a los migrantes beneficiados con ayudas sociales, negando la residencia definitiva o la ciudadanía a extranjeros que reciban subsidios. A cuatro millones de migrantes se les dificultará el proceso para recibir la nacionalidad estadounidense por constituir “una carga pública” y bajo esta nueva regla se incluye al inmigrante legal que vive en Estados Unidos si recibe “uno o más beneficios públicos designados” durante más de un año en un periodo de 36 meses. Con esta medida se afectan programas como la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI), Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF) y Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP).

El caso de los cubanos, al parecer, continúa siendo especial. Los reportes de los medios norteamericanos aseguran que la Ley de Ajuste Cubano sigue brindando el amparo necesario mediante “una provisión desde los años 1967-68 [según la cual] ser carga pública no le prohíbe a un cubano obtener su residencia”.

***

Por fin, tras la espera de una larga lista, pisó el suelo norteamericano. Ya él tenía listo el discurso, en el que si era necesario incluiría hasta unas lagrimitas. Diría que siempre se había opuesto al “régimen”, que era perseguido y víctima de represión, que no aguantaba más. Cuando en verdad no estudió porque no estaba para “eso”, ni trabajó por el estrés que causa lidiar con los jefes. Vivía como niño consentido, a pesar de tener 30 años, esperando que una fortuna cayera del cielo. Lo peor es que esta historia no es excepcional; muchos cubanos emigran a Estados Unidos y, sin problemas, canjean la integridad de su país y se prestan a las campañas de manipulación contra Cuba sobre derechos humanos.

Al parecer la actuación fue convincente, aunque luego tuvo que aguantar un mes en prisión. Hicieron una entrevista y le dieron “el creíble”. Tras grandes esfuerzos de la familia, unos conocidos, emigrantes también, reunieron la cantidad que solicitaron para la fianza, 5 000 USD, y otros se hicieron cargo de redactar la carta en la cual se responsabilizaban de él. Con este acto, supuestamente, se le abrían las puertas de la prosperidad.

Se inició en la vida laboral como techador, pues fue lo mejor que pudo conseguir con su condición de inmigrante ilegal. Por supuesto, no era un contrato serio ni contaría con seguro médico, todo era por la izquierda. Había días que no trabajaban por lluvia. Tenía el compromiso de pagar el dinero que le prestaron y le urgía salir adelante. Los primeros días en Estados Unidos no fueron nada buenos: no tenía cabeza para el inglés, comenzó a salir todo el estrés del traumático viaje, se comenzó a enfermar y para colmo tuvo un accidente laboral. Un día, mientras subía al tejado de una casa, se tambaleó la escalera, cayó y perdió el conocimiento.

“Nada que no se pueda remediar —dijo—, pero esto no es como me imaginaba. Todavía no tengo papeles. Hay que trabajar mucho y el dinero que ganas en una semana se va como agua en la otra. Es cierto que las tiendas están repletas de cosas, pero no las puedo comprar. Ahora voy a comenzar los trámites para sacar una tarjeta de crédito”.

Después de la conversación de ese día le perdí el rastro. No pude preguntarle si valió la pena, pero no creo que pueda entenderme…


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Dunia Torres González

Periodista

Se han publicado 3 comentarios


Javier Nd
 10/12/19 12:48

Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde y es ciereto muchos cubanos que aqui no trabajaban alla son esclavos o tienen que hacer cualquier cosa para poder suscistir, pero el orgullo no los deja regresar aunque en ello les vaya la vida y muchos los conozcos que hoy viven de la caridad y con mucha añoranza, esperemos que algun dia las diferencias entre nuestros paises se limen o al menos sea de una vez y por todas eliminada las consecuencias del bloqueo y podamos desarrollarnos y cosas como estas y otras que no se llegan a conocer nunca no sucedan

Alfredo González Menció
 9/12/19 15:10

Es habitual que el Gobierno de los Estados Unidos priorice sus intereses políticos por encima de los derechos y de la propia vida de los seres humanos, sobre todo los del 3er mundo, los cuales son víctimas por estar en lugar y el momento equivocados, o son consecuencias de daños colaterales Nada han podido enseñarnos en materia de sociedad civil, derechos humanos y democracia. ¿Cuál es el paraíso, cuál es la tierra prometida que ellos ofrecen? ¿Cuál es el precio de un disidente "creíble, con evidencias de serlo"", de un perseguido "político", de un preso de "conciencia", de un "líder" de oposición?, Tienen envenenadas las redes de falsas noticias. Son unilaterales. Diseminan y multiplican lo que les conviene. Entonces aquellos que anhelan la unificación de sus familias o emprender un proyectos diferentes, tienen que arriesgar y hasta perder sus vidas en manos de coyotes en parajes desconocidos, pues el Sr.Trump enrarece las relaciones entre ambos países, obstaculiza el visado, y lo aleja de las posibilidades de aquellos que deseen viajar o emigrar. Aquí también han levantado en medio de un bloqueo multilateral recrudecido otro muro estructurado por las propias limitantes, obstáculos y dificultades que ellos mismos han creado. Si un emigrante logra llegar será ciudadano de segunda, y tendrá que luchar por insertarse en aquella compleja sociedad dirigida por una ideología supremacista, y obtener la prometida ciudadanía o será potencialmente excluible. Pero lamentablemente como se refiere en el artículo, algunos cubanos que emigran principalmente hacia los Estados Unidos canjean la integridad de su país y se prestan a las campañas de manipulación contra Cuba, tergiversando y renegando nuestras realidades, nuestros modestos logros y avances, nuestros derechos, nuestra seguridad ciudadana y nuestros valores martianos, lamentablemente aún desconocidos en el Norte.

Dunia
 10/12/19 11:48

Alfredo, gracias por comentar. Mejor no se podía haber dicho.

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