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martes, 5 de noviembre de 2024

Incógnita boliviana

Ocho binomios aspiran a sustituir a Evo Morales en próximas elecciones...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 07/02/2020
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Arce elecciones bolivia
Luis Arce y David Choquehuanca, binomio del Mas que disputará las presidenciales de mayo próximo

Mientras Evo Morales, el expresidente boliviano exiliado en Argentina, intentará ocupar un escaño en el Senado, ocho binomios de políticos aspiran a sustituirlo en el Palacio Quemado en las elecciones generales del próximo 3 de mayo, una señal inequívoca de la división interna de la derecha local.

Para muchos resulta una quimera la pretensión de Morales, quien en declaraciones luego de su derrocamiento ha dado muestras de ingenuidad política respecto a sus enemigos de clase, incluso pensando que, si gana, el gobierno de facto presidido por Janine Añez le permitirá retornar a su país.

Aunque es cierto que pudo inscribirse oficialmente mediante un poder otorgado a su apoderada y exjefa de gabinete Patricia Hermosa, también lo es que las autoridades perdieron sus papeles y encarcelaron a la joven por “sedición y terrorismo” en el precinto de Obrajes, en La Paz, la capital.

Si Evo ganara un escaño, es seguro que del aeropuerto no lo dejarán pasar. Al parecer, el exmandatario que gobernó Bolivia durante los últimos 14 años confió demasiado en la supuesta democracia de los conservadores y olvidó las dos intentonas de golpe de Estado anteriores.

Dicen que a la tercera va la vencida y así fue. El pasado 10 de noviembre, en medio de una ofensiva violenta de los Comités Cívicos de Santa Cruz, Morales decidió renunciar, con lo que le dejó el país servido en bandeja de plata a los derechistas hasta que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) reaccionó desde las bases, recuperó el Congreso Nacional —donde es mayoría— y lo designó después su jefe de campaña electoral cuando fue aceptada su participación en los comicios.

El MAS hizo mucho más luego de la salida de su jefe. Apegado a la Constitución Nacional del Estado Plurinacional exigió la participación en las elecciones, de manera consensual designó a sus dos candidatos a la presidencia, reafirmó su fuerza interna e inició una operación unitaria dirigida desde Buenos Aires.

Los aspirantes a la presidencia por el Movimiento son dos políticos progresistas con amplia experiencia en la dirección gubernamental. Ambos acompañaron a Morales en distintas etapas de su gobierno consecutivo.

Se trata de Luis Arce Catacora, ex ministro de Economía, considerado el cerebro detrás de los éxitos bolivianos en el sector, y David Choquehuanca, ex ministro de Relaciones Exteriores, quien realizó un destacado trabajo en la diplomacia revolucionaria e impulsó las organizaciones integracionistas creadas bajo el signo del progresismo en América Latina y el Caribe, entre otras importantes misiones a su cargo.

Las encuestas, tan vulnerables en ocasiones, dan como ganadores a estas dos figuras, que podrían obtener la victoria en primera vuelta, como ocurrió con Evo el pasado 20 de octubre contra el derechista Carlos Mesa, cuando los resultados no fueron reconocidos por los opositores, después que la Organización de Estados Americanos (OEA) —invitada por el expresidente a observar las elecciones a pesar de su desprestigio y su papel contra los gobiernos populares— se adelantó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y habló de fraudes e irregularidades, como era de suponer, conociendo el papel de esa institución contra los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe.

De ahí que para muchos —con la OEA de nuevo en el país en mayo— aunque triunfen como se espera, Arce y Choquehuanca tienen que estar conscientes de que les impedirán asumir la presidencia si antes no definen cuál será la estrategia a seguir contra la reacción de los fomentadores del golpe de Estado, en primer lugar, Estados Unidos (EE. UU.).

¿QUIÉNES ASPIRAN A LAS PRESIDENCIALES?

El pasado día 3 culminó el plazo dado por el TSE a la clase política boliviana para inscribir sus aspirantes a presidente y su vice, senadores y diputados. Son 352 los nombres que aparecerán en los listados de los colegios electorales.

