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viernes, 15 de noviembre de 2024

Matar, política de Estado de la derecha mundial

La tentativa de asesinato de Cristina Fernández en Argentina demostró la actualidad de un plan para ultimar líderes progresistas...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/09/2022
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Cristina Fernández último intentode magnicidio
El reciente atentado contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández, se une a una extensa relación de sucesos similares, algunos exitosos, en el interés de eliminar a quienes pueden, como figuras cimeras de distintas corrientes izquierdistas, transformar las estructuras políticas y socioeconómicas de sus naciones, posibilidad poco conveniente para el imperialismo de Estados Unidos y sus socios en el mundo(Foto: Prensa Latina).

La actuación contra los líderes progresistas o figuras descollantes –como científicos e intelectuales que practican esas ideas- es uno de los métodos utilizados, ahora con mayor visibilidad por ser más seguidos, por los servicios secretos de gobiernos de la llamada línea dura de la derecha internacional.

El reciente atentado contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández, se une a una extensa relación de sucesos similares, algunos exitosos, en el interés de eliminar a quienes pueden, como figuras cimeras de distintas corrientes izquierdistas, transformar las estructuras políticas y socioeconómicas de sus naciones, posibilidad poco conveniente para el imperialismo de Estados Unidos  (EE.UU.) y sus socios en el mundo.

Fernández, líder del peronismo en Argentina, es seguida por millones de personas que quieren repita su mandato en 2024. Hizo dos gobiernos exitosos, con políticas públicas en defensa de los pobres, enfrentó y triunfó a acreedores internacionales, se ganó el amor de la población.

El pasado día 1, la política izquierdista de 69 años, resultó ilesa en un intento de magnicidio en la puerta de su hogar, en cuya investigación, que analistas consideran muy atrasada, se vislumbra una autoría intelectual derechista.

No es solo especulación. Las autoridades detuvieron a dos personas, entre ellas el tirador identificado como Fernando Sabag Montiel, cuya pistola se atascó en el momento de dispararle en la cabeza a solo centímetros de distancia; pero hay otros cinco sospechosos más, aún en libertad.Todavía hay muchas zonas oscuras en torno al atentado en el que aparece supuestamente implicada la mujer del atacante, Brenda Uliarte. Ambos  hicieron labores de inteligencia durante varios días frente al lugar de los hechos, el domicilio de la vicepresidenta en el barrio bonaerense de Recoleta.

La líder peronista, conocida como CFK, por el apellido de su difunto esposo, el también mandatario Néstor Kirchner, fue atacada con una pistola Bersa que se atascó, aunque Sabag apretó dos veces el gatillo. El objetivo era matarla, pero ella ni siquiera se enteró de que había salvado la vida por puro milagro. Estuvo seis minutos más en el lugar, sin que su escolta la sacara del lugar.

La captura del agresor fue hecha por jóvenes militantes peronistas, los que por cientos se reúnen cada día en Recoleta para proteger y solidarizarse con su líder, más aun luego que dos fiscales reconocidos derechistas pidieran para ella 12 años de cárcel, la confiscación de sus bienes y la proscripción política de por vida por una supuesta asociación ilícita durante su segundo mandato.

OSCURIDAD EN EL CASO

La jueza María Eugenia Capuchetti imputó a la pareja, cuyos celulares determinaron sus criterios fascistas por el intento de asesinato de la también presidenta de la Cámara de Senadores de la nación. Politólogos coinciden en que a CFK querían eliminarla para evitar su eventual candidatura en el 2024 y con su victoria cerrarle el paso a la corriente derechista dirigida por el expresidente Mauricio Macri (quien se deslindó del intento de magnicidio). Una pléyade de macristas guardó silencio y hasta alguno felicitó a los agresores. Carlos Pampillón, reconocido dirigente neonazi de Mar del Plata, calificó la acción terrorista de una “armazón¨ del peronismo.

Las autoridades también analizan, según trascendidos, el rol de un grupo de personas -antiperonistas, antikirchneristas, neonazis- cercano a los detenidos.

En la noche de la agresión, dos individuos ya reconocidos postearon mensajes: “Seguro el próximo sos vos Alberto, tené cuidado”, publicó Gabriel Carrizo, amigo del agresor y su pareja. Aunque es solo una presunción, los investigadores, al parecer, buscan al ideólogo que los contrató y los financió.

El caso de CFK se suma a los ocurridos en otras naciones donde los gobiernos trazaron políticas diferentes a las de EE.UU. Infelizmente muchos líderes murieron, entre ellos el presidente estadounidense Jhon Kennedy en 1963 por un presunto complot interno, pero los mandantes quedaron en el anonimato.

Hace once años, el presidente bolivariano ya fallecido, Hugo Chávez Frías, reflexionó sobre las afecciones de salud que aquejaron casi de manera simultánea a varios mandatarios de izquierda en América Latina. El murió cinco años más tarde a causa de un cáncer que, se valoró, fue inducido."Que cosa tan extraña esto que está pasando en América Latina con algunos líderes progresistas. Murió Kichner. Luego el cáncer de Dillma (Rousseff), el de (Fernando) Lugo, de Chávez, y ahora de (Luis Inácio) Lula", expresó el dignatario a Venezolana de Televisión.

