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viernes, 15 de noviembre de 2024

Los vericuetos del crudo

Los precios del petróleo se mantienen a la baja, y para algunos analistas no es precisamente un asunto fortuito...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 27/11/2014
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Cuando la sacrosanta rueda de la oferta y la demanda deja de funcionar, entonces algo extraño se está produciendo en el tan aceitado mundo del mercado.

Y para no pocos analistas ciertamente un factor anómalo viene actuando en el universo petrolero, donde el precio del barril de crudo ha descendido aceleradamente, de casi 115 dólares a unos 75 dólares en los últimos tiempos.

Porque si se aplica la lógica de que a más escasez más desembolso, entonces las cosas serían bien diferentes teniendo en cuenta  la aparición o persistencia de importantes factores que deberían ser un impulso neto a la factura energética.

Las prolongadas tensiones en Asia Central y Oriente Medio originadas en las pujas hegemonistas de Washington y el resto de Occidente, por ejemplo, han tenido negativas influencias en la producción y las exportaciones petroleras de Iraq, Libia y Siria, junto a las sanciones imperiales contra Irán.

No muy lejos geográficamente, el conflicto en Ucrania no deja de influir con fuerza en la inestabilidad del mercado energético, lo que presuntamente debería favorecer los precios en ese sector clave.

No obstante, en sentido contrario, otros elementos podrían ser citados como adversos u opuestos a las tendencias alcistas.

En primer lugar la prolongada crisis económica norteamericana, trasladada en forma de pandemia esencialmente a las naciones de Europa Occidental y Japón, que estarían obligados a manejar con mayor austeridad sus compras de energéticos.

Pero con todo, no puede pasarse por alto que este extendido factor negativo pesa sobre la economía mundial desde 2008, y en los seis años que nos separan de ese año fatídico, el petróleo no ha hecho otra cosa que escalar a cotas no imaginadas.

En consecuencia, no son pocos los analistas que ya vinculan la caída del precio del crudo a netas maniobras asociadas al interés hegemonista de Washington, respaldado por importantes aliados productores como es el caso de Arabia Saudita, la cual – según la politóloga iraní Nazanín Armanián- “está destrozando el mercado de petróleo vertiendo 11,8 millones de barriles (unos dos millones más que su cuota oficial de la OPEP) a un precio de 50 o 60 dólares el barril, es decir, hasta 40 dólares menos que hace unos meses.”

La misma fuente asegura que estas artimañas tienen toda la traza de una suerte de complot urdido a instancias de los Estados Unidos, el principal aliado de la monarquía instalada en Ryad, de manera de afectar a naciones como Rusia, Venezuela e Irán, también grandes proveedores globales de crudo, y que la Casa Blanca estima enemigos jurados de sus apetencias  absolutistas.

En el caso ruso, primer productor mundial de petróleo y cuya economía depende en buena medida de las ventas de energéticos, el forzar los precios a la baja pretende constituirse, entre otras cosas, en un “castigo” al Kremlin por el conflicto en Ucrania –promovido por los Estados Unidos y sus aliados- y sumarlo al conjunto de sanciones que Occidente ha instigado por esa causa contra el gigante euroasiático.

Con respecto a Irán, se intenta contar con un nuevo elemento de presión contra un país indeseable para el gusto hegemonista, y con Venezuela la medida formaría parte del paquete desestabilizador diseñado por Washington y la oposición interna contra la incómoda Revolución Bolivariana.

Visto el asunto en dimensiones más generales, el rejuego con la factura energética apunta también a soliviantar y desajustar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, que con sus políticas coordinadas deja un margen estrecho a los intereses norteamericanos en un terreno donde lo Estados Unidos es sumamente vulnerable.

Por demás, se estaría intentado evitar también la creciente tendencia en el mercado del petróleo a promover su desdolarización ante la notoria fragilidad y desequilibrio del billete verde, a la vez que su sustitución por otros patrones monetarios más estables y seguros como el rublo ruso o el yuan chino.

En consecuencia, los factores geopolíticos que tantos problemas y conflictos están generando a escala planetaria, podrían perfectamente estar detrás del brusco descenso de los precios mundiales del crudo, en una peligrosa cábala imperial  que sigue intentado hacer cuanto daño le sea posible a sus presuntos oponentes, no importa si en ello también salen rasgadas sus propias vestiduras.

Porque finalmente los Estados Unidos, ni es autosuficiente en materia de energía, ni son nada económicos, limpios, ni baratos sus actuales planes de obtener crudo del subsuelo a partir de riesgosas técnicas no convencionales.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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