La COVID-19 ha trascendido el escenario sanitario hace varios meses para convertirse en una pandemia que transversaliza todos los sectores de la sociedad. Como consecuencia, el nuevo coronavirus amenaza con una profunda crisis económica a nivel mundial que necesitará de grandes esfuerzos para su enfrentamiento, a la vez que exige tomar acciones rápidamente para evitar atrasos o retrocesos en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el contexto latinoamericano y caribeño existe desventaja si de posibilidades hablamos para enfrentar los próximos desafíos, sobre todo, por el nivel bajo de desempeño económico en los últimos años y los crecientes endeudamientos. Según aclaró Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en el reciente Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, “la región posee una desaceleración de su crecimiento económico más intensa que la de otras regiones y un desempeño histórico inferior al de sus últimas siete décadas”.
Cuba no está alejada de está realidad. De acuerdo con Alejandro Gil, ministro de Economía, en el escenario de la COVID-19 el país ha sufrido una reducción importante de las entradas de divisas, así como la disminución de la productividad en el sector estatal como en el no estatal, lo cual es resultado de la paralización de sus actividades. Además, se ha tenido que incurrir en gastos adicionales que no estaban previstos como, por ejemplo, los destinados a los centros de aislamiento y la transportación en los hospitales. De esta manera, existe una pérdida de ingresos al Presupuesto del Estado.
Por si fuera poco, en medio de este escenario, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos hacia Cuba se ha recrudecido y no han escatimado en tomar medidas en contra del país a pesar de la situación actual. Es así que, solo por citar un ejemplo, en el mes de junio el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, anunció la inclusión de siete entidades de nuestro país en la Lista de entidades restringidas con el claro objetivo de asfixiar la economía cubana.
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Aun así, Cuba ha sabido enfrentar con éxito una situación de crisis como lo es la pandemia de la COVID-19. Desde el 11 de junio, el gobierno anunció las medidas a implementar en la etapa de recuperación post COVID-19, agrupadas en 13 ámbitos y que se enfocan, sobre todo, en establecer las pautas para el regreso gradual a la normalidad. Entonces, por esta misma línea se hace necesario establecer la estrategia económica a seguir por el país en los próximos meses.
¿Con qué fortalezas contamos para esto? En primer lugar, como explicó Gil, Cuba tiene experiencia en medidas de ajuste, por ser una economía asediada durante más de 60 años, además, presenta una economía planificada centralmente que permite reasignar los productos del mercado y tomar decisiones a favor del pueblo. Cuenta con una soberanía en el manejo de los recursos presupuestarios, es decir, respeta los límites establecidos por la política fiscal y monetaria, pero sin rendir cuentas a ningún organismo internacional, sino al pueblo. Así mismo, el país apuesta por una política social inclusiva, donde cada uno de los ciudadanos suman para encontrar soluciones.
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Es así que, teniendo en cuenta el contexto internacional y las opiniones del pueblo, el gobierno cubano anunció hoy la Estrategia para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por la COVID-19, conformada por 16 áreas de acciones y aprobada por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y el Consejo de Ministros, enfocados en la etapa de recuperación económica.
Dicha estrategia contempla como principios:
- Mantener la planificación centralizada, una de las fortalezas de nuestro sistema
- Defender la producción nacional y desterrar la mentalidad exportadora
- Regulación de los mercados, principalmente por métodos indirectos
- Complementariedad de los actores económicos
- Papel dinamizador de la demanda interna para la economía
- Dotar de mayor autonomía de gestión al sector estatal
- Implementar aspectos claves aprobados y pendientes en las formas de gestión y propiedad
- Incentivar la competitividad, garantizando la gestión eficiente de los recursos materiales y financieros y el ahorro
- Política ambiental activa con el ordenamiento social del país
Infografía: Laydis S. Milanés/Cubahora
De esta manera, las acciones a implementar no son más que la continuidad de las cuestiones planteadas en el Plan de la Economía y se encuentran en total coherencia con lo expresado en la Constitución de la República de Cuba, la Conceptualización del Modelo Económico, los Lineamientos de la Política Económica y Social y la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. Sin dudas, es un nuevo desafío que se impone, con la convicción de que Cuba nunca renunciara a sus desarrollo económico y social.
"Nadie queda desamparado en nuestro país, así ha sido, es y será siempre. Nos debemos al pueblo al que pertenecemos, lo respetamos y queremos. Y para su bienestar trabajamos. Bajo esas premisas que dan sentido a nuestras vidas nos hemos planteado cómo enfrentar la nueva situación que impone el mundo post COVID- 19. No solo para resistir, sino para avanzar y fortalecernos”, expresó Miguel Díaz-Canel, presidente de la República de Cuba en el Consejo de Ministros.
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