Semejanza pura dejó la lectura del par de partidos de ida, correspondientes a la fase semifinal de la Copa del Rey, en España, con los armisticios firmados tanto en el Clásico Real Madrid-Barcelona, como en el duelo Betis-Valencia. El fútbol no quiso premiar el esfuerzo de ningún club, y postergó la decisión de ambos pareos para dentro de 21 días.
Ese par de cotejos pareció “cortado por la misma tijera”: hubo mucha nivelación en las acciones y cada equipo ganó un de los dos tiempos, sin grandes exhibiciones técnicas de los jugadores más capacitados. Entonces, era previsible una paridad que, de seguro, no se repetirá en los cotejos de vuelta.
De visita en el Camp Nou, el entrenador del club merengue, Santiago Solari, no se lo pensó dos veces y así se debe haber remitido a sus discípulos: “fíjense que Messi no está en la cancha, pero sí aparece en el banquillo. Aprovechemos este momento”. Y sus buenos alumnos, llevaron ese diseño al pasto.
Con un mediocampo que no debía enfrentar las habilidades y la fluidez en el toque y las entregas del crack argentino, el Madrid consiguió apoderarse de la pelota para irse delante en el pizarrón. Sin dudas, el gran acierto de Solari fue abrir con el joven Vinicio como media punta, en detrimento de Gareth Bale.
El atacante brasileño “voló bajito” durante el tiempo que estuvo sobre la cancha. Con su veloz ritmo, fue el eje de los principales ataques del club blanco. Y un centro suyo, aunque pasado, fue bien controlado por el “rejuvenecido” Karim Benzema, que haló la marca de los defensores y dejo (casi) solo a Lucas Vázquez, que lo remató con acierto para poner el 1-0 en el pizarrón en el minuto seis.
No había muchas señales del Barza, monarca exponente. Apenas aparecía Malcom, quien arreciaba su ataque por la zona defendida por Marcelo, quien realmente está para irse al banco. Pero sus primeras incursiones, no se concretaron frente al arquero Keylor Navas.
El Madrid se mostró fuerte en defensa, en tanto Llorente – quien dejó en el banco a Casemiro-, Kroos y Modric crearon muchas dificultades en el mediocampo. Vinicius tuvo otras posibilidades, pero pecó de individualista. Y con amplio dominio del club merengue, que no supo rematar el partido, se fueron al descanso.
Como era de esperar, Messi comenzó a calentar. Y de solo verlo, su equipo decidió adentrarse en el juego. Así, el fútbol sí premió a Malcom, quien marcó el empate en el minuto 57. Lenglet profundizó para Alba, el cancerbero Navas salió muy mal al cruce del lateral y la esférica quedó suelta para Luis Suárez, cuyo remate dio en el palo para ser recogido por Malcom y anidarla en la cabaña rival para empatar 1-1.
Un rato después, entró Messi al gramado. Y aún con las molestias que poseía –muchos consideran que no debía jugar-, el Barza, como era de esperar, se adueñó de la pelota. Entonces, Solari atrasó a su cuadro; sacó a Casemiro tras la lesión de Llorente, y Bale sustituyó al agotado Vinicius, en busca de una contra que sentenciara el partido; pero eso, nunca llegó.
El galés corrió, se supo desmarcar; pero falló un gol cantado. Benzema, sin dudas, el mejor jugador del Madrid, le regaló el gol que no supo transformar.
Barcelona tiene tres semanas para recuperar al mejor Messi. La vuelta será el día 27 (segundo Clásico), en tanto habrá un tercer juego entre ambos cuadros, el próximo 2 de marzo, por la BBVA. ¿Qué pasará? Esperemos.
Mientras, también hubo empate, pero 2-2, en el duelo entre el anfitrión Real Betis y Valencia, en el estadio Benito Villamarín. Aquí hubo bastante similitud con lo acontecido en el Camp Nou, donde el Madrid ganó el primer tiempo y el Barza se adueñó del complementario.
Gameiro ha empatado en el descuento, 2-2 en el Benito Villamarín. (Foto: Tomado de mundodeportivo.com).
En este caso, fue a la inversa. El dueño de casa paseó al rival en el tiempo inicial; pero el Valencia mejoró en su accionar y logró el empate 2-2 en el segundo período.
En la primera parte, el local se adelantó con un centro del Sergio Canales, remate de cabeza del central brasileño Sidnei da Silva y remate también de cabeza del delantero Loren Morón para dejar el 1-0 e irse al descanso.
Y bien pronto en el tiempo complementario, a la fiesta se unió Joaquín con un gol olímpico, para poner el 2-0. Pero Marcelino, técnico del Valencia, envió al pasto a Gameiro y Kondogbia. Y ahí recogió los frutos.
Fue el francés Gameiro, el encargado de enmudecer al graderío en los 20 minutos finales. El galo revolucionó la eliminatoria con una asistencia para el gol de Cheryshev y con su diana del empate.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.