Intranquilidad en la derecha boliviana

Pocos dudan que el presidente boliviano Evo Morales sea reelecto el próximo 20 de octubre, pero ello también significa que la derecha local, con la complicidad de Estados Unidos (EE.UU.) intenta fórmulas desestabilizadoras para evitar la continuidad progresista en el país pluricultural.

En los comicios de 2014, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales logró el 61% de los votos. Sin embargo, en un referendo realizado menos de un año y medio después, en febrero de 2016, la re-postulación del primer mandatario indígena de Bolivia obtuvo el 48.7% de los votos, ganando la opción opositora en defensa del NO, con el 51,3% de los sufragios.

¿Qué ocurrió en ese tiempo?. Algunos analistas, como Ever Diéguez, de El Tiempo, considera que –en un cliché repetitivo de los conservadores- el motivo de que el gobierno perdiera la consulta fue ¨el agotamiento del ciclo revolucionario¨, como también reflexionan otros medios hegemónicos, tras la asunción de gobiernos derechistas en América Latina.

Pero la verdad es otra. En Bolivia, la derecha y sus jefes, poco creadores, emplearon la misma pauta que en otras naciones donde ocurrió el fenómeno de la reconversión: prepararon escenarios basados en noticias falsas transmitidas por las redes digitales. La esencia del llamado Caso Zapata en que una mujer con ese apellido juró ante los medios que tenía un hijo bastardo con el Mandatario. Luego confesó que había sido pagada para mentir y desprestigiar a Morales antes del referendo.

El plan se vino abajo porque Zapata confesó y porque los principales movimientos sindicales y sociales bolivianos pidieron al Supremo Tribunal de Justicia que certificara nulo el referendo y enmendara la Constitución Nacional para permitir otra candidatura del antiguo líder sindical.

Aún cuando Bolivia es la nación que más crece en Suramérica –en torno a un 5% sostenido-  lo que ella significa un sustancial aumento de la calidad de vida de la población, también hay que considerar que la estructura social del país cambió en los 13 años de gobierno del MAS.

Morales y su vice Álvaro García Linera, han traído una estabilidad política sin precedentes al país andino, pues antes de la asunción del binomio, los golpes de estado -militares y civiles- eran casi continuos, según le convenía a EE.UU., cuyas compañías usurpaban el dinero obtenido en la extracción de hidrocarburos y otros recursos naturales. Las empresas foráneas fueron nacionalizadas en 2006 y administradas ahora por el Estado.

Este dúo de políticos que tienen como divisa la unión con el pueblo, implantaron dos medidas exigidas por décadas por los ciudadanos:  la instalación de una Asamblea Pluricultural Constituyente y una redistribución de las riquezas obtenidas en la explotación de sus recursos.

Aún cuando expertos consideran que quizás el binomio no alcance el porciento de hace mas de una década, -las encuestas se mueven en un techo de un 49% aunque puede haber positivas sorpresas- con esos números pueden ganar en primera vuelta, siempre que saquen 10 puntos al segundo más votado. Perder el día 20 e ir a una segunda ronda sería peligroso, pues la oposición, ahora dispersa, se uniría contra el MAS.

Es importante considerar la posición de la nueva clase media surgida en Bolivia, que en su mayoría es poco critica, sin conciencia de que si viven mejor es gracias al proceso socialista implantado por el MAS.

En 2005, la extrema pobreza era del 38,2%, y en 2018 se situó en el 15,2%. La pobreza moderada pasó –durante estos 13 últimos años- del 60,6% aL 36,4%. Ellos significa que personas con ingresos medios pasaron de 3,3 millones a siete millones en 2018. Los nuevos consumidores ascendieron a cuatro millones. Su voto es de suma importancia en el futuro comicio.

El rival más cercano de Morales es el ex vicepresidente Carlos Mesa (con el renunciante Gonzalo Sánchez de Losada), de Comunidad Ciudadana (CC) que se mantiene en torno al 30% de intenciones de voto -siempre según encuestadoras, en ocasiones engañosas para confundir a la población- cuya misión primera es convencer a la clase media de entregarle el voto ya que, dice en su campaña, Evo no traerá más cambios sino continuidad política.

Para Mesa y sus asesores resulta insensato posicionarse en contra de las políticas de redistribución de la renta y la inclusión gubernamental, pero aunque intenta presentarse con otra proyección, el fondo es el mismo: el retorno a un neoliberalismo edulcorado.

Para el ministro de Comunicación boliviano, la postulación de Mesa sufre hoy el descrédito de su pasado ¨como vicemandatario del peor gobierno de la historia contemporánea de Bolivia¨, incluida la masacre de 2003. “Creo que su pasado político le deja muy poco espacio para actuar, afirmó, y ser él quien fije quién tiene una condición de superioridad moral para opinar cómo estaba la democracia, cómo está la democracia”.

