En California, la segunda ciudad más importante de Estados Unidos (EE.UU.), donde se une el glamur de la industria cinematográfica con la miseria de más de un 17,2% de sus habitantes - un crisol de nacionalidades- tendrá lugar la Cumbre de los Pueblos por la Democracia, en la que, para salvar la dignidad de América Latina y El Caribe, centenares de movimientos sociales y sus activistas denunciarán y debatirán los problemas reales de esa enorme región.
La cita, que es la contraparte de la exclusiva Cumbre de las Américas, organizada por el gobierno de Joseph Biden, en la que no tomarán parte todas las naciones situadas en el norte y el sur del continente, comenzará el día 8 y se extenderá hasta el 10. Venezuela, Nicaragua y Cuba fueron excluidas.
La llamada cumbre de los amigos de Biden –aunque no todos los participantes lo sean ni simpaticen con el imperialismo- posee una agenda en la que, como siempre ocurre en esas citas que tienen lugar desde 1994, organizada por EE.UU. como anfitrión, quedan fuera de debate la solución de las múltiples afectaciones que afligen a las poblaciones, pues son resultantes del sistema capitalista y su punta de lanza norteamericana.
Incluso temas que lesionan a la sociedad norteamericana serán obviados, como el consumo de drogas, la venta de armas a la ciudadanía, las masacres de negros, de niños, el militarismo, los bajos salarios, la educación y la salud privada. Esos son problemas de otros, no de la potencia que fomenta la guerra contra Rusia con un histerismo digno de su desesperación supramacista.
El actual inquilino de la Casa Blanca escogió Los Ángeles –con 18 millones de habitantes- por su diversidad étnica, racial y cultural. Es la ciudad con más inmigrantes latinoamericanos, repleta de mercados informales y de personas sin techo. Aun así, es considera la comunidad de su tipo más próspera en EE.UU..
- Consulte además: Cumbre bajo presión en California (+Audio)
Pero aunque la agenda oficial aparecen ¨el crecimiento económico, el calentamiento global y la respuesta a la pandemia de la COVID-19 resulta insuficiente para ocultar la realidad concreta de California plagada de desempleados, mendigos y personas que pierden sus hogares porque el salario no les alcanza para pagar el alquiler, situación empeorada durante la pandemia.
La realidad de California, que será denunciada por los pueblos, es muy diferente a la que Biden desea presentar como una de las perlas de prosperidad de su país.
Surgió de un robo. California pertenecía a México y por ello ahora viven allí más de 1 700 000 oriundos del vecino Estado. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, al gobierno mexicano no le quedó otra que ceder el territorio de Alta California a EE.UU.
EL SILENCIO DE LOS PUEBLOS
En la ya conocida como La Cumbre de Biden no hablarán indígenas, mujeres, trabajadores mal pagados, desempleados. Entre bambalinas habrá el consabido desfile de empresarios y políticos locales, con palabra y poder, para conciliar sus millonarios intereses con los sumisos, que los hay, del Sur.
Es por esa singularidad de la cita imperial –aunque quienes estén junto a Biden no significa que todos compartan sus ideas y métodos neocoloniales- que este año la Cumbre de los Pueblos por la Democracia cobra una especial importancia.
La política mundial se mueve en aguas convulsas. América –tanto su potencia norteña como los que en el Sur tratan de cambiar destino hacia una vida digna y decorosa, sin la presencia de EE.UU.- atraviesan un pésimo momento en sus estructuras, dañadas por varias causas, entre ellas la guerra que Biden no declaró pero si aplica contra Rusia en Ucrania, y las oscilaciones aún de la pandemia de la COVID-19, que agravó aun mas las economías.
EE.UU. fracasó en su IX Cumbre con su política de exclusión y extorsión con los países de América Latina y El Caribe (Tomada de Resumen Latinoamericano)
La Cumbre de los Pueblos por la Democracia no es fanfarria, carteles y bullas. No. Es una reunión de los movimientos sociales y sus activistas políticos, organizaciones sindicales y estudiantiles, líderes políticos, politólogos, filósofos, sociólogos. En esos días, las tribunas serán ocupadas por igual por indígenas llegados de la América profunda y de las universidades estadounidenses.
