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sábado, 9 de noviembre de 2024

Movimientos en el tablero electoral de Brasil

Las elecciones generales del próximo 5 de octubre vislumbran cambios, a partir de la reciente candidatura de la expetista y ahora socialista Marina da Silva...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 24/08/2014
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El próximo 5 de octubre, Brasil celebrará elecciones generales, que incluye la presidencia del país, a cuya reelección aspira la jefa de gobierno Dilma Rousseff. Los comicios, que también comprenden las gobernaciones de dos Estados, el Congreso Nacional, legisladores estaduales y Parlamento distrital, apuntaban a la victoria de la mandataria en primera vuelta.

Para muchos, la disputa por el Palacio de Planalto, como en los últimos 12 años, sería entre el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

La mandataria, quien en los últimos 24 meses ha tenido varios contratiempos en su relación con una parte de la población —primero por los altos costos de las obras del Mundial de Fútbol y luego por las manifestaciones por cambios sociales—, partió en la contienda con un 36 % de los votos a su favor (que mantiene), mientras su rival más cercano, Aécio Neves, del PSDB, lo hacía con un 21 %, y en tercer lugar aparecía colocado Eduardo Santos, del Socialista Brasileño, con un 10 %.

Un accidente aéreo privó de la vida a Santos este mes, por lo cual, el PSB determinó que su vice, Marina Silva, fuera candidateada a la presidencia. Este hecho llevó mensajes de alarma a los medios políticos, ya que Silva en el 2010 quedó en tercer lugar para ese cargo por el Partido Verde, y, tal parece que, a falta de un partido propio, ya que no pudo formar el denominado La Red, se unió al extinto líder socialista, para defender juntos, aclararon, una tercera vía que acabara con 20 años de polarización política en Brasil entre el PT y el PSDB. La chapa socialista afirmó que gobernarían de una manera diferente, con un proyecto de desarrollo económico sostenible basado en la defensa del medio ambiente y que resolviera las demandas planteadas en las grandes manifestaciones populares de junio del pasado año.

En el escenario político de Brasil —y a partir de los resultados de las encuestas, luego de la muerte de Santos— existe ahora la incertidumbre de si la actual mandataria puede ganar los comicios en una primera vuelta, como se espera en medios oficiales y hacen creer las encuestas.

Silva —de 56 años, ecologista, reconocida evangélica, madre de cuatro hijos, quien militó en el PT por más de 30 años junto al exmandatario Luiz Inacio da Silva, exsenadora y exministra de Medio Ambiente—, en pocos días dobló la intención de voto de Campos, gracias, según especulaciones de analistas, al apoyo de quienes permanecían indecisos o desilusionados del gobierno petista. Es reconocido por el PSB que ella disfruta de mayor apoyo en la clase media brasileña que en las capas pobres.

El pasado mes, un 13 % de los votantes pensaban —dijo la encuestadora Datafolha— hacerlo en blanco o anulando la boleta, pero ahora, con Silva como candidata, el voto blanco o nulo cayó a 8 % y el porcentaje de indecisos a 9 %.

Medios de prensa brasileños y agencias internacionales que no simpatizan con la actual mandataria llevan a cabo una manipuladora campaña dirigida a restarle posibilidades de obtener su victoria en la primera ronda, y aseguran que la postulada socialista la obligará a una segunda vuelta. Periódicos como O Globo aseguran que aún Neves podría superar a la expetista, complicando más el tablero político.

En lo que sí coinciden los medios políticos y de comunicación es que Rousseff tiene que ser más agresiva en su campaña, pues la comodidad de que gozaba para ganar ahora se ha extinguido y debe convencer a una buena parte de los votantes de que ella sigue siendo la mejor opción para Brasil, un gigante de más de 200 millones de personas, y la sexta economía a nivel mundial, miembro del grupo de los BRICS.

La mandataria fue postulada bajo el lema “Con la fuerza del pueblo” por una coalición que reúne a varios partidos de la base aliada del gobierno. El principal objetivo de la candidata a la reelección es efectuar un nuevo mandato que consolide, advirtió, las conquistas sociales alcanzadas desde su asunción y mantenga los índices de crecimiento alcanzados en el país, ahora por debajo de lo planificado.

Para el segundo colocado en las encuestas, el candidato socialdemócrata, los cambios numéricos en las actuales encuestan “son naturales”, explicó, “puesto que Marina Silva es una experimentada política que, sin embargo, podría ser remisa a adoptar algunas resoluciones sociales —como la despenalización del aborto, el rechazo al homosexualismo—, lo que al final le restaría votos”.

Neves reconoció que la muerte de Santos fue un golpe para la candidatura de Rouseeff y la propia, aunque indicó que, desde antes, ya se preveía por los socialdemócratas una segunda ronda electoral. El candidato centrista es el favorito de los inversores, quienes apuestan por un presidente más cercano al mercado.

Para ganar la presidencia en Brasil es preciso obtener el 50 % de los votos válidos (todos menos los nulos y en blanco) más uno. En el 2010, la postulada por el PT fue a segunda vuelta con el también social demócrata José Serra. A los comicios de octubre están convocados 140 millones de brasileños, cuyo voto es obligatorio por ley.

De acuerdo con la encuestadora Datafolha, es segura la posibilidad de un balotaje en el que vencería Silva con un 47 % de los votos, contra un 43 de la actual presidenta. Si fuera Neves el contrincante, la ganadora sería Rousseff con el 47 %, ocho puntos más que su rival, con un 39 %.

Empero, para algunos políticos, como el exministro Fernando Pimentel, candidato del PT al gobierno de Minas Gerais: “Hasta ahora nada afecta el liderazgo de Rousseff. La pelea es más abajo”, por el segundo lugar.

La aprobación al gobierno de Rousseff subió seis puntos porcentuales en julio, según Datafolha, y su gestión resultó óptima o buena para 32 % de los electores. En un levantamiento realizado los pasados días 14 y 15 de agosto, un 38 % evaluó al gobierno petista de igual manera. La reprobación a la presidenta bajó seis puntos este mes.

Hay 11 candidatos presidenciales (solo tres con posibilidades), 171 para puestos de gobernador, 181 para el Senado, 6 749 para diputado federal, 16 235 para legislador estatal y 1003 para el Parlamento distrital (DF), precisaron datos del Tribunal Superior Electoral.

Según pasan los días, suben las expectativas sobre los cambios numéricos que pueden ofrecer las encuestadoras. Aún hay bastante agua para pasar bajo el molino hasta el 5 de octubre, cuando es muy probable que dos mujeres sean candidatas a la presidencia de la nación mayor de Suramérica, en una probable segunda vuelta.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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