La oposición política venezolana pone de nuevo en peligro los recientes acuerdos adoptados con el gobierno del presidente Nicolás Maduros en Barbados, debido a un comprobable fraude e ilegalidad en las elecciones primarias del último domingo, realizadas sin la rectoría de autoridades referenciales.
Estos comicios colocaron a la antichavista María Corina Machado, del partido Vente Venezuela, como la más votada entre nueve aspirantes – según fuentes no muy fiables- y posible única rival el próximo año de Maduro, candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Activa participante en planes contrarrevolucionarios desde 2012, Machado, según la ley, no puede ser postulada, pues está inhabilitada para ocupar cargos públicos durante 15 años por delitos de corrupción. Su candidatura, debe entonces ser anulada, lo cual crea una situación compleja en el panorama político local.
De acuerdo con un oficio de la Contraloría General de la República (CGR), divulgado en junio pasado, Machado incurrió en “actos, hechos, omisiones e irregularidades administrativas”, entre ellas “errores” en las declaraciones juradas en el marco de la auditoría patrimonial, declarando su descalificación.
Sin embargo, la política insistió en que ella no fue notificada de la acción, que calificó de “inconstitucional e ilegal”.
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Aunque Machado, reconocida como una de las enemigas furibundas del proceso socialista en su país, festejó la autoproclamada victoria con bombos y platillos, cada día crecen las dudas sobre el balance ofrecido tras el tope interno, cuestionado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La Comisión Nacional de Primaria formada por actores de la oposición, proclamó una cifra de votantes muy superior a la que demuestran los distintos factores involucrados en los comicios internos. Vente Venezuela asegura que votaron más de 2 000 000 de personas, mientras otras fuentes entienden que solo lo hicieron poco más de medio millón.
El ex candidato Carlos Prosperi, ex parlamentario del partido Acción Democrática (AD), que según cifras de la Comisión obtuvo el segundo lugar de la contienda, había pedido postergar la elección argumentando supuestas irregularidades, entre ellas la insuficiente cantidad de locales para el sufragio.
Machado, de 56 años, ingeniera industrial, de inmediato recibió las felicitaciones de los máximos dirigentes opositores, entre ellos los de la Plataforma Unitaria Democrática –integrada por partidos opuestos al chavismo pero menos violentos- y de Primero Justicia y su líder Henrique Capriles, quien calificó el triunfo de ¨incuestionable¨, y de un paso hacia lo que llamó ¨consolidación de un frente unido ¨que permita derrotar a Maduro¨. También llegaron a Caracas mensajes de Leopoldo López y Juan Guaidó, dos violentos opositores.
Sin embargo, las mentiras no avanzan mucho. En una intervención televisiva, Maduro aseguró, en relación con la primaria, que los opositores “Pretenden vender al mundo un mega fraude, (…) están tratando de montar una nueva jugada parecida a la que llevó a Carmona (Francisco) al golpe de Estado al presidente Hugo Chávez por 47 horas, parecida a la que pretendió imponer un presidente falso en Venezuela.¨
Horas antes, Diosdado Cabello, diputado de la Asamblea Nacional (Parlamento) y primer vicepresidente del PSUV, reiteró el presunto fraude y acusó a la oposición de inflar las cifras de los resultados.
¨El país entero es testigo de la cantidad de centros donde no había nadie (…) mientras más traten (…) de mentir, tendrán un impacto mayor sobre ustedes. Seiscientos mil votos es un número importante, que es lo que pudieron haber movido durante el día”, dijo el lunes por la tarde en conferencia de prensa.
Además, reiteró que “no hay ni una sola posibilidad” de que una persona inhabilitada para ejercer cargos públicos pueda revertir tal situación para participar en una elección presidencial.
El pasado martes, el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, quien presidió la delegación oficial a la reunión de Barbados, presentó nuevas pruebas que desacreditan la legitimidad del cercano proceso comicial.
En reunión con la prensa nacional y extranjera en el Palacio Federal Legislativo, Rodríguez consideró un “fraude descomunal” lo ocurrido y apuntó que fueron organizados por los mismos que violaron la Constitución Nacional al tratar de crear focos de tensión para desestabilizar al país.
Anunció la convocatoria urgente a una reunión de la comisión verificadora de los acuerdos de Barbados, al estimar que existe una amenaza para burlarlos.
Lo que hubo el domingo, denunció, no fue una elección, sino el intento de llevar al país a la zozobra, a la inquietud, a la búsqueda de más sanciones contra Venezuela.