Sorpresivo fue para muchos que Añez se presentara a estos comicios por el partido Juntos, pues, incluso, quienes la dejaron autoproclamarse como mandataria en el Palacio Quemado, biblia en mano y acompañada de los jefes del Ejército y la Policía y de la Iglesia Católica —trilogía comprometida con el derrocamiento de Morales— imaginaban que se atendría al rol dado por la Casa Blanca: sustituir a Morales, mantener la represión contra la población rebelde y brindar la imagen de democracia representativa ante organismos internacionales.

La exsenadora reiteró en distintas ocasiones que solo dirige “un gobierno de transición”, lo cual era otra de sus muchas mentiras. Los líderes conservadores olvidaron que la senadora Añez es una mujer ambiciosa y que, ungida la miel del poder, ahora no quiere entregarlo, aunque sus posibilidades de mantenerse junto a su vice Samuel Doria, si actúa limpiamente —algo impensable— son remotas.

Su confianza radica en el respaldo de la Casa Blanca. En diciembre pasado, la usurpadora reconoció públicamente sus vínculos con el secretario de Estado Mike Pompeo, quien se pronunció por el apoyo a las “democracias aliadas” de la Casa Blanca ante cualquier amenaza de sublevación social. Añez dio la orden de reprimir a los seguidores de Morales. El saldo fue de más de 30 muertos y decenas de heridos, además de centenares de perseguidos políticos.

Tras su nombramiento, el embajador estadounidense en Bolivia, Walter Óscar Serrate, se reunió con la canciller de facto Karen Longaric, al igual que lo hizo Roger Carstens (vicesecretario de Estado Adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del departamento de Estado).

También se inscribieron ante el TSE el perdedor del 20 de octubre Carlos Mesa y Gustavo Pedraza, bajo la bandera de Comunidad Ciudadana (CC), Ruth Nina (Pan-Bol), Jorge Quiroga (Libre 21), el también golpista Luis Fernando Camacho y Marcos Pumari (Creemos), Félix Patzi (MTS), Chi Hyun Chung y Jasmine Barrientos (FPV).

Algunos candidatos no habían designado sus presuntos vices en el momento de la inscripción.

DIVISIÓN DE LA DERECHA

Basta con leer las candidaturas a la presidencia para verificar que hay una división entre las fuerzas de la derecha. Son siete binomios los que buscan hacerse del sillón presidencial.

Luis Fernando Camacho, el líder de la revuelta pagada contra el gobierno del MAS y del Comité Cívico de Santa Cruz, no logró el apoyo necesario para formar una candidatura única para enfrentar al favorito MAS. No pudo formar un solo bloque ni tampoco que alguno de los aspirantes renunciara a la liza. Por tanto, es improbable que alguno gane en primera vuelta contra Arce y Choquehuanca.

En opinión de analistas, a la derecha poco le interesa si pierde o gana, pues el plan para evitar que el MAS retorne al gobierno ya está trazado por la embajada norteamericana en La Paz.

Poco después de llegar a Bolivia, donde fue recibido por una multitud, Arce calificó de riesgosa la situación que vive ahora su país, pues no existen condiciones, afirmó, para un proceso democrático y transparente, donde se garantice que los votos a emitirse en las urnas sean los que lean con posterioridad en el TSE, informó la cadena multinacional TeleSur.

El postulado del MAS declaró que harán todo lo posible por ganar en la primera ronda, pues el mínimo que dan las encuestas es la vuelta a la presidencia con un 60 % de los votos.

Arce consideró que desde ahora hasta mayo la derecha desplegará una guerra sucia para desacreditar al MAS y a su candidatura y la de Choquehuanca. También expresó su convicción de que aunque ahora están divididos por sus intereses personales y partidistas, los derechistas se unirán si existiese una segunda vuelta.

La coyuntura política es muy compleja en Bolivia. Los días irán esclareciendo de lo que son capaces los complotados contra un presidente legítimo, que cree en la hermandad y la solidaridad humanas. Dos valores de los que carecen los representantes del capital, los que odian a los indígenas y hasta pudieran asesinarlos sin que se les mueva un músculo del rostro.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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