La riqueza de experiencias –la primera se celebró en el 2006- hace que este tipo de reuniones, en las que participan miles de ciudadanos llegados de distintos y lejanos entre sí puntos del orbe, tiene un buen cuidado programa en que se analizarán, como siempre, no solo los asuntos que mantienen en vilo a una región de más de 600 millones de habitantes, sino que, y así lo acuerdan y transmiten a los gobiernos presentes en California para ser implementados.
Es una fórmula de colaboración con los líderes latinoamericanos presentes en la llamada Ciudad de Hollywood, que en esta ocasión visitarán la metrópoli que tiene más de tres millones de emigrantes, y que posee el aldabón de ser también la reina de las pandillas en EE.UU., con 450 efectivas en ese Estado.
El gobierno de Biden boicotea la Cumbre de los Pueblos por la Democracia, que es organizada por más de 150 organizaciones estadounidenses, a las que se unen más de 200 de la parte Sur del continente, las que entrarán en sesiones a partir del próximo día 8.
A estos grupos llegados a Los Ángeles se adhieren a diario artistas, intelectuales y personas progresistas que contribuirán con sus experiencias a demostrar cuál de las Cumbres está en sintonía con lo que exigen los pueblos, incluido el estadounidense.
Mientras la reunión de Biden luce marcada por la exclusión y la imposición de su agenda política, la Cumbre de los Pueblos reunirá voces de todo el continente con el fin de crear una visión compartida de la democracia y de una vida digna para los diversos grupos humanos.
Cada día, el Comité organizador del evento recibe el respaldo de renombrados activistas, pensadores y artistas, como Melina Abdullah de Black Lives Matter – Los Ángeles, el Dr. Cornel West, el independentista puertorriqueño y ex preso político Oscar López Rivera, la líder indígena hondureña Bertha Zúniga, el historiador y periodista indio Vijay
Prashad, dirigentes de importantes centrales obreras, Uniones y Asociaciones Estudiantiles.
En la relación aparece también el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, el Comité de Unidad Campesina de Guatemala y otros, que darán vida a paneles y talleres.
Claudia de la Cruz, codirectora del Foro de los Pueblos y miembro del equipo organizador de la Cumbre, afirmó que “la cumbre será un espacio amplio en la participación y representación del continente y de las luchas de los pueblos.
En la agenda de discusión, precisó, están las batallas diarias por el derecho a la tierra, la vivienda, la salud, la democracia y la soberanía, y en contra del racismo, la pobreza y las estructuras que crean esas condiciones para nuestras comunidades.
Cada día, a razón de entre cinco y ocho paneles se debatirán y tomarán acuerdos en temas como ¿Democracia para quién?: Las consecuencias de las intervenciones de Estados Unidos en las Américas; Solidaridad más allá de las fronteras, y La salud como derecho humano en todo el mundo.
En el programa también aparecen Violencia de género y lucha por la liberación; La soberanía alimentaria, justicia climática y el futuro de nuestro planeta; El papel de la resistencia cultural en los movimientos sociales; La economía popular: resistir a la deuda, las sanciones y el robo de recursos, y La justicia laboral.
Igualmente, uno de los paneles disertará acerca del combate a la supremacía blanca, la violencia estatal y la militarización, todos inherentes en lo fundamental a la nación anfitriona.
En su afán de boicotear la Cumbre de profundo carácter democrático y popular, el gobierno de EE.UU. negó las visas a los miembros de la delegación cubana que participaría en la cita, lo que, para analistas, demuestra el temor de la administración Biden a que el mundo conozca las experiencias y éxitos de la pequeña nación insular que mantiene bloqueada económica, comercial y financieramente desde hace seis décadas.
Tampoco permitió la celebración de una tradicional marcha masiva y legal programada para coincidir el próximo día 10 con el cierre de la Cumbre de las Américas.
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Los dirigentes de la Cumbre de los Pueblos por la Democracia afirman que ¨la conducta del Departamento de Policía de Los Ángeles constituye una denegación ilegal de los derechos constitucionales de quienes participan en una actividad protegida por la primera enmienda". Ellos prometen manifestarse, a pesar de la policía y su eventual represión contra los movilizados.
Los organizadores del foro que promete dejar al desnudo la desigualdad de un sistema que lastra el desarrollo de América Latina, advirtieron que en las calles, los delegados de esa cita conocerán, pero sin maquillaje, lo que los gobernantes estadounidenses consideran una joya de la corona del imperio.
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