Chávez habló sobre la terrible coincidencia en las dolencias, que sugieren, estimó, una conexión con algunas acciones imperialistas.
El mandatario recordó el atentado preparado contra el expresidente ecuatoriano Rafael Correa durante una intentona de golpe de estado militar. Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, fue quien más atentados sufrió durante su largo mandato: más de 900 agresiones planificadas y organizadas desde EE.UU., la mayor potencia mundial, que usa el asesinato como política de Estado.

Un recuento de estas acciones, no completas, indican que el 7 de julio del pasado año, fue ultimado a balazos en su residencia privada el presidente de Haití, Jovenal Moïse, por un grupo de mercenarios colombianos.El 4 agosto de 2018, mientras el presidente venezolano Nicolás Maduro se dirigía a la nación, un dron con explosivos estalló a una distancia cercana de donde se encontraba junto a comandantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y autoridades de los poderes del Estado, en un acto por el aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana.

En Bolivia, el caso más reciente fue un plan para matar al presidente Luis Arce en octubre de 2020, planificado por mercenarios colombianos, pero sin que llegara a concretarse, dijo el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo. En el intento habrían estado involucrados los responsables de la muerte del mandatario haitiano Moïse.

El asesinato de la primera ministra de la India, Indira Gandhi, conmocionó al país en 1984  Ella fue ultimada por siete disparos realizados por tres miembros de su guardia personal en una acción que, aseguraron, tuvo raíces religiosas.

Muy extraña resultó también la muerte en 2004 del líder palestino Yasser Arafat, debido a un misterioso desorden en la sangre, y a quien –según se conoció- le habían administrado talio, empleado como raticida.

La derecha internacional, aunque discrepa en términos económicos, posee una ideología compacta, que actúa de manera organizada y mantiene vigente la política de eliminación física de sus enemigos. En América Latina se usó una versión llamada Cóndor durante las dictaduras militares, que intercambiaban revolucionarios apresados en distintos países para asesinarlos.

Ejemplos de la sanguinaria actuación de EE.UU. hay varios. El ex presidente de EE.UU., Barak Obama, proclamó el genocidio cometido por su gobierno en Libia como ¨modelo de las relaciones internacionales¨.

Lo sucedido en Japón impactó a la opinión pública mundial. El pasado 8 de julio el ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, resultó abatido a tiros durante un mitin en plena campaña electoral. Abe era considerado el político más popular del país nipón.

Un golpe duro recibió el gobierno de Rusia hace apenas unos días cuando resultó asesinada la periodista y politóloga Daria Dúguina, de 29 años, hija de Alexander Duguin, líder de un movimiento que apoya la operación especial que su país realiza en Ucrania, y amigo del presidente Vladimir Putin.
Familiares de Daria, quien no era el objetivo, murió cuando explotó el automóvil de su padre –poco antes lo había intercambiado con él por el suyo tras asistir juntos a un evento en las afueras de Moscú-. La bomba colocada en el coche fue explotada a distancia.

Otro país donde ocurren atentados y asesinatos de figuras importantes, tanto de la vida civil como militar es Irán, país persa al que la Casa Blanca quiere obligar a destruir sus armas nucleares de uso pacífico.

En enero del 2020, resultó asesinado en Iraq, por órdenes del ex presidente Donald Trump, el general iraní Qasem Soleimani, líder de Quds, fuerza élite de la Guardia Revolucionaria, informó el Pentágono. Soleimani, de 62 años, resultó blanco de un ataque de helicópteros estadounidenses.
El cuerpo armado iraní informó el pasado 22 de mayo la muerte del coronel Sayad Khodai, tiroteado por desconocidos en la puerta de su casa.
Khodai era "un defensor de los santuarios", escribió la agencia de noticias ¨Tasnim¨, refiriéndose al personal militar que trabaja en nombre de la República Islámica en Siria e Iraq.
Al menos seis científicos, entre ellos Moshen  Mohsen Fakhrizadeh, el padre del programa nuclear iraní, y otros académicos importantes, murieron o fueron atacados desde 2010 por presuntos agentes israelíes bajo órdenes de Washington.

Para lograr sus objetivos, EE.UU. pone en práctica estas medidas terroristas, usando las redes digitales y medios de prensa hegemónicos para crear estados de opinión negativos sobre los dirigentes progresistas y entrena personas para ejecuciones de civiles y militares. Crean los ideológicos de Washington políticas de odio, en las que no deja espacio para confrontación entre grupos, sino de destrucción no de ideas, sino de cuerpos.
Con sus ideas fascistas –reveladas en palabras y órdenes de Obama y de Trump- la Casa Blanca implantó un proceso de estigmatización de sectores populares y movimientos sociales. No es una cuestión de disputa ideológica, sino de la existencia de líderes. Colombia es un ejemplo de la ejecución diaria de activistas sociales, al igual que Honduras y México.No hay señales de que esta política sea practicada desde la izquierda.

En Argentina, la muerte del joven Santiago Maldonado por la fuerza pública trazó un parte aguas, pues fue el primer asesinato político en la llamada democracia. La muerte de Maldonado significó una amenaza para el progresismo, que quizás no entendió. Los conservadores trazaron pautas. Su odio contra el peronismo y CFK comenzó a diseminarse y el resultado peor ocurrió en La Recoleta. Estamos, indican expertos, ante una nueva oleada de terrorismo internacional puesta en práctica por los espurios intereses imperiales.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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