//

lunes, 18 de noviembre de 2024

Salvar la Amazonía, salvar el planeta (+ Audio)

La Cumbre de la Amazonia intenta salvar una vasta región de abundancia forestal y pueblos indígenas...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 18/08/2023
1 comentarios
Amazonas
En la cuenca de la Amazonía suramericana, una gigantesca madeja de selva tropical y ríos gigantescos con mayúscula incidencia en la vida de gran parte del planeta, ocurrió en fecha reciente la Cumbre de Belém, en Brasil (wwf.panda.org)

En la cuenca de la Amazonía suramericana, una gigantesca madeja de selva tropical y ríos gigantescos con mayúscula incidencia en la vida de gran parte del planeta, ocurrió en fecha reciente la Cumbre de Belém, Brasil, en la que los debates, algunos muy tibios, estuvieron centrados en salvar al bioma de 7 500 000 kms2  y más de 40 millones de habitantes, 2 000 000 de ellos miembros de 500 pueblos indígenas ocupantes de ese territorio. 

Ocho naciones que comparten ese territorio estuvieron en la cita convocada por el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva los días 8 y 9 de este mes. A su llamado acudieron sus pares de Colombia, Gustavo Petro, Perú, Dina Boluarte, y Bolivia, Luis Arce; la vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodriguez, y el primer ministro de Guyana, Mark Phillips. También los cancilleres de Ecuador, Juan Carlos Holguín y de Surinam, Albert Ramdin.

Invitados especiales del Congo-Brazzaville, la República Democrática del Congo, Indonesia –como países  con grandes bosques tropicales- y San Vicente y las Granadinas, como presidente actual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
 

Es la primera ocasión desde 2009 en que los miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) sostienen una reunión para, como en oportunidades anteriores, analizar los mecanismos que eviten la destrucción por el hombre del gigantesco territorio, rico en recursos naturales codiciados por grandes corporaciones, tanto nacionales como extranjeras .
 

 

La reunión estuvo precedida, entre el 4 y el 6 de este mes, de los Diálogos Amazónicos, una asamblea de los pueblos indígenas, con más de 800 representantes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana francesa – no integrante pleno por ser aún territorio europeo- y Suriname.
 

Cerca de 30 000 personas, desde sus comunidades o presentes en Belém, aprobaron una carta a los jefes de Estado en la que reclaman sus milenarios derechos, en especial los referidos a la demarcación y protección de sus territorios, algunos de cuyos acápites aparecen reflejados en el texto final.
 

La Cumbre Amazónica quedó sellada en su primer día con una declaración oficial denominada ¨Unidos por nuestros bosques¨ que, en criterio de analistas, posee demasiados puntos (118) divididos en 18 segmentos en los que se incluyen temas como cambio climático, protección de los bosques, cooperación policial, judicial y de inteligencia en la lucha contra las actividades ilícitas, economía para el desarrollo sostenible y derechos humanos.
 

Aunque el documento suscrito es inmenso, lo cual es un peligro para su posterior cumplimiento, hubo asuntos trascendentales que no se mencionan, a pesar de que fueron conversados con antelación.
 

“La declaración abarca una serie de temas pero no define ni metas ni indicadores que permitan evaluar avances. Los gobiernos han sido tímidos en abordar los problemas que ponen a la Amazonia en un punto de no retorno y que podría ser pronto una región fallida¨ precisó Alicia Guzmán, codirectora del Programa Amazonía, quien estuvo presente en Belém.

 

Guzmán mencionó que la dependencia de los Estados a las industrias extractivas no les permite entender el momento histórico en el que está la región. “Si bien habla de minería, no se toca el tema de la agroindustria y su rol como responsable del 86 % de la deforestación. El tema petrolero quedó por fuera, a pesar de (…) su vital importancia para una transición energética justa. Es una mirada miope”, agregó la también coordinadora de la iniciativa Amazonía por la Vida: protejamos 80 % al 2025.
 

Sin embargo, uno de los puntos de la Declaración de Belém reconoce que las soluciones para la Amazonia solo serán eficaces si en ellas participan las poblaciones tradicionales y que el desarrollo sustentable solo triunfará si se hace con y para la población local.
 

 

Reconoce, además, la “inestimable contribución de los pueblos indígenas y las comunidades locales” a la conservación de los bosques tropicales, en tanto exhorta a las naciones poseedores de gran biodiversidad y riqueza forestal al diálogo con estos grupos por mayor influencia en los foros internacionales.
 

Un ejemplo de que los razonamientos de la Cumbre de Belém son realidades en algunos puntos del también llamado pulmón del mundo, es la Reserva Extractivista ¨Medio Jurúa¨, uno de los grandes afluentes del rio Amazonas, en cuya cuenca de 287 000 has. funciona un excelente ejemplo de bioeconomía, en la que cerca de 300 familias recolectan caucho y otros productos forestales, como aceites de frutos y la pesca de ejemplares de esa zona, como el pirarucu (Arapaima gigas).
 

No obstante, líderes de organizaciones indígenas y ambientalistas lamentaron la ausencia de metas y plazos para los desafíos amazónicos, como la deforestación, la demarcación de los territorios autóctonos y áreas de conservación.

