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sábado, 23 de noviembre de 2024

Venezuela en preparativos para elecciones y eventual diálogo nacional

El próximo domingo serán las primarias abiertas del PSUV, con mas de ocho millones de miembros...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 04/08/2021
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Elecciones Primarias-PSUV
Las elecciones primarias del PSUV el próximo domingo significan un paso gigantesco hacia las mega-elecciones del próximo 21 de noviembre (Tomada de la presidencia Venezuela).

Venezuela, uno de los países símbolo de la resistencia contra los embates de Estados Unidos (EE.UU.) para aniquilar su proceso político socialista, brinda un nuevo ejemplo de democracia participativa con las elecciones primarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), mientras continúan preparativos para un eventual nuevo diálogo nacional con sede en México.

Este mes es de suma importancia para la nación suramericana, inmersa en planes básicos de supervivencia con esfuerzos propios dado el bloqueo impuesto por la Casa Blanca, ya que las primarias del PSUV el próximo día 8 significan un importante avance hacia las megaelecciones del próximo 21 de noviembre.

Ese día serán electas nuevas autoridades en las 23 gobernaciones y 335 Alcaldías, 251 delegados a los Consejos Legislativos y 2459 Concejos Municipales.

En una nueva demostración del espíritu democrático que anima a la Revolución Bolivariana, el próximo domingo estarán en las primarias más de 100 000 precandidatos para que el pueblo decida en las urnas los futuros postulados a los cargos institucionales.

Los listados de los designados por las bases de la agrupación política ya están puestos a disposición del electorado, informó el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello.

La gran mayoría de los votantes de los núcleos del PSUV ejercieron su derecho soberano para seleccionar a los precandidatos.

Los comicios primarios y abiertos, en que las agrupaciones políticas escogen a quienes podrían ser los próximos dirigentes a nivel regional y municipal, están avalados por las autoridades electorales venezolanas.

De los 14 000 centros electorales del país, 5108 estarán dispuestos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a petición del PSUV.

El presidente Nicolás Maduro, en reciente alocución, indicó que el domingo Venezuela vivirá una extraordinaria jornada para que el pueblo decida a quien nombrará después como sus eventuales gobernadores y alcaldes.

En estas elecciones están convocados 20 millones de votantes, aunque el CNE presume que la pandemia de la COVID-19 será un freno a la asistencia, que no es obligatoria.

Mientras el PSUV trabaja a todo tren para una lucida elección, algunas agrupaciones opositoras avisaron que no participarán en las regionales y municipales, mientras exigen un referendo revocatorio del presidente Maduro, electo en mayo de 2018 con el 67 % de los votos, y cuyo mandato concluye en 2025.

Esta actitud, que no es nueva entre los ultraconservadores, se debe, en buena medida, a las divisiones internas existentes entre ellos, pues aunque no dan el brazo a torcer, están conscientes del fracaso político e ideológico de sus continuos ataques desde 1998, cuando ganó la presidencia el fallecido líder político Hugo Chávez e implantó el actual socialismo venezolano.

Que sus planes se siguen estrellando lo demostró una reciente encuesta del estudio Monitor País, de la empresa Hinterlaces.
Esa fuente precisó que el 73 % de los interrogados mostró su desacuerdo con la pantalla de los opositores de alejarse de las urnas, pues ello demuestra el desinterés en integrarse de una manera correcta al proceso político nacional.

También que el 56 % desechó la idea de un referendo revocatorio presidencial, lo cual es señal de que no debían insistir en el tema o volverían al fracaso.

También se trabaja arduamente para la lucidez de los megacomicios. El CNE realizó auditorías al registro de votantes para garantizar la transparencia y consistencia de los datos, y coordinó con organismos internacionales el programa de observación previsto para noviembre.

El presidente del ente electoral, Pedro Calzadilla, se reunió esta semana con el titular del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), Nicanor Moscoso, para analizar las condiciones de acompañamiento del proceso.
El CEELA participó antes en elecciones en Venezuela. En diciembre último constató la legitimidad de la renovación en las urnas de la Asamblea Nacional (Parlamento) para el período 2021-2026.
Con similar propósito, el pasado mes estuvo en Caracas una misión exploratoria de la Unión Europea (UE) invitada por el CNE, la que cumplió una amplia agenda en el territorio nacional para evaluar la viabilidad en la observación y acompañamiento de los venideros comicios.
Los especialistas de la UE se reunieron con autoridades del CNE, del gobierno y del legislativo, además de representantes de diferentes partidos políticos.

¿MESA DE DIÁLOGO EN MÉXICO?

