martes, 24 de septiembre de 2024

Sudán y su agenda de la transición

La transición, comandada por un órgano cívico-militar, se pronuncia por lograr la paz social, la reconstrucción de la maltrecha economía y mejorar su imagen hacia el exterior...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 13/06/2020
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Pobreza-Sudán-gobierno transición
¿La transición sudanesa llegará hasta ellos?.(Tomada de diariosolitario.com).

Los cambios políticos ocurridos en Sudán, además de llamativos, se adentran poco a poco más allá de lo que hace un año y durante casi seis meses demandaron manifestantes en Jartum, la capital, y otras ciudades importantes.

Opositores al protagonismo militar en aquellas jornadas de abril del 2019, hoy admiten que los jefes civiles y generales avanzaron algunos trechos que impactaron en la vida sudanesa, aunque en algunos momentos aún se escuchan voces a favor de la administración anterior.

Así, doce meses después del derrocamiento del presidente Omar Hasán al-Bashir, el proceso que le sucedió se considera una transición comandada por un órgano cívico-militar, que entre otros aspectos se pronuncia por lograr la paz social, la reconstrucción de la maltrecha economía y mejorar su imagen hacia el exterior.

Aunque no existe unanimidad respecto a la gestión que cumplen los nuevos ejecutores del poder, al menos se propusieron transformar el escenario (bélico) en el occidente del país, una región —principalmente Darfur— sobre la que ahora negocian a alto nivel el Gobierno y la coalición guerrillera Frente Revolucionario de Sudán (SRF, por sus siglas en inglés).

Para facilitar esas conversaciones la mediación corre a cargo de Sudán del Sur, el Estado más joven de África —nació en 2011, conoce bien los excesos de la guerra y también a los dos interlocutores—, cuyo dinamismo diplomático se centra en la voluntad de extender la funcionabilidad política subregional.

Ahora uno de los desafíos más importantes en ese ámbito de las conversaciones es que los interlocutores, impulsados por los mediadores, logren establecer un candelario para iniciar un proceso de paz, aunque antes el SRF deba conciliar los variados intereses de los grupos armados que representa.

Los intercambios bilaterales tienen como sede Juba, la capital sursudanesa y se han realizado mediante videoconferencias, antes de llegar a los encuentros cara-cara y acordar en principio que el 20 de junio sea la fecha límite para un pacto de paz final.

Se llegó a este momento del entendimiento luego de que en los últimos años se desarrollara una campaña militar por parte de Jartum que redujo la insurgencia, unido a eso estuvieron las pláticas con cada grupo armado realizadas en época de Al-Bashir.

Dhieu Matouk, portavoz del actual diálogo, declaró a la prensa a finales de mayo que las dos partes acordaron 25 de los 29 temas en la agenda de las conversaciones, lo que calificó de “un progreso muy significativo y un comienzo saludable” para avanzar hacia un proceso de paz.

Los interlocutores trataron asuntos relativos a la seguridad y otros temas pendientes sobre los territorios y la autoridad en ellos, luego de que se establezca totalmente la distensión.

Por sus complejidades históricas y étnicas, Darfur es un planteamiento sociopolítico cuya solución requiere la mayor urgencia, ante la posibilidad de que su influencia perniciosa descarrile otros aspectos de la nueva agenda, la de la transición, para cuyo apoyo el Consejo de Seguridad dictó recientemente la resolución 2525.

La mediación ya discutió con las dos partes formas de desarrollar conversaciones directas a fin de resolver estos problemas dentro del plazo señalado, pero existen discrepancias entre algunas facciones respecto a cómo deben moverse las negociaciones, pero esas disonancias eran de esperar.

De todas formas es evidente que los contactos avanzan, como reconoció Mohamed Hassán Eltaishi, vocero oficial de la delegación negociadora por el Gobierno y miembro del Consejo Soberano, quien subrayó la existencia de gran consenso y convergencia de opiniones sobre los temas.

El futuro de la occidental región sudanesa de Darfur, donde un conflicto armado se desató en 2003, es uno de los temas más sensibles en cuanto a las decisiones que se deberán tomar, puesto que definirán cuestiones relativas a las relaciones de poder en el actual contexto de la transición.

Están los intereses de las guerrillas de Nilo Azul y Kordofán del Sur, con las que Jartum también negocia en Juba en la última fase de esfuerzos para poner fin a los conflictos en todas las regiones, un resultado que sin dudas mejoraría la imagen internacional de Sudán para asumir otros planes de mayor alcance.

Otro de los asuntos que se aclara en este período es el destino de la Misión de la ONU-Unión Africana desplegada en Darfur, aún considerada zona de conflicto armado en medio de las negociaciones; acerca del final de esa fuerza de paz todas las partes tienen criterios diversos, aunque no totalmente contrapuestos.

El Consejo de Seguridad extendió el mandato de la llamada Operación Híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur (Unamid) hasta el 31 de diciembre, cuando resolverá su conclusión, pero algunas guerrillas creen que debe permanecer para garantizar el orden, y el Gobierno plantea sustituirla por una misión política.

Todo eso, negociaciones de paz —y también con el Fondo Monetario Internacional—, así como retribuir justicia, se integran a la agenda post-Bashir, con la cual Sudán pretende aportar nuevos matices a su dinámica nacional.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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