Esta guerra, la confrontación entre Alemania y la URSS, fue igual el choque entre dos ideologías, el fascismo y el socialismo, en el cual la segunda salió victoriosa.
¿Qué es el fascismo? Resumiendo: el fascismo surgido en Italia, también al nazismo alemán, como corrientes ideológicas que se sustentaban en el concepto de la supremacía racial aria sobre las demás razas. Esta corriente ideológica racista se enfocó en el antisemitismo como medio para eliminar a los judíos de Europa en lo que es conocido como el Holocausto. El fascismo es, además, una ideología chovinista, expansionista, colonialista y, en esencia, imperialista.
Como hemos visto a lo largo de nuestra serie de artículos relacionados con el tema, el Ejército Rojo de la Unión Soviética llevó el peso de la Segunda Guerra Mundial, iniciada en 1939, pues en el frente oriental se produjo el 85 por ciento de las bajas del ejército nazi que, por cierto, eran las tropas mejor equipadas y las más aguerridas, las de élite. Con la apertura del Segundo Frente los aliados desviaron de aquella amplia zona de combate un pequeño número, en comparación con el total disponible, de las divisiones nazis que enfrentaban a los soviéticos.
La conflagración mundial tocó la vida de mil setecientos millones de personas de 61 países que sufrieron, muchos de ellos, los horrores del hambre, la destrucción, el fuego, la tortura, la invalidez, la enfermedad y la muerte en todas las horribles variantes posibles, y específicamente la Gran Guerra Patria costó más de 22 millones de vidas al generoso pueblo soviético, inválidos y mutilados, millones de niños huérfanos y traumatizados. También costó la vida de más de 12 millones de personas de otras nacionalidades, incluido alemanes.
Como consecuencia, la tasa de natalidad de los soviéticos quedó seriamente afectada pues casi el 75 por ciento de los hombres caídos no sobrepasaban los 35 años de edad. Y aunque igual perecieron millones de mujeres, un censo posterior a la guerra apuntaba a alrededor de 25 millones más mujeres soviéticas que hombres.
Entre las pérdidas materiales de la Unión Soviética se cuenta la destrucción total de más de 1 800 ciudades y aldeas, 6 millones de edificios y otras viviendas. La economía se afectó con la pérdida de casi 32 mil fábricas de las industrias ligera y pesada, la desaparición de la infraestructura de comunicaciones con la pérdida de más de 4 mil estaciones ferroviarias, cientos de miles de kilómetros de vías férreas y otros tantos millones de kilómetros de carreteras y caminos. Se destruyeron decenas de miles de hospitales y clínicas, bibliotecas, escuelas, centros de investigación, teatros y cines, museos, monasterios e iglesias.
Los nazis robaron gran parte del patrimonio soviético que no fue destruido por ellos. Saquearon más de 400 bibliotecas, se llevaron más de 600 mil obras de arte, 180 millones de libros, cientos de iconos de monasterios y miles de objetos de los palacios reales. Cien mil monumentos arqueológicos fueron saqueados.
También se debe contabilizar la destrucción en otros países, como la de ciudades importantes, centros urbanos e históricos en Polonia, museos de su capital, Varsovia, barrios emblemáticos destruidos por completo en Praga. Sus bellos castillos y otros monumentos históricos checos y eslovacos fueron reducidos a cenizas, igual en Hungría, Rumania, Yugoslavia.
La agricultura y la ganadería desaparecieron de estos pueblos y fue difícil recuperar a corto plazo los niveles de alimentación de antes de la guerra.
En el plano político social, después de terminar la Gran Guerra Patria y la Segunda Guerra Mundial, se constituyó en 1945 la Organización de las Naciones Unidas, que tuvo un precedente en la Sociedad de Naciones o Liga de las Naciones fundada en 1919. Comenzó un proceso de descolonización al desintegrarse algunos imperios como el otomano y el austro-húngaro y nacieron nuevos Estados. Surgió el campo socialista y en el mundo aparece una nueva correlación de fuerzas que dio pie casi inmediatamente al inicio de la llamada Guerra Fría.
La Gran Guerra Patria demostró que la defensa de la Patria y de sus sagrados intereses contra la invasión extranjera se basa en convicciones profundas de patriotismo, de libertad, de derecho, de respeto a los seres humanos, a la cultura, la dignidad y la fe. No hay fuerza que pueda contra esta otra que nace en los hombres y mujeres que sienten rabia cuando el extranjero insolente quiere pisotear su tierra.
Las acciones individuales o colectivas de cada héroe y mártir fueron, una a una, las que hicieron posible la victoria final. Millones regresaron con órdenes y medallas en sus pechos. Millones entregaron sus vidas y son conocidos y honrados. Otros millones se sacrificaron anónimamente. Sus nombres son desconocidos, pero la hazaña de cada uno es inmortal. En Moscú, en la Plaza Roja, al pie de la roja Muralla del Kremlin, arde el fuego eterno en memoria de estos últimos. Nada será olvidado. Nadie será olvidado.
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