Dentro de los jonrones inolvidables de nuestras series nacionales quedará, sin duda, el del villaclareño Ariel Pestano frente al matancero Maykel Martínez, en el partido final de la 52 temporada beisbolera. Será recordado ese batazo como el de Agustín Marquetti en 1986 frente a Rogelio García o el de Antonio Pacheco ante Pedro Luis Lazo en el 2001.
El cuadrangular del máscara naranja le devolvió a su provincia un título tras 18 años de larga expectación y cerró feliz un capítulo —mejor una telenovela—, que lo enfrentó en los últimos meses al mentor yumurino Víctor Mesa, por haber decidido excluirlo del equipo Cuba al Tercer Clásico Mundial.
La alegría excitante, ser cargado en hombros de su pueblo y vitoreado como nunca en el estadio Augusto César Sandino, dibujó lo que pudiera ser una despedida gloriosa para el máscara central —entre los mejores de todos los tiempos— tras calzar los arreos en 22 campañas.
Si Pestano es tan inteligente como su maestría deportiva detrás del home se despediría con esa dorada nacional, cuarta en su vitrina personal, pues era muy joven en la selección naranja que consiguió tres coronas en línea, bajo la dirección de Pedro Jova (1993-1994 y 1995). Sin embargo, la conclusión de esta temporada tiene matices más profundos que el podio merecido por Villa Clara, Matanzas y Cienfuegos, en este orden.
Con un nuevo sistema competitivo, la Serie Nacional introdujo dos novedades fundamentales, no siempre bien compartidas: un corte inicial de ocho equipos tras los primeros 45 juegos y la inclusión de cinco refuerzos para los ocho elencos restantes, que lucharían entonces por cuatro plazas a los play off. Más allá de lo coyuntural que pudo ser con motivo del Clásico Mundial, la idea ganó adeptos, pero con un poco más de partidos en la primera ronda, quizás 60.
Contrario a lo que muchos pudieron pronosticar en un análisis lógico, la segunda mitad del torneo reservó mejor ofensiva (275 por 267 en la primera etapa), y un pitcheo menos efectivo (3.89 promedio de carreras limpias por 3.64) Solo la defensa se comportó ligeramente mejor en la segunda fase (979 por 975). ¿Dicen algo estos números en un béisbol que está entre los cuatro mejores del mundo?
Primero, son más ajustados a la calidad media internacional e inferiores a los astronómicos promedios de bateo de años recientes, pero todavía dejan ver fallas en el pensamiento técnico-táctico de muchos peloteros, en tanto sigue existiendo mucho desnivel entre los jugadores titulares y la banca, así como entre los serpentineros abridores y relevistas, por solo mencionar dos ejemplos.
Segundo, estas estadísticas deben ser empleadas para conocer las verdaderas potencialidades de jugadores y equipos, pero no fríamente, sino con la complementación de otras tan importantes como Porciento de Embasado (OBP), Carreras Producidas, Slugging, etcétera. De nada vale tener grandes entrenadores si no sabemos estudiar lo que está indicando tal o más cual parámetro.
Vimos todavía un campeonato con abuso del toque de bola (y jugadores que siguen sin aprender), equipos que roban bases cada tres juegos, lanzadores sin dominar la técnica básica (80 box son demasiados), peloteros sin una clara zona de bateo, defensores mal ubicados para un roletazo, demasiadas visitas innecesarias del cátcher al pitcher, por solo mencionar algunos gazapos posibles de mejorar con un poco más de rigor.
No olvido también que fue una Serie Nacional en la que grandes animadores como Santiago de Cuba, Granma y Las Tunas no pudieron incluirse en el segundo tramo por varios factores, aunque el más visible fue el poco trabajo con una generación que ha tenido apresuradamente que sustituir a algunos establecidos en sus posiciones.
Como todo tiene balance en colores, de las mayores alegrías antes del triunfo histórico de Villa Clara estuvo la clasificación de Isla de la Juventud (séptima final), más por jugar con el corazón sobre el terreno que por la verdadera calidad de su nómina, aunque por vez primera tres pineros integraron una selección nacional a un evento internacional.
Quedan todavía muchos aspectos cuestionables de la campaña que Pestano hizo inmortal para su provincia. El trabajo de los árbitros, la disciplina dentro del terreno, la pobre motivación de algunas estrellas, el poco espectáculo que complementa un juego de pelota y la pobre aplicación de la ciencia y la técnica en muchos equipos. Sobre ellos volveremos en un próximo material.
Cuarto bate
20/6/13 13:26
¿Entonces para usted Pestano es el héroe y Víctor el Villano? porque lo que yo vi Pestano tenía un average de lágrimas y casi no jugaba de regular y no defendía ni el 70% de lo que fildeo y lució en esta parte final (después del clásico)
Javier
20/6/13 11:48
Mas que a Maykel Martinez este jonron de Pestano va a trascender porque lo dio frente a Higinio Velez y frente a Victor Mesa dos miembros de la comision que lo dejo fuera del equipo nacional. El tiempo es el mejor juez.
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