sábado, 27 de abril de 2024

Y la luz llego del este

A pesar de tergiversaciones, mentiras y presiones, Moscú socorre a Europa Occidental en el sensible tema energético...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 11/11/2021
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Rusia-Gazprom
Rusia, por intermedio del gigante Gazprom, abre el camino del urgente salvamento energético a sus vecinos occidentales. (Tomada de sputniknews.com) (Tomada de sputniknews.com)

Ya hemos hablado en anteriores comentarios de las miles de dificultades engendradas por Washington para sabotear la existencia del Nord Stream 2, el nuevo gasoducto ya concluido entre Rusia y Alemania, que multiplica sensiblemente los suministros de combustible ruso a una urgida Europa Occidental.

 Los descargos gringos alegaban la “complicada dependencia eurooccidental del gas ruso” como tema sensiblemente estratégico, y, por supuesto, la solución gringa, acompañada de innumerables sanciones a los constructores del Nord Stream 2, no era otra que traspasar la atadura energética del Viejo Continente a los suministros de gas licuado norteamericano por vía marítima, mucho más embarazosos y caros que los de Moscú.

Y el “indeseado” término de las obras del entramado de tuberías entre Rusia y Alemania coincidió en el tiempo con una sonada escasez energética en Europa Occidental, que ha mantenido en vilo a gobiernos, empresas y millones de consumidores acosados por las cuantiosas alzas generales de las tarifas, y que un Washington nada tardo atribuyó de inmediato a “las turbias maniobras del Kremlin”.

Las fuentes especializadas aducen que, a una díscola política oficial europea reacia a los ofrecimientos rusos de colaboración bilateral en temas energéticos que data de veinte años atrás, se unieron en estas fechas dislates como “almacenamientos agotados, reducción de las inversiones, y postergaciones en las tareas de mantenimiento debido a la pandemia de la COVID-19, entre otros negativos factores”.

Y luego de un período tormentoso y angustioso, de una buena vez aires de tranquilidad parecen batir sobre Europa Occidental, provenientes, precisamente, del denostado, demonizado e inmediato gigante territorial. Así, hace apenas horas, el coloso gasístico ruso Gazprom confirmó que traspasará gas este mes a cinco instalaciones eurooccidentales de almacenamiento subterráneo, tras la solicitud del presidente Vladímir Putin de rellenar los depósitos en Alemania y Austria.

Una de las vías para la remisión de metano a Berlín y Viena es el gasoducto Yamal-Europa que atraviesa cuatro países: Rusia, Bielorrusia, Polonia y Alemania. También transita el gas desde territorio ruso a través de Ucrania y Eslovaquia.

Hace dos meses que Vladímir Putin precisó —según fuentes— que, luego de rellenar las reservas nacionales, Gazprom iniciará el proceso de robustecer los depósitos alemanes y austriacos con el propósito de cumplir eficientemente los contratos vigentes y asegurar combustible en el occidente continental para el otoño y el invierno. Una medida que, por demás, ayudará a Europa del oeste a equilibrar y controlar sus dislocados mercados energéticos y las afectaciones a millones de consumidores.

Vale indicar que esta responsabilidad y buena voluntad rusa a pesar de las agrias y masivas campañas norteamericanas en su contra, y a las cuales no son nada ajenos sus vecinos eurooccidentales, contrastan sensiblemente con el triste papel de segundón gringo que no pocas veces asume la Europa comunitaria.

Y aun cuando algunos se dan perfecta cuenta en el Viejo Continente de que la subordinación a los dictados de la Casa Blanca no solo dañan la independencia y autonomía de una región con personería suficiente para decidir e influir por sí misma en el concierto internacional, si no a la vez atentan contra no pocas de sus urgencias y necesidades vitales, todavía sigue faltando la voluntad política suficiente como para romper las amarras, enderezar las piernas, levantar la mirada, y empezar a andar con paso propio.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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