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domingo, 17 de noviembre de 2024

Una nueva realidad para Turquía

Nuevos partidos en el panorama político turco hacen perder predominio al Partido de la Justicia y Desarrollo...

Linet Perera Negrín en Exclusivo 23/06/2015
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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el partido que ocupaba el gobierno, Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), no consiguieron consolidar su predominio en esta nación, según las cifras oficiales de las elecciones reportadas el pasado jueves por el Tribunal Supremo Electoral turco.

Luego de una cadena de tres mayorías absolutas consecutivas con las que Erdogan ha dirigido el país desde hace 13 años, hoy se consolidan en el panorama político turco nuevos partidos. 

El AKP, que ganó las elecciones legislativas turcas celebradas el pasado 7 de junio con un 40,82 % de los votos, perdió la mayoría absoluta en el Parlamento al obtener 258 de los 550 diputados.

Estas cifras no solo significan una disminución considerable del apoyo popular al AKP y sus peores resultados en más de una década, sino también un fuerte revés que obstaculiza los planes de reformar la Constitución y establecer un sistema presidencial.

El AKP esperaba alcanzar al menos 330 diputados con el fin de reformar la vigente Constitución, que establece un sistema netamente parlamentario, para poder adjudicar al actual presidente de la República plenos poderes ejecutivos mediante un referéndum nacional.

Por otra parte, los comicios revelaron el auge del nacionalismo kurdo. El Partido Popular Democrático (HDP, según sus siglas en turco) no solo se convirtió en la primera formación prokurda en llegar al Parlamento, sino que derrumbó los proyectos del AKP y de Erdogan.

El HDP, que superó la barrera del 10 % requerido para acceder a la Asamblea, ganó un 25 % de respaldo. El partido prokurdo sumó los sufragios de los ciudadanos descontentos con la gestión del AKP, muchos de los cuales se lanzaron a las calles hace dos años en la ola de protestas nacionales cuyo origen tuvo lugar en el parque Gezi de Estambul.

Para los analistas políticos, los nacionalistas kurdos les han ofrecido a los ciudadanos descontentos con la gestión de Erdogan, una vía de expresión política al asumir como propias sus reivindicaciones.

Por tanto, los escaños acumulados por esta formación le permitirán negociar con mayor fuerza la aplicación de políticas descentralizadoras y fórmulas de autogobierno en el sureste de Anatolia. Allí se concentran los kurdos, que representan un 15% de la población de Turquía.

Otros resultados revelan que el Partido Popular Republicano (CHP, por sus siglas en turco), obtuvo también un 25 % de respaldo, mientras el Movimiento Nacionalista (MHP, como indican sus siglas en turco) alcanzó un 16,4%.

Más del 86% de personas que asistieron a las urnas -una alta tasa de participación según Erdogan- hicieron valer los pronósticos los cuales advertían que ninguna agrupación se alzaría con un triunfo mayoritario.

Según expertos, los problemas con la economía turca –cuyo PIB crecerá por debajo del 3% este año según la previsión oficial– y las campañas realizadas contra Erdogan por su participación en las legislativas a favor del AKP, a pesar de que la Constitución vigente le asigna un papel neutral sobre los partidos, están detrás del retroceso electoral del AKP: un partido que hace cuatro años rozó el 50% de los sufragios.

En estos momentos, se hace evidente la complejidad de la situación postelectoral debido a la negativa de las principales fuerzas opositoras a formar una coalición con la agrupación del Primer Ministro.

Medios de prensa especulan sobre posibles alianzas. Una alternativa posible sería un pacto entre el partido prokurdo y los CHP y el MHP, pero este último se opone a cualquier iniciativa de diálogo con los kurdos.

Además, tanto el CHP como el MHP rechazan una alianza con el AKP, lo cual reduce las opciones de la formación en el poder.

Por su parte, el líder de los nacionalistas kurdos, Selahattin Demirtaş descartó una alianza de Gobierno con el AKP y defendió una negociación política para elaborar una nueva Constitución.

Por tanto, si el jefe del Ejecutivo no logra formar Gobierno en las próximas semanas -pues el AKP tendrá que decidirse y elegir su socio de coalición entre estos tres partidos de la oposición- y los otros tres partidos ganadores tampoco logran ninguna alianza entre ellos, el Presidente podría disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

En su primer discurso tras las elecciones parlamentarias del domingo, el mandatario turco instó a los partidos con escaños a evaluar con cuidado la situación política y formar un gobierno lo más rápido posible.

Además, el panorama de incertidumbre política contribuyó a disparar la inestabilidad económica en el país pues la Bolsa de Estambul y la lira cayeron con fuerza durante los días posteriores.

En medio de muchas inquietudes a nivel nacional e internacional sobre el futuro de Turquía -debido a la situación poselectoral- solo queda esperar ahora por las decisiones partidistas para formar o no un gobierno de coalición.


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Linet Perera Negrín


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