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miércoles, 16 de octubre de 2024

Washington y Tel Aviv: amor eterno

Tan grandes son sus lazos, que hasta uno habla por el otro...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 11/12/2019
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Misiles Irán
Quien se alarma por los misiles convencionales de Irán, debería entonces gritar a voz en cuello ante el poderío nuclear sionista. (Foto: Tomada de HispanTV.)

El turno de mostrar tan íntimas relaciones le tocó ahora al canciller sionista, Yisrael Katz, quien en declaraciones formuladas en las últimas horas vaticinó que con Irán no hay arreglo, y que la fórmula definitiva será bombardear a la República Islámica para “evitar que produzca armas nucleares” y persista en modernizar su arsenal defensivo.

Lo dijo Katz luego de que desde Tel Aviv se anunció la prueba de un nuevo misil que está ligado a la vieja intención de las autoridades israelíes de atacar a Teherán, incluso, con el uso del poder atómico no declarado del que hacen gala los sionistas desde hace decenios, logrado con el apoyo gringo y del resto de Occidente, y que nunca ha preocupado ni alarmado a la potencia hegemonista ni a sus segundones europeos.

Pero hay más. En su diatriba, en la cual el canciller llamó a lograr una coalición bélica internacional antiiraní donde militen incluso “algunas naciones árabes”, llegó a advertir textualmente que si el gobierno persa “pasa la raya roja…verá el poder estadounidense cuando Washington lance miles de misiles Tomahawk sobre Teherán”, una formulación agresiva, injerencista y en extremo peligrosa, que debía corresponder a la Casa Blanca o al Pentágono cuando más, y no a quien a decenas de miles de kilómetros del Potomac representa la política exterior de Israel.

Eso, a menos que ambos ya hayan “trasteado” juntos en la cocina sobre el tema, porque, curiosamente, el estallido de ira del canciller sionista coincidió con la noticia de que Washington se propone elevar nuevamente su presencia bélica en torno a Siria, donde algunos de sus ilegales contingentes militares ocupan campos petroleros a viva fuerza, y que esa multiplicación de tropas comprendería la presencia en la zona de conflicto de portaviones y buques artillados con misiles de medio alcance.

Coindicen además, todas estas graves amenazas, con la presentación ante Naciones Unidas de un “reclamo” contra Irán, suscrito por los representantes de Francia, el Reino Unido y Alemania, en el cual se “denuncia” que la República Islámica ha desarrollado “misiles balísticos con capacidad nuclear”, y se alega que estas actividades son “inconsistentes con la resolución de la ONU que respalda el acuerdo nuclear con Teherán del pasado 2015”.

Tratado que —al parecer olvidaron anotar también los susodichos diplomáticos— fue abandonado unilateralmente por Donald Trump para persistir en sus actividades hostiles contra Irán, y que los firmantes eurooccidentales han dejado virtualmente “flotando en el aire” a pesar de los reclamos iraníes de actuar en conjunto para establecer un clima que propicie avanzar en la concreción de la letra del citado protocolo, aún con la ausencia de los Estados Unidos.

Porque en aras de la sensatez y la lógica, si a pesar de un autodesgajado, lo debatido, acordado y suscrito no funciona por dejadez o desidia de algunas de las partes, todavía verbalmente involucradas en no malograr tanto esfuerzo, denota más sinvergüencería que otra cosa el avivar los cañones contra un interlocutor que ha dado permanentes pruebas de paciencia, cordura y buena voluntad para que todo termine lo mejor posible.

Por lo demás, y con más razón en medio de tan complicado contexto, Teherán tiene el legítimo derecho de prevenirse y prepararse para defender su integridad y su soberanía, y nadie puede cuestionarle la prerrogativa de modernizar al máximo su fuerza de misiles cuando en pleno corazón de Asia Occidental el Israel sionista almacena infinidad de artefactos nucleares sin que nadie chiste ante tamaña violación. Por el contrario, Tel Aviv sigue siendo, y por mucho, el régimen que capta los mayores montos de dólares gringos destinados a “ayuda y asesoría militar al exterior”.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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