Venezuela es una nación de paz. A pesar de la crudeza de las acciones de diversa índole lanzadas en su contra por las fuerzas reaccionarias internacionales encabezadas por EE.UU., la Revolución Bolivariana apuesta por el diálogo nacional, incluso con la oposición más radical, conducida por el asilado Leopoldo López y el autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó.

La ultraderecha mundial trabaja en conjunto y no escatima dinero ni esfuerzos para derrocar el pabellón chavista —que mantiene en alto el legado de Chávez— y para ello emplea tanto a fuerzas internas como a gobiernos títeres de la Casa Blanca, en especial a Colombia, y los miembros del deshecho Grupo de Lima, adscripto a la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA).

Para alcanzar la paz interna, el gobierno del presidente Maduro ha intentado en varias oportunidades mantener un diálogo de paz con la oposición, desde la apegada a una línea democrática, hasta la que exige la aniquilación del socialismo venezolano y el retorno del sistema neoliberal.

Maduro está dispuesto al diálogo con quienes mienten, exigen la intervención militar de EE.UU., aplauden las medidas restrictivas y destructivas del emporio norteño y participan de manera activa en escenarios violentos que dejan centenares de civiles fallecidos y heridos.

Sin embargo, y a pesar de este escenario poco favorecedor para la paz, el gobierno de Caracas insiste en las conversaciones con sus enemigos como método para garantizar la imprescindible tranquilidad del país.

En recientes declaraciones, Maduro aseguró que “está listo” para participar en la Mesa de Diálogo —a su solicitud— ya adelantada con la mediación de México y otros países.

“Estamos listos para ir a México. La delegación del gobierno bolivariano y los delegados de las oposiciones también. Aspiro a que en agosto se pueda instalar en México con el apoyo de Noruega y de varios gobiernos (incluyendo Estados Unidos) una Mesa de Diálogo, Negociación, Paz y Reconciliación con todas las oposiciones”.
Aunque algunos medios periodísticos, como la agencia Reuters, publicaron en exclusiva pero sin fuentes confirmadas que el chavismo y la oposición (en este caso cita solo a Guaidó), se reunirán en el antiguo país de los aztecas, lo cierto es que el mandatario se refirió a “las oposiciones”.

¿Por qué es más amplio el concepto de Maduro? Sectores importantes de la oposición no están alineados a Guaidó y están deslindados de sus planes de injerencia y violencia y de los furibundos ataques norteamericanos, como el bloqueo económico que trunca el desarrollo de la nación suramericana.

Gracias a Washington y las órdenes que ha emitido, en el ámbito internacional solo aparece el títere presidencial como líder opositor, incluso ante la UE y el Grupo de Lima. Sectores antichavistas, pero no abstencionistas ante los procesos electorales, no cuentan para los apátridas.

A México desean acudir los partidos Acción Democrática y Cambiemos, dos agrupaciones desechadas por EE.UU. y sus títeres para participar en cualquier acercamiento al gobierno caraqueño.

Hace unos días, Juan González, director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de los EE.UU., en entrevista con Mega TV, aseguró que esa potencia se sentará al lado de Guaidó en la eventual mesa de negociaciones.

González ratificó que el régimen del demócrata Joseph Biden —que mantiene las sanciones impuestas a Venezuela durante administraciones antecesoras— actuará si se retoman, a su manera, claro, las negociaciones entre la oposición y el chavismo e insistió en una posible salida negociada y pacífica.

Sin embargo, es posible que la Mesa se constituya en agosto o no, pues las partes participantes mantienen sus exigencias.

Caracas indicó que antes de ocupar una silla deben ser levantadas las medidas coercitivas unilaterales impuestas por EE.UU. como expresión de un golpe de Estado de los llamados “blandos”: el bloqueo económico, el abandono de las vías violentas por parte de algunos grupos opositores y el reconocimiento de los poderes públicos, como la Asamblea Nacional (AN).

Aunque sin moral ni autoridad para hacerlo, Guaidó creó un llamado Acuerdo de Salvación Nacional que exige “elecciones libres y justas”, para cambiar, según dijo, algunos cargos, a pesar de que serían de manera extemporánea y fuera de los tiempos planteados por la Constitución Nacional.

“Garantizamos que se retirarán las sanciones contra el país si el gobierno está dispuesto a cumplir con nuestras peticiones”, dijo el mandatario de mentiritas.

Las cartas están sobre el tapete y es posible que empiecen de nuevo las conversaciones pedidas por el gobierno de Maduro.

Sin embargo, los analistas se muestran pesimistas porque puede repetirse la retirada de la delegación opositora, tal como ocurrió en 2019 en Barbados y antes en 2018 en República Dominicana, justo antes de que se firmara un acuerdo de paz bilateral.

Todo dependerá en gran medida de las orientaciones que el decadente Guaidó reciba del despacho de Biden.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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