“… desembarca en el Muelle de la Luz de La Habana un hombre muy delgado, vistiendo sotana negra y que usa unos pequeños lentes detrás de los que brillan unos ojos perspicaces que revelan una gran inteligencia. Es el Padre Viñes, cuya vida, a partir de ese momento, estará tan ligada a La Habana y a su entorno. En su semblante se nota el cansancio del larguísimo viaje, pero pronto desaparecerá y volverá el aire de un hombre enérgico e incansable… Va destinado al Observatorio –Físico-Meteorológico– de Belén…, levantado por los jesuitas a principios de la década de 1860".
Así relata el meteorólogo Alberto Linés Escardó el arribo en 1870 del sacerdote catalán Benito Viñes Martorell, quien además de ser autor de la primera investigación in situ acerca del impacto de fenómenos hidrometeorológicos en Cuba y la región del Caribe, redactó igualmente el primer aviso de ciclón tropical documentado en la historia de la ciencia, el 11 de septiembre de 1875.
Nunca olvidaría que el primer ciclón a que se enfrentó fue uno que azotara los días 7 y 8 de octubre de 1870…, el cual retrasó en dos semanas la llegada –que no sería hasta el día 13– del joven independentista José Martí a Isla de Pinos, lugar al que había sido confinado en tránsito a su destierro a España, al conmutársele la pena de presidio habanero y trabajos forzados, por las súplicas de la madre al Gobernador ante la deteriorada salud del muchacho.
Y en esa agitada temporada que sacudiera al occidente con al menos tres huracanes, pronto experimentaría Viñes, con toda crudeza, que la realidad iba mucho más lejos que la imaginación y la teoría.
POR EL RUMBO DE LOS CICLONES
El Doctor José Rubiera, director del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba y Vicepresidente del Comité de Huracanes en la Organización Meteorológica Mundial, ha significado uno de sus más importantes aportes: “Fue el padre jesuita Benito Viñes quien descubrió la primera ley sobre el anticiclón del Caribe, sentando así un hito en la historia de estas investigaciones en el mundo y dejando a la posteridad un testimonio sin precedentes sobre este tipo de fenómeno meteorológico”.
Entre las principales efemérides de la meteorología nacional durante el actual año (2013), están los 120 años del fallecimiento, el 23 de julio de 1893, del hombre cuya obra en ese campo adquiere dimensión universal por sus estudios avanzados sobre la estructura y trayectoria de los ciclones tropicales.
Otro aniversario más reciente, del cual haremos referencia al final, ilustra el ascenso en el camino abierto por él.
Precisamente en ocasión de su centenario, en 1993, tuvo lugar en La Habana un Seminario Internacional sobre Ciclones Tropicales, en el que se evocó la ejemplar figura, vinculada para siempre a la Historia cubana.
Sus estudios partían de una práctica sistemática con esos fenómenos, desafiados con naturalidad por Viñes. Acostumbraba a trasladarse enseguida al lugar por donde pasaba alguno y hacía investigaciones sobre lo ocurrido en cuanto al tiempo, la lluvia y, sobre todo, analizaba en qué forma habían caído los árboles. De esa manera comprobaba distintos aspectos de esas tormentas.
Así logró el primer estudio científico realizado no solo en Cuba sino también en el Caribe sobre el impacto de desastres naturales de origen hidrometeorológico.
PRECURSOR DE AVISOS Y TEORÍAS
El análisis de aquella información, incluyendo la observación, le permitió delinear un modelo teórico acerca de la estructura vertical de los ciclones tropicales, la que dedujo a partir de la dirección y forma de las nubes, el rumbo de los vientos en diversos niveles de la troposfera y el valor de la presión atmosférica a diferentes distancias del centro de los ciclones.
Aunque solo contaba con un barómetro y un termómetro como instrumentos meteorológicos, Viñes describe acertadamente la estructura tridimensional de los huracanes y estudió con precisión los movimientos de las nubes al aproximarse un ciclón, lo cual posibilitaría que en 1880 se dieran en Cuba algunos avisos sobre la proximidad de tormentas.
Por su valioso trabajo en esta disciplina científica, fue considerado mundialmente como el Príncipe de la Meteorología Tropical. Otros lo califican fundador de la tradición meteorológica cubana.
En reconocimiento a su labor, llega a ser Miembro de Número y de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, distinción también merecida por su amigo, el doctor Carlos J. Finlay, con quien fuera pionero con ese alto título.
Cuando muere, en 1893, dejó seis reglas o leyes ciclónicas, actualmente usadas por su efectividad. Entre estas están el vórtice, la formación, la circulación, la traslación, las recurvas y el sistema de nubes de la depresión tropical y de la tormenta o huracán.
SEPTIEMBRE EVOCADOR Y ALERTA
Este otro septiembre lluvioso, en plena temporada ciclónica, lo recuerda de singular manera y hasta le dan vida aniversarios evocadores, como el 40 de la instalación de tres modernos radares meteorológicos de procedencia japonesa especializados en el seguimiento y estudio de los huracanes, emplazados en Punta del Este, en territorio pinero, el 8 de septiembre de 1973; La Bajada, Península de Guanahacabibes, el 14 del propio mes, y en la Gran Piedra, poco después, el 21 de noviembre, por lo adverso del lugar, como parte de una red hoy digitalizada y que continúa modernizándose.
Tales medios se integran a un sistema nacional de Defensa Civil con cinco décadas, que incluye 87 Centros para la Gestión de Riesgos de Desastres y 293 Puntos de Alerta Temprana, en lugares proclives a la ocurrencia de disímiles fenómenos.
Nunca hubiera imaginado el padre Benito que, 120 años después de su desaparición física, aquella colonia, erigida nación soberana, haya sido capaz de estructurar el servicio meteorológico más desarrollado de su región; un servicio que prioriza la preservación de vidas humanas, con un personal calificado que garantiza cada día información rápida y eficiente sobre la amenaza y el paso de los ciclones y otros fenómenos.
Yangel
28/9/13 1:21
Muy buena la informacion acerca del Padre Viñes...esta es un trabajo donde se tuvo que haber hecho una investigacion profunda...debemos seguir conociendo acerca de la meteorología...muchos la seguimos todos los días y pocos se sabe de su historia...Felcidades a Diego
Gerardo López
26/9/13 15:23
Debemos sentirnos honrados y orgulosos de que hombres como el Padre Viñes, José Carlos Millas y el padre, jesuita también, Rafael Goberna desde esta pequeña isla, que desde muchos aspectos asombra al mundo, hayan serntado las bases de la metereología tropical.
Esmeralda
22/9/13 19:01
Una vez más Diego me sorprendé con la búsqueda de información y la manera de hilvanar acontencimentos. Interesante historia... No la conocía... Saludos.. Good work...
Aurora
20/9/13 9:17
Interesante esta historia, francamente la desconocia y me aportó conocimientos y valoraciones útiles que muestran el contraste entre los esfuerzos aislados de antes y la prioridad del Estado cubano hoy en la meteorología y la Defensa Civil
Yaky
19/9/13 17:30
Qué gran aporte el de este español que prácticamente se enamoró de Cuba y qué fecundo el camino por el abierto, que supieron continuar y honrar varias generaciones de meteorólogos cubanos
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