//

viernes, 22 de noviembre de 2024

Juan Gualberto Gómez, periodista y soldado

Ahora que conmemoramos los 160 años de su nacimiento, se impone una relectura de la obra de este prócer que hizo de la escritura un arma eficaz de lucha…

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 13/03/2014
4 comentarios
Juan G Gómez
Juan Gualberto fue un apasionado de la cubanía y la unidad entre todos sus compatriotas.

Cuando José Martí subrayó que el periodista tiene mucho de soldado, tal vez estuviera pensando en Juan Gualberto Gómez. Y no solo porque este prócer relegó la pluma y se fue a la manigua, el 24 de febrero de 1895, para encabezar el frustrado levantamiento de Ibarra, en Matanzas.

Juan Gualberto hizo del periodismo un arma eficaz de lucha, tanto en su etapa madrileña, cuando colaboró con El Abolicionista, La Tribuna y El País, por solo citar algunos, como luego en Cuba, como director y redactor de La Fraternidad y La Igualdad, durante la colonia.

Luego, al cesar la dominación española, continuó su labor periodística en publicaciones como La Discusión, donde fustigó a la Enmienda Platt, como en Patria, refundado por él en 1925 y en el cual, como director, criticó duramente a la tiranía machadista.
 
Hoy día, cuando conmemoramos los 160 años de su nacimiento, y ahora a propósito del Día de la Prensa cubana, es bueno que recordemos a este cubano ejemplar.

DE LA PLANTACIÓN AL DESTIERRO

Juan Gualberto Gómez Ferrer nació libre, de padres esclavos, el 12 de julio de 1854, en el ingenio Bellocino (o “Vellocino”, según algunos autores), Sabana del Comendador, en la provincia de Matanzas. Sus progenitores Fermín y Serafina, de la dotación de la hacienda, le compraron la libertad antes de nacer.

Una vez que sus padres también adquirieron la carta de libertad, los tres se trasladaron a La Habana. Cursó estudios en el colegio para negros Nuestra Señora de los Desamparados y luego los continuó en Francia. En este país conoció al patriota Francisco Vicente Aguilera, quien lo convirtió al independentismo..

En 1876, tras una breve estancia en La Habana, marchó a México. Regresó a Cuba en 1878. Colaboró asiduamente con el diario La Discusión, de Adolfo Márquez Sterling, y fundó el periódico La Fraternidad, al que convirtió en órgano de combate contra la discriminación racial.

En el bufete de Nicolás Azcárate conoció a José Martí. Nació entre los dos una amistad muy estrecha. El hijo de españoles pobres y el descendiente de esclavos se involucraron en la conspiración de lo que hoy conocemos como la Guerra Chiquita. Ambos fueron deportados a España por sus actividades revolucionarias.

EL PERIODISTA

Gracias a gestiones de su amigo Rafael María de Labra, a Juan Gualberto le sustituyeron la condena a prisión en Ceuta por la del destierro. Ya en Madrid, el propio De Labra comenzó a publicarle artículos en El Abolicionista y en La Tribuna. Otros rotativos, ya mencionados anteriormente, le solicitaron colaboraciones.

Retornó a la Patria en 1890. Sacó nuevamente a la calle su periódico de antaño, La Fraternidad, donde continuó la lucha por la igualdad de derechos entre todos los cubanos. Disfrazado de un supuesto “pacifismo”, lo hizo también vocero de las ideas independentistas

Cuando La Fraternidad dejó de circular por problemas económicos, fundó La igualdad, con una frecuencia menor, dos veces por semana, pero igual política editorial. Los lectores se deleitaban al ver cómo Juan Gualberto eludía la censura y atacaba el colonialismo español ante las narices de las autoridades.

Marcó un hito en el periodismo nacional. Como apunta un colega, se distinguió por la claridad del lenguaje, habilidad en la exposición, serenidad en la polémica, audacia en la idea, vigor en el estilo y cortesía para con el adversario. Manejaba lo mismo el ataque incisivo y demoledor que el sarcasmo hiriente y mordaz.

Fue un apasionado de la cubanía y la unidad entre todos sus compatriotas. En su célebre trabajo “¿Por qué somos separatistas?”, publicado en La fraternidad, el 23 de septiembre de 1890, demostró el antagonismo entre Cuba y España y el por qué para la primera era necesaria la independencia.

