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jueves, 7 de noviembre de 2024

República Centroafricana al borde del desastre

La situación epidemiológica se agrava en República Centroafricana (RCA), donde al peligro de extensión de la COVID-19, se une la violencia desatada contra los civiles por facciones armadas...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 15/04/2020
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Refugiados-República Centroafricana
Los refugiados y desplazados que en RCA suman más de medio millón, continúan sobreviviendo en un ambiente hostil.

La situación epidemiológica se agrava en República Centroafricana (RCA), donde al peligro de extensión de la Covid-19 se une la violencia desatada contra los civiles por facciones armadas.

A mediados de marzo se reportó el primer caso de la enfermedad, un ciudadano de 74 años de edad que estuvo en la ciudad italiana de Milán y tras arribar a Bangui, la capital de la RCA, las pruebas realizadas allí por el Instituto Pasteur resultaron positivas, informó el Ministerio de Salud y Población.

La detección de ese paciente de la pandemia sucedió en horas a la decisión oficial de actualizar una serie de medidas para contener el nuevo coronavirus, entre ellas, prohibir reuniones masivas y restringir los viajes, así como cerrar clubes nocturnos e instalar múltiples dispositivos en lugares públicos para el lavado de manos.

El gobierno del presidente, Faustin-Archange Touadéra, se esfuerza por ofrecer alguna cobertura médica a los ciudadanos para luchar contra la dolencia, pero la situación nacional es compleja porque además de la gestión sanitaria tiene que asumir otras cuestiones humanitarias como el retorno de miles de refugiados y desplazados.

La República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo y debe estar preparada para el regreso de unos 600 000 refugiados, de los que casi 270 000 se hallan en Camerún y de donde este año deberán salir al menos unos 25 000, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas, encargado de esa población migrante. 

No obstante la presión de su evidente crisis humanitaria interna luego de siete años del comienzo de la guerra civil que le devastó y uno después de la firma de los acuerdos de paz de Jartum, la capital sudanesa, la RCA trata de reconstruirse y asume una posición valiente ante la Covid-19.

Desde finales de 2016, República Centroafricana inició un proceso de transición hacia la paz y la estabilidad, muchos refugiados y desplazados internos empezaron a retornar, pero aún persiste el obstáculo de la inseguridad en regiones del centro, noroeste, este y suroeste del país, en las cuales se impone la violencia.

Todo eso afecta la gestión higiénico-sanitaria de República Centroafricana al impedir en muchas ocasiones que la asistencia médica llegue a áreas consideradas en riesgo de ataques de grupos armados de variadas orientaciones ideo-confesionales, que en forma indiscriminada aplican la fuerza.  

CONTEXTO COMPLEJO

La fragilidad de la infraestructura de salud no es novedosa en África Central, lo que ocurre en la RCA es que los siete años de guerra civil destrozaron en gran medida la voluntad de fomentar la unidad del Estado-Nación, de ahí que las facciones beligerantes colocaron sus intereses de grupo por encima de una solución abarcadora total.

Así, la dispersión resultante impide actualmente realizar acciones de reanimación comunes, pese a que se dieron algunos pasos al respecto como fue que el Gobierno y 14 grupos armados firmaron un acuerdo de paz en febrero del año pasado, pero en realidad la RCA no ha conocido una distensión real y útil.

Desde hace tiempo, Centroafricana se desequilibró y tras intensificarse sus tensiones se convirtió en paradigma del desasosiego, de Estado en declive amenazado por el fracaso, pero en noviembre pasado la ONU decidió extender el mandato de su Misión (Minusca), un paso para alejar al país del abismo.

Los problemas en la RCA son consecuencias directas de la lucha por el poder y su historia incluye varios golpes de Estado y rebeliones; sus presidentes se sucedieron casi siempre mediante la fuerza, así como no se ha logrado neutralizar las ásperas contradicciones entre sus comunidades, ni entre formaciones políticas asociadas a estas.

Recientemente el representante especial del secretario general de la ONU en República Centroafricana, Mankeur Ndiaye, advirtió ante el Consejo de Seguridad que los grupos armados ampliaban sus áreas de influencia, aunque en la región occidental se reduce la violencia contra los civiles y el proceso de desarme marcha.

El conflicto entre comunidades desencadenado en 2013 dio lugar al colapso de la débil infraestructura socioeconómica, con lo cual los servicios básicos para la asistencia de la población pasaron de escasos a inexistentes y lo mismo ocurre con la situación alimentaria.

Unido a ese rosario de dificultades, Centroafricana sufre también los efectos de la pandemia de la Covid-19 y avanza hacia un desastre de salud, que pudiera amainar en caso de que de inmediato cesen las hostilidades, declaró en Ginebra, Suiza, Yao Agbetse, experto independiente de Naciones Unidas.

Asimismo, demandó el fin de los ataques de las facciones para propiciar la movilización nacional contra el coronavirus, es decir, poner en función de la lucha para detener la pandemia todas las energías del país y llamó al gobierno a continuar aplicando las medidas que adoptó para limitar la propagación de la enfermedad.

Yao Agbetse instó a las autoridades de la RCA a “garantizar el respeto en todo el territorio nacional de conformidad con los principios fundamentales de los derechos humanos, incluidos los relacionados con la salud pública, que requieren acciones armónicas, necesarias y no discriminatorias”.

“El Gobierno debe restablecer la autoridad del Estado, incluso, mediante la redistribución de los servicios de salud y los trabajadores (de esta) en zonas que aún están bajo el control de grupos armados”, acotó con el criterio optimista de que más allá de las adversidades puede haber esperanzas.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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