El líder parlamentario afirmó que el oficialismo ha sido muy escrupuloso en cuidar lo rubricado en la capital barbadense y van a insistir en ello, pero llamó la atención de que hubo una “violación flagrante” y en los documentos firmados se habla de respetar la Constitución y preservar la paz.
Reiteró que lo sucedido “no fue una elección, sino una farsa” y que en Barbados opositores y gobierno firmaron un acuerdo que garantice que las elecciones sean justas, libres y verificables; lo ocurrido el domingo “no hay manera de verificarlo”.
Rodríguez puntualizó que la capacidad instalada no llegaba al millón de votantes, sino a unos 860 000 como máximo, y aseguró que el conteo real de los que asistieron a sufragar fue 598 530.
Ellos, dijo, están inflando el voto en más de dos millones, por lo que constituye un delito el usurpar la identidad de los venezolanos sin su consentimiento; “hemos mostrado evidencias suficientes que tipifican delitos en Venezuela”.
UNA OPOSICIÓN INSURRECTA
La oposición venezolana decidió tomar el camino de la insurrección –en el cual fracasó de manera continua- para intentar derrocar a la Revolución Bolivariana y a Maduro. Incluso no asistió a las elecciones presidenciales de 2018 y un año después el exdiputado Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de un gobierno virtual bajo las órdenes de Estados Unidos (EE.UU.)
Estos años de vanos intentos de desestabilizar a Venezuela significaron un rotundo fracaso para los opositores y sus jefes de la Casa Blanca. Intentaron distintas vías, sin éxito. El 30 de abril de 2019 intentaron un golpe militar, pidiendo de diversas formas una intervención estadounidense y apoyando las sanciones económicas unilaterales de Washington para ahogar al país.
Los partidos alineados contra la Revolución Bolivariana, que han saboteado en varias ocasiones los intentos de diálogo propiciados por el gobierno y actores internacionales, parece que al fin reconoció que debe aceptar la coyuntura política actual si quiere participar, de alguna manera, en el rumbo político venezolano.
De ahí que –tanto los más furibundos como los convencidos de las negociaciones- no quieren perder otra vez la oportunidad de medirse con el oficialismo en las urnas en 2024. Para hacerlo, las partes se reunieron en Barbados con demandas generales.
Hasta hace dos años, los opositores exigían como condiciones innegociables para asistir a los comicios un gobierno de transición y la renuncia del presidente Maduro y el CNE. Ahora, solo solicitaron la habilitación de candidaturas y algunos partidos. En Barbados consiguieron la fecha de las próximas elecciones, en el segundo semestre del año próximo, y la elección de un candidato único, que resultó ser Machado.
También la liberación de algunos sujetos implicados en acciones contra la paz pública. Cinco de ellos ya están en la calle.
Venezuela, en cambio, obtuvo que EE.UU. aliviara por seis meses algunas de las 930 sanciones de carácter unilateral dictadas en su contra, en especial las referidas a la producción de gas y petróleo, el principal rubro de exportación del país, la explotación de minería de oro, y se modificaran licencias para levantar el veto al comercio secundario de ciertos bonos soberanos y títulos de deuda y acciones de PVDSA.
En opinión de analistas, este cambio en la actitud de Washington está condicionado por la coyuntura geopolítica actual y las proyecciones del mercado petrolero mundial.
No es casual que los compromisos sean firmados en medio del conflicto israelí-palestino. La barbarie de Tel Aviv contra el indefenso pueblo de Palestina intensificó la unidad musulmana, el precio del crudo subió, y los socios de EE.UU. en el Medio Oriente están lejos de la geografía norteña.
Si hubiera una expansión del conflicto en la región, como manejan algunos observadores, los flujos de abastecimiento energético de EE.UU. no estarían asegurados y Venezuela constituye una cercana fuente de suministro.
Las brutales sanciones también incrementaron la migración venezolana por razones económicas, casi siempre con rumbo al Norte, lo cual constituye otro fenómeno inesperado y poco deseado por la Casa Blanca.
Varios países de la región latinoamericana y caribeña que eran provistos de carburantes por la estatal petrolera venezolana PDVSA a precios módicos y flexibles formas de pago también están afectados por las medidas unilaterales.
Estas razones, sin embargo, no detienen a los antichavistas. Ahora, con la nueva maniobra electoral, caen en un peligroso terreno los adelantos obtenidos en Bridegtown la semana pasada.
Este miércoles, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos (EE.UU,), reveló que espera que el gobierno venezolano defina antes de finales de este mes “un cronograma y proceso” para la rehabilitación “expedita” de “todos los candidatos”.
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