//

viernes, 15 de noviembre de 2024

Por la lealtad y el amor a Chávez

Diciembre marca, sin dudas, un mes trascendental para la historia venezolana y latinoamericana...

Bertha Caridad Mojena Milián en Exclusivo 08/12/2014
3 comentarios

El 6 de diciembre de 1998, el pueblo venezolano elegía por  primera vez, con el 56,20 por ciento de los votos, a Hugo Chávez Frías como Presidente de la República de Venezuela, poniendo fin a muchos años de una supuesta “democracia” convertida en  miseria, explotación y desigualdad para todo el pueblo.

Iniciaba así una nueva etapa en la que la igualdad, la justicia social, el desarrollo equitativo y la voluntad popular se convertían en ápices de un camino transformador para el pueblo de Bolívar y Miranda, de Ezequiel Zamora y ahora de Chávez.

Después vendría el ALBA-TCP, la consolidación del Mercosur, de UNASUR, de Petrocaribe, la CELAC y en todos ellos la savia de un hombre, el hijo sencillo de Sabaneta, que dejaba su impronta con cada palabra, cada acción, cada gesto abrazador a los más necesitados, cada sueño convertido en realidad y llevado hasta los confines más insospechados hasta entonces, y no solo en Venezuela, también en muchas partes del mundo.

Quizás por ello cuando aquel 8 de diciembre de 2012 lo escuchamos irrumpir en nuestros televisores y emisoras de radio, para hablarnos de una nueva etapa de lucha contra la enfermedad que lo aquejaba, para decirnos que había que seguir, pasara lo que pasara, con él o sin él, muchos nos abstuvimos a pensar en lo que podría ser una realidad inevitable.

Algunas personas de una mayor edad, tal vez por la experiencia de vida acumulada, comentaron entonces que se estaba despidiendo, que dejaba en las manos de un hombre como Nicolás Maduro y en la petición a su pueblo para que lo eligieran en caso necesario, la decisión más difícil pero más sabia, algo que solo el tiempo podría confirmar.

Aunque algunos nos resistíamos a creerlo, a partir de ese día seguimos minuto a minuto las noticias, armándonos de una coraza que el tiempo se encargaría de robustecer. Y entonces pasó lo que tanto temíamos: la muerte nos arrancó de pronto su presencia física y lo dejó sembrado en la historia, en la tierra que lo vio nacer y en el corazón de quienes siempre lo llevaremos, no como estandarte, sino como guía indiscutible de la dignidad.

Ese último mes de 2012, el mundo vio al Comandante Hugo Chávez dirigirse a su pueblo por última vez, pero con el tiempo aprendimos que no lo hizo para despedirse, aunque ese día marcara un antes y un después. Lo hizo para enseñarnos que a veces los sueños se forjan con la fuerza que el dolor nos enseña, que la verdad siempre se impone y nos devuelve ese espíritu de lucha cuando creemos que todo puede desvanecerse.

Tiempo después el gobierno chavista y bolivariano de Nicolás Maduro decretó el 8 de diciembre como Día de la Lealtad y el Amor al Comandante Supremo Hugo Chávez y a la Patria, como una forma de defender su legado y mantener vivo su ejemplo y su amor infinito al pueblo al que le dedicó toda su existencia, ese pueblo que ha permitido que se fortalezcan y se renueven las conquistas alcanzadas por una nueva Revolución llena de retos y amenazas, imperfecta, pero que se construye diariamente.

Para quienes por estos días recorremos las calles de Caracas y llegamos hasta otras regiones del país, ya sea a comunidades indígenas, urbanizaciones construidas por la Revolución, cerros pobres, montañas, llanos o desiertos, oímos hablar a personas de todas las edades de un Chávez vivo, permanente, constructor de esperanzas.

La gente habla de él como de alguien muy  cercano, un hombre que le devolvió a su pueblo y a los humildes del mundo, motivos para luchar, para tener Patria, para defender y forjar riquezas fruto del sudor colectivo. Y siempre lo hacen en presente, como si guiara los caminos y hablara, aconsejara, reflexionara y extendiera la mano a todos.

La Revolución Bolivariana ha enfrentado y enfrenta los más duros retos que se puedan imaginar, como parte de un proceso que se construye, en el que se tropieza, se levantan y se sigue adelante, para cuya destrucción se han aplicado desde el exterior todas las formulas posibles. Pero una y otra vez repiten el “Por Ahora” y el “Hoy tenemos Patria” que marcó sus destinos para siempre y la lealtad infinita a la historia, al futuro.

Ser leales a Chávez  no ha sido y no podrá ser nunca una consigna. Tendrá, necesariamente, que ser la acción cotidiana de un pueblo que hace tiempo decidió transformar sus destinos, que apenas da los primeros pasos, sabiéndose orgulloso y comprometido por haber tenido a un hombre como él, aunque de cierta forma, van hoy redescubriendo a muchos hombres como él.


Compartir

Bertha Caridad Mojena Milián

Joven periodista. Pinareña hasta la médula. Amante de la paz y de la risa.

Se han publicado 3 comentarios


Yuri
 9/12/14 13:31

Chavez somos todos los que amamos la paz, la justicia y el amor

Suzana Pires desde FB
 8/12/14 16:41

viva Comande Chávez. para sempre.

Henry Franco desde FB
 8/12/14 16:41

 Que viva mi Comandante Chávez !

Deja tu comentario

Condición de protección de datos