Otro aspirante a la presidencia, el empresario y líder de la opositora Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, pasa momentos de apuro y trata de desmarcarse del escándalo de corrupción que involucra a Amilcar Barral, uno de sus asesores políticos, negando que trabajara directamente con él. Barral está detenido por la Policía junto a uno de sus asistentes por recibir dinero de extorsiones a reos del penal de San Pedro, en La Paz, la capital nacional.

Disputas públicas mantienen las agrupaciones políticas de los postulados Óscar Ortiz (Bolivia dice no) y Mesa, que luchan por un eventual segundo lugar en las elecciones.

PRINCIPAL PARTIDO OPOSITOR

El más importante partido opositor en Bolivia está formado por los medios de comunicación pagados por la oligarquía local, con una contrapartida muy débil por parte del MAS. Los medios públicos carecen de capacidad de competencia con los hegemónicos, aun cuando el relato del proceso revolucionario demuestra la capacidad gubernamental de erigir una nación próspera para sus ciudadanos.

Recuérdese que cuando Morales asumió, Bolivia ocupaba el segundo lugar entre los países más pobres de América Latina, solo superado por Haití.

Las redes sociales, el aparato más poderoso de los conservadores, seguramente volverán a ser utilizados en la actual campaña, como hicieron previo al referendo con repetidas mentiras dirigidas a desprestigiar al presidente y otros dirigentes gubernamentales.

La oposición derechista, sin capacidad ni vocación unitaria, busca los vericuetos para impedir la nueva victoria del oficialismo

La analista Sullkata M. Quilla se remite a la presidenta de la Cámara de Senadores, Adriana Salvatierra, quien alertó sobre la estrategia derechista de ¨inviabilizar¨  los comicios con pedidos de renuncia a los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Basan su solicitud por supuestas irregularidades registradas en el proceso de empadronamiento de votantes en el municipio de Riberalta, en Beni.

Según algunas fuentes, los conservadores atacarán a Morales luego que en abril pasado se descubrió la relación de un individuo buscado por delitos de narcotráfico con algunos altos oficiales de la Policía del departamento de Santa Cruz.

A ello se une la captura en Paraguay de un narcotraficante colombiano con presuntas relaciones en el pasado con el alcalde de la ciudad de Warnes.

Varios medios de comunicación exageraron la situación, culpando a Morales de permitir la corrupción, y sus analistas enfocaron sus materiales en torno a un supuesto nexo entre el tráfico de drogas y algunos niveles gubernamentales de Bolivia.

El seguimiento dado a la noticia por la prensa conservadora en casos delictivos, a pocos meses de las elecciones, abre la posibilidad de que detrás haya de la propaganda un plan dirigido por los aparatos de inteligencia estadounidenses, con vasta experiencia en ¨fabricar casos¨, una de sus tareas mas conocidas  en Latinoamérica.

En 2016, cuando intervino en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), Morales denunció el nefasto rol jugado por la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés) cuando actuaba en Bolivia. La DEA, dijo, incineraba el 50% de la droga que incautaba y el otro 50% la utilizaba para hacer dinero para sus negocios, entre ellos instruir la planificación de asesinatos a dirigentes bolivianos y para ello le pagaba a policías y militares.

Aunque traten de impedir la eventual nueva victoria del presidente, Evo posee una fuerte plataforma de apoyo luego que la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia firmara un acuerdo político con la Federación de Cocaleros del Chapare de Cochabamba, la más importante fortaleza de resistencia a los regímenes neoliberales.

Estos dos sectores se manifestaron a favor del liderazgo del MAS para defender y profundizar el proceso revolucionario que reestructuró desde sus raíces a Bolivia. Ello podría garantizar el triunfo en la liza del 20 de octubre.

También se pronunciaron por darle continuidad al progresismo la Federación de Juntas Vecinales y la Central Obrera Regional, además de la revolucionaria población de la ciudad de El Alto, (más de un millón de personas se reunieron en el primer mitin de campaña de Evo el pasado mes),que en 2003 infringió una contundente derrota comicial a los partidos conservadores y neoliberales, iniciando una nueva etapa en la andina Bolivia. 

De igual manera se pronunciaron la Central Obrera Boliviana y la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), que agrupa a los movimientos sociales y populares constituidos por campesinos, indígenas, juntas vecinales, interculturales y mujeres de todas las regiones del país.

La población boliviana es de 12 millones de personas y los habilitados para elegir al presidente y su vice, además de gobernadores, senadores y diputados, son unos seis millones.