Los actos de terrorismo que propagan el odio, hieren y matan a miles de personas inocentes cada año. Cuba, como víctima también de este flagelo, bien lo sabe.
Por estos días, el presidente general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guteres, convocaba a trabajar juntos para que no se olviden las víctimas perdidas por esos crímenes, apoyar a los sobrevivientes y construir un futuro pacífico. Este es un llamado al que se une nuestro país desde sus acciones y en cada tribuna.
Pareciera que el terrorismo contra el país fuera del pasado, cómo olvidar el atentado de Barbados y otros tantos hechos dolorosos, pero no es el caso. En la historia reciente vemos cómo se manipula, se fomenta el odio y la violencia desde las redes sociales para ir supuestamente a acabar con Cuba. También está presente en actos de terrorismo contra embajadas cubanas en el exterior como lo sucedido el 26 de julio de 2021 en la cubana en París, a donde fueron lanzados tres cócteles molotov que provocaron un incendio. Mientras que el 30 de abril de 2020, un estadounidense disparó 32 veces con un rifle semiautomático a la embajada cubana en Washington.
Afortunadamente, ninguno de esos actos de odio ocasionó heridos ni víctimas. Ambos fueron condenados públicamente por la diplomacia cubana y su gobierno. Entre las causas señalaron a las continuas campañas contra Cuba que alientan estas conductas y por llamados a la violencia, con impunidad, desde el territorio de los Estados Unidos.
En medio de esta situación, el gobierno de Estados Unidos insiste en incluir a nuestro país en su arbitraria lista de países patrocinadores del terrorismo desde 1982. Solo en 2015 estuvo excluido, cuando Obama en su política de acercamiento con Cuba retiró al país de esta. Sin embargo, su sucesor Donald Trump, junto a unas 243 medidas hostiles, volvió a incorporarlo, decisión que mantiene el actual presidente, Joe Biden.
La permanencia de Cuba en dicha lista solo cumple intereses políticos que arrecian las restricciones del bloqueo al país caribeño, con afectaciones en su economía y a su gente para instar un cambio de gobierno.
El terrorismo les ha quitado a las familias cubanas padres, hijos, madres, hermanos…Ha causado mucho dolor y no debería ser Cuba precisamente la acusada de promoverlo.
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