miércoles, 25 de septiembre de 2024

Poner el parche a tiempo

Rusia reitera sus principios y responsabilidades como potencia nuclear...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 23/08/2022
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armas nucleares rusas
Rusia llamó a la comunidad internacional a evitar a toda costa una guerra atómica que sería la última en la historia humana. Foto tomada de: Sputnik

En recientes declaraciones, el ministerio ruso de exteriores advirtió de la urgencia de que las naciones poseedoras de arsenales atómicos suscriban con total honestidad la inadmisibilidad de una guerra entre ellas, a partir del riesgo de  desaparición total que un enfrentamiento de esa índole comporta para del género humano.

Vale indicar que tal pronunciamiento no obedece precisamente a temores, debilidad, o incapacidad para propinar una repuesta aplastante a cualquier agresor. Se trata, eso sí, de un llamado a la cordura, la objetividad y la prevalencia de la razón frente a aquellos grupos de poder que imaginan aún que es factible un conflicto atómico donde puede haber un vencedor que cebe su panza con los despojos ajenos.

Y es importante esta puntualización rusa, por no pocas razones.

 De hecho, dentro de unos cuatro años estaría por caducar el tratado ruso-norteamericano START III para la limitación de los arsenales nucleares de ambas potencias, pacto que debería seguir prorrogándose por su importancia para toda la humanidad, y que sin embargo podría encontrar no pocos escollos si los estamentos belicistas bipartidistas de los Estados Unidos siguen imponiendo sus cánones a la actual política externa de Gringolandia.

Hay que recordar en ese sentido que el propio secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, preeminente integrante de semejante gavilla, dijo hace poco que su país arriesgaría una guerra nuclear si “aprecia amenazas intolerables” para sí mismo y para sus aliados, mientras que el presidente Joe Biden pretende imponer la forzosa adhesión de China al START III  para darle continuidad a un protocolo netamente bilateral al que Beijing nunca se ha acercado ni por asomo.

Es decir, hablamos de un estricto pacto Moscú-Washington que, de intentar ampliarse con toda justeza y equilibrio, tendría entonces que incluir además a los aliados gringos de la OTAN que poseen armamento atómico, y a los restantes países, sumado el intocable Israel sionista, que también almacenan pañoles nucleares.

Y en consistencia con estos juicios, Beijing viene advirtiendo desde tiempo atrás que  las versiones difundidas por la Casa Blanca en torno a una “supuesta amenaza atómica china son totalmente especulativas y prejuiciadas.”

 En ese sentido la cancillería china consideró necesario rememorar que justo es la primera potencia capitalista la poseedora del  arsenal nuclear más grande del mundo, y que persiste en invertir billones de dólares para seguir incrementándolo como medio de presión y chantaje contra aquellos que estima sus adversarios.

De toda esta madeja se puede deducir entonces que en no mucho tiempo estaríamos de nuevo frente a un nuevo y tenso período de negociaciones sobre la supervivencia del START III más allá de 2026, y de los estira y encoge de aquellos que no logran o no desean asimilar la realidad de que el equilibrio mundial ha cambiado y seguirá cambiando  hacia un escenario donde no habrá cabida para reino unilateral alguno, o , de lo contrario, convertirnos en humo y cenizas atómicas.

Porque si Rusia habla de compromisos mundiales con la inadmisibilidad del uso de las armas nucleares, también ha recalcado que  no vacilará en hacer uso de ellas “solo como respuesta a una agresión a su integridad e independencia”, en instantes en que  Occidente intenta precisamente zaherirlas y degradarlas.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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