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viernes, 22 de noviembre de 2024

La Juventud que quiero

Meditemos en la responsabilidad de la UJC con el futuro del país, ese que por esencia y continuidad natural nos pertenece. Pensemos en la Juventud que queremos, en la necesaria...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 04/04/2014
11 comentarios
Jóvenes cubanos-bandera-plaza
La UJC la hacen los jóvenes que en ella militen.

Desde hace más de quince años milito en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Era temprano aquel día de octubre cuando en la Plaza del Che, en Santa Clara, mi madre, con una emoción apurada porque se le hacía tarde para su primer turno de clases, puso en mis manos el carné de la UJC. Ella estaba contenta; yo, nerviosa; casi todos se abrazaban, y algunos lloraban como si nos fuéramos de “misión”.

Con una cara pálida, un pulóver de colores, más flaca que una gata y con la cara de estar pensando en la aventura televisiva de las siete y media de la noche, aparecía esta jovencísima mortal en la foto de aquel documento que por detrás dictaba: “hay que tener temple para ser un joven comunista, hay que tener carácter para ser un joven comunista, hay que tener abnegación para ser un joven comunista, hay que tener vocación para ser un joven comunista, hay que saber cumplir…”

¿Era, a mis catorce años, digna de esa condición o pertenecer a la Juventud en aquel entonces era favorable para el pase al preuniversitario? Ciertamente a tantos años del hecho, y teniendo en cuenta los poquísimos callos que vivían en mis manos, no logro distinguir por qué me enrolé en la organización. Quizás, como casi todo lo que hice por aquella época, pensaba más en portarme bien o en ser un orgullo para los demás, sin entender a plenitud de qué iba mi compromiso con una organización política.   

Desde entonces mucho ha llovido y estoy más convencida. Si sacan cuentas sabrán que milité durante el último año de Secundaria —por suerte la edad de entrada a la organización aumentó—, los tres del preuniversitario, los cinco de la Universidad y los casi siete que llevo de graduada. Y si algo me ha quedado claro a estas alturas, además de lo bien que se pasa cada cuarto día de abril, es que la organización la hacen sus jóvenes y que la epidemia del desinterés, la apatía, la falta de liderazgo, cunde allí donde se ha obrado mal, lo cual no es, ni remotamente, en toda Cuba.

He militado en comités de base de todo tipo y he sabido de aquellos que existen solo por existir; he conocido de los que se reúnen por correo, de los que inventan las actas de las reuniones, de los que “crecen” solo por cumplir. Pero he estado, también, en el que escaló el Turquino para saber más de su país, en el que reunió pertenencias personales que luego envió a Santiago de Cuba cuando un huracán invadió sus predios, en el que armó buenos debates, en el que sancionó cuando fue oportuno, en el que se empeñó en cambiar el entorno social que lo rodeaba, en el que propuso inundar la plaza con cintas amarillas cuando René nos convocó a todos…

Y ahora que es 4 de abril, además de bailar, comer cake, irnos de acampada —que bien se vale porque sobran razones para la contentura— meditemos en la responsabilidad de la UJC con el futuro del país, ese que por esencia y continuidad natural nos pertenece. Pensemos entonces en la Juventud que queremos, en la necesaria.

Yo, por mi parte, seguiré braceando por una organización más inclusiva, flexible; que se fortalezca con el criterio de todos; que le tema a la unanimidad absoluta, casi siempre ficticia; que aglutine a los mejores pero que dialogue con todos; que no haga de las reuniones el centro de su quehacer; que se meta en los problemas; que proponga soluciones; que entusiasme, que convoque, que sea divertida; que se tome en serio la segunda palabra de su nombre y como tal respire.