Fue incluso más allá al afirmar que los cubanos eran “un pueblo americano. La influencia del medio ha ido operando insensible, pero seguramente, sobre las razas que lo habitan; de tal forma que ni el hijo del peninsular es español, ni el hijo del negro es africano”.

Con la fundación del Partido Revolucionario Cubano, por el Apóstol, se convirtió de hecho en el Delegado en Cuba del Delegado Martí. Aprehendido por los españoles en los días iniciales de la guerra necesaria, sufrió un nuevo destierro a la península. No retornó a Cuba hasta 1898.

EN LA NEOCOLONIA

El cese de la dominación española no significó para el prócer matancero el fin de la lucha por la independencia. Ahora tenía que enfrentar un enemigo más taimado y poderoso: el imperialismo norteamericano. En medio de la Asamblea Constituyente de 1901, su voz se alzó para condenar la Enmienda Platt.

En el cónclave alertó que, de ser aceptada esta, solo subsistirían los políticos que contaran con el apoyo y benevolencia de Estados Unidos, por lo que tendríamos gobiernos raquíticos y míseros, condenados a vivir más atentos a obtener el beneplácito de Washington que a defender y servir a los intereses de Cuba,

No cejó nunca en su lucha contra la oprobiada enmienda. Cuando en el rotativo La Discusión le pidieron que amainara en sus ataques contra la injerencia, abandonó la publicación. Su prédica, contribuyó al desarrollo de un pensamiento antimperialista en el país, cuando ya Martí no existía y su ideario era silenciado.

Quisieron sobornarlo con puestos bien remunerados y condecoraciones suntuosas, pero era insobornable. Al contrario, devino crítico severo contra generales y doctores, denunció los desmanes de José Miguel Gómez en la presidencia y contra los crímenes del machadato.  

Murió pobre, admirado por su pueblo, el 5 de marzo de 1933.


Compartir

Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.

Se han publicado 4 comentarios


Teresa Castillo
 19/3/22 14:16

¡Personaje admirable nuestro Juan Gualberto Gómez!  Parece fácil decir que era hijo de esclavos, pero es el claro ejemplo de talento y esfuerzo que hace que el hombre trascienda a sus circunstancias. No solo como patriota y hombre de pensamiento claro, sino como periodista de altos quilates. Un detalle interesante que acá no se menciona es que, además del inmenso esfuerzo de sus padres, fue la señora Catalina Gómez, dueña del ingenio donde ellos trabajaban, quien apoyó económicamente la educación del joven, primero en La Habana e incluso después en París. En mi familia, la figura de Juan Gualberto es de particular aprecio, porque fue un gran amigo de mi abuelo Lucilo de la Peña, con quien compartió no solo la pasión periodística, sino la lucha contra Machado.

Francisco Sánchez
 5/11/21 8:38

Buenos días en estos momentos me encuentro ultimando un libro sobre la vida de los deportados cubanos en el siglo XIX, y como figura central Juan Gualberto Gómez a Ceuta (España). Si posees, o sabes de alguien, que tenga algún dato familiar, documentos, fotos… de su paso por esta ciudad, se podría poner en contacto conmigo en: fsanchezmontoya@hotmail.com

Más información de este proyectado libro:
https://www.ceutaldia.com/articulo/cultura/sanchez-montoya-investiga-ahora-anos-ceuta-fue-cuba/20190515222718200671.html

Eladio González toto
 29/10/15 12:05

Admirable vida.  Desde Buenos Aires hoy descubrí otra razón que explica la excelencia que alcanzó Cuba en diferentes y múltiples situaciones.  También hoy me honra como argentino comenzar la relación entre instituciones con el Museo Juan Gualberto Gómez Ferrer.  Nuestro museo Ernesto Che Guevara celebra este comienzo que significa un enriquecimiento para nosotros en Argentina.  Así podemos defender mejor y aún con más convicción a la Revolución Cubana que es ejemplo maravilloso para el planeta tierra.

Eladio González toto director

 

Nancy Ponz desde FB
 13/3/14 11:20

Un patriota nuestro

Deja tu comentario

Condición de protección de datos