                                                             

EL GARIMPO Y LA ILEGALIDAD
 

Uno de los azotes de esta región natural es la minería ilegal en la parte alta de la cuenca, ya que el manejo inadecuado de ciertos tóxicos envenena el agua del río y sus afluentes, por ende los peces y luego las personas, según advierten científicos y activistas protectores de esa zona.
 

El garimpo, palabra portuguesa con la que se identifica la minería informal es uno de los negocios más esparcidos en la región amazónica, y figura entre sus  grandes enemigos. Los garimperos o trabajadores buscadores de oro contaminan los ríos y sus afluentes con mercurio, un metal dañoso que contamina sembrados y ganadería extensiva de las comunidades indígenas.
 

En el bioma amazónico hay 4114 explotaciones garimpeiras ilegales, que arrojan más de 150 tns anuales de mercurio en sus ríos, registró la OTCA. La actividad se intensificó en Brasil bajo el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022),  quien incentivó esa actividad en empresas particulares, incluso en zonas protegidas.
 

En la cita de Belém se acordó –y también había sido exigido en los Diálogos- la toma de acciones para erradicar la exploración ilícita de minerales, lo cual, reconocieron los participantes, expanden el crimen organizado en la región, por lo cual se torna imprescindible, asumieron, la cooperación regional para enfrentar esos delitos, además de los ambientales.
 

De ahí que uno de los acuerdos prevé la creación de un Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonia, con sede en Manaus, la capital del estado brasileño del Amazonas.
 

La mitad de sus 10 puntos del texto final reprochan a los países industriales del Norte por el incumplimiento de sus compromisos de proporcionar 100 000 millones de dólares anuales para enfrentar la crisis climática, 0,7 % de su renta nacional bruta en ayuda oficial al desarrollo, y otros 200 000 millones de dólares anuales hacia 2030 para la conservación de la biodiversidad.
 

Además el comunicado condena medidas ambientales como “una restricción encubierta al comercio internacional”, reclama “acceso preferencial de los productos forestales”, y la eliminación del carbono en sus economías.

 

LA DEFORESTACIÓN, EL GRAN ENEMIGO
 

Si la minería ilegal amenaza al biomasa amazónico, hay otro enemigo de la Naturaleza que puede llevar esa región a un punto de no retorno. Científicos de varios países coinciden en que puede ocurrir una inflexión en los bosques amazónicos, si la parte deforestada supera el 20 % de sus bosques, ahora entre 17 y 18 %.

Climatólogos temen que pronto haya sabanas donde crecían los gigantescos árboles de maderas preciosas, cortados para su venta por consorcios locales o internacionales. Las áreas degradadas de supresión parcial de la vegetación original, podría ser mucho mayor.
 

El alerta salió como estampida de gran parte del sur y este de la Amazonia brasileña, de intensa deforestación, pues allí se sobrepasó el punto de inflexión. Investigaciones determinaron que la emisión de gases del efecto invernadero superan la captura que es natural en los bosques.
 

Solo una amplia e inaplazable reforestación podría revertir esa peligrosa situación, indicó Carlos Nobre, copresidente del Panel Científico para la Amazonia, quien recordó que en esa región se encuentra el mayor reservorio de agua dulce del planeta.
 

El gobierno de Brasil, país que contiene 62 % del bioma amazónico, sugirió en la Cumbre fijar como meta la “deforestación cero” hasta 2030, pero el punto no fue aprobado como meta general. En cambio, se anunció una Alianza Amazónica de Combate a la Deforestación, “para evitar el punto de no retorno”.
 

Fátima Monasterio, coordinadora del Foro Social Panamazónico (Fospa) esperaba “medidas más fuertes y concretas respecto a la deforestación, sobre todo porque Brasil lo venía promoviendo de manera pública y potente. Pero [no hubo] nada concreto como esperábamos. Aun así, creo que se abre una discusión regional conjunta respecto a la Amazonía dentro de la discusión climática global”.
 

Otro que mostró su decepción fue Uyunkar Domingo Peas Nampichkai, líder indígena achuar de Ecuador y presidente de la Alianza Sagrada de la Amazonía. En su opinión, “si los gobiernos son serios en querer proteger la Amazonía y todas las vidas que existen en ella, es clave recordar que el 80 % de la biodiversidad se encuentra en territorios indígenas que necesitan ser protegidos, asegurando la titulación territorial”.
 

Quizás, y aunque no se alcanzaron consensos en todos los asuntos, la OTAC logró reunirse de nuevo, lo cual cobra singular importancia, y reconocer las antiguas y nuevas amenazas que rodean la Amazonía y por ende a la Humanidad que, en algún momento, no tan lejano, podría precisar de su ayuda para sobrevivir. Si continúa su explotación como hasta ahora, será imposible la salvación.

 

 


Compartir

Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Carlos
 18/8/23 22:57

La presidenta de Perú se llama Dina, no Dunia La vice presidenta de Venezuela se llama Delcy, no Dalcy Es un error decir reforestaclón forestal

Deja tu comentario

Condición de protección de datos