Una organización que no se enteque; que camine con los nuevos tiempos; que no se ahogue en su papelería; que aprenda a fluir de abajo hacia arriba y no al revés; que se adapte rápido; que se vea representada en sus líderes; que no demore en sus propuestas; que tome siempre la iniciativa; que enamore…

Y como sé que por ese sendero avanza, con una restructuración de sus estatutos y reglamentos que ha llevado hasta los comité de base la discusión por esa organización que queremos y necesitamos, festejaré con nuevos ánimos este cuatro de abril, cuando la UJC arribe a sus 52 años y nos sobren los motivos para el festejo. Como aquella tarde de octubre, en Santa Clara, celebraremos todos, pero ahora más que convencidos del porqué nos seguimos enrolando.

 


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 11 comentarios


Perico Perez Uno Mas
 11/4/14 9:51

La juventud está perdida, decían todos los mayores. Ahora somos imprescindibles, importantes, determinantes y hasta etc, ahora que ya no hay quien trabaje, ahorita que habrá mas pensionados que trabajadores que produzcan. Ahora se dieron que no serán eternos, ahora el daño está hecho.

Haniel Cáceres Navarro
 7/4/14 9:27

Me sentí muy identificado con las palabras de Leticia. El compromiso de nuestra generación es vital para la continuidad histórica de la Revolución. Alejándome del uso vacío que a veces tiene esa frase, creo que es oportuno y necesario adentrarnos en los por qué que hoy sostienen la existencia de una juventud COMUNISTA. Hay muchas preguntas que debemos seguir respondiéndonos cada día, hay muchas cosas que debemos seguir discutiendo, argumentando, investigando. Debemos trabajar en los lugares donde la inopia cultural consume a nuestra generación, que cae en las manos de la industria cultural norteamericana sin saberlo. Debemos trabajar donde el apoliticismo forma parte de algunos “militantes”, donde la inercia social es una actitud normal, donde la realización individual supera los sueños colectivos, dejándolos al margen. La tarea es titánica, pero es nuestra principal misión como jóvenes comunistas. Debemos regresar a Marx, a Guevara, a Martí. Debemos emprender esta cruzada en pos del rescate cultural de nuestra generación. Debemos pensar, decir y hacer en el momento oportuno. Hoy cumplimos 52 años, y entre festejos, caldosas, risas y música, sigo deseando que nuestra organización retome la necesaria vanguardia política de nuestra generación. Ese es nuestro “tren blindado”, debemos tomarlo...

Harold Cárdenas Lema
 6/4/14 2:36

Yo también recibí mi carnet en la Plaza del Che en Santa Clara, creo que es mi primer recuerdo relacionado a la vida política. Confieso que no tenía conciencia alguna de lo que significaba, era el instinto y la presión social lo que me motivaba, me alegro de haber sido militante desde joven. Felicidades a Leticia y al colectivo de Cubahora.

Nelson Matos Castellonos
 4/4/14 21:09

Un saludos y mis Felicitaciones para mis coligas de la Unión de Jovenes Comunistas

senelio ceballos
 4/4/14 14:03

Saludos UJC..TIENEN UN CAMINO LARGO QUE REPARAR/ REFORMAR Y RECORRER.. Los saludos desde Rusia un miembro de la A.J.R...Flor naciente de los jovenes de nuestra epoca.. El Guajiro

Francisco Antonio Castellón desde FB
 4/4/14 11:57

Son ustedes los cubanos ejemplo de dignidad, orgullo de America,saludos desde El Salvador...

cubanita soy
 4/4/14 11:34

Excelente esta crónica, no solo redaccion sino tambien la veracidad del texto

Mkanicoi Breck desde FB
 4/4/14 11:32

hasta la victoria siempre felicidades a la union de jovenes comunistas de cuna y a los pioneros cubanos.

Marino Molina Molina desde FB
 4/4/14 11:19

Felicidades para todos los niños y jovenes de nuestra hermosa patria.

Eduardo Torres desde FB
 4/4/14 11:15

Felicidades a todos los niños y jovenes de CUBA, hoy nuestra Patria esta de Fiesta

Esther Margarita Martinez desde FB
 4/4/14 11:14

hermanos cubanos felicidades desde méxico asta la victoria

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