Frente Amplio lidera encuestas, pero hay un balotaje a la vuelta

El Frente Amplio de Uruguay, la más importante fuerza de izquierda del país, va delante en las  encuestas de las elecciones presidenciales del próximo domingo, pero sin que se avizore la victoria en esa primera vuelta del doctor Tabaré Vázquez, con poco más del 40 por ciento de las intenciones de voto.

Para alcanzar la primera magistratura por el FA, Vázquez, favorito para el balotaje del 30 de noviembre, debería ganar el 50 por ciento más uno de los votos, lo cual parece improbable a solo horas de los comicios.

Aunque son siete los partidos que presentaron postulados para la liza, solo tres aparecen con posibilidades. El aspirante del Frente, que ya gobernó entre 2005 y 2010, para dar paso al carismático José “Pepe” Mujica, tiene como rival más cercano al ex diputado del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Lacalle Pou, y del Partido Colorado, el senador Pedro Bordaberry, hijo del dictador Juan María Bordaberry, condenado en 2010 por crímenes durante la dictadura militar (1973-1985) y fallecido en 2011.

La Corte Electoral habilitó para votar de manera obligatoria a dos millones 620 mil 717 ciudadanos, quienes elegirán también a los 30 senadores y 99 diputados del Congreso Nacional, entre más de 600 listas que representan a distintos sectores en las siete agrupaciones políticas del país.

Además de la elección de tales autoridades, se someterá a consulta popular el proyecto de reforma constitucional —propuesta por Bordaberry y a la que se opone el FA— que reduce la edad de imputabilidad a menores infractores de 18 a 16 años.

Cuando apenas faltan horas para los comicios, Vázquez, oncólogo de 74 años, lidera  las encuestas con una intención de voto en torno al 42 por ciento. El popular doctor, reconocido por su carácter organizado y su buen primer gobierno, lleva como vice a Raúl Sendic. Le sigue Lacalle Pou, un centroderechista 30 años más joven, con una intención de voto en torno al 30 por ciento.

Este año acudirán por primera vez a ejercer su derecho 250 mil jóvenes que arribaron a la edad prevista en la Constitución Nacional. Lacalle trató de atraer a esa masa juvenil y para ello empleó en su campaña novedosos métodos tecnológicos, como las redes sociales.

Para analistas, resulta difícil el reemplazo del actual mandatario Pepe Mujica, quien ganó extrema popularidad local y mundial —se despide del gobierno con un 56 por ciento de seguidores—, pero la Carta Magna no permite la reelección consecutiva.

Más allá del candidato, lo cierto es que el FA muestra importantes logros durante sus diez años continuos al frente del ejecutivo, entre ellos once años de crecimiento económico, un desempleo en torno al seis por ciento, o la caída de la pobreza. Aun así, perdió en torno al cinco por ciento del electorado, indican las cifras, debido a la confianza de su dirección en que siempre estaría delante ante un panorama de cambios neoliberales representados por el PN y el PC.

En el tercer escaño, pero con pocas posibilidades, con 15 por ciento, marcha el Partido Colorado representado por Bordaberry, para quien es una carga el apellido que recuerda una etapa oscura en el país. Este candidato conservador prefiere que lo llamen solo Pedro para evitar la relación con la historia paterna.

En este contexto aparecen también los llamados partidos menores, que si bien no tienen posibilidades en la primera ronda electoral, pueden ser decisivos si ocurre la segunda, además de que pueden restarle escaños al FA en el Congreso Nacional.

De realizarse otra vuelta en noviembre, es natural que se unan los tradicionales partidos conservadores —PC y PN— y que las fuerzas minoritarias políticas se agrupen con el FA, que pretende, dice Tabaré Vázquez, continuar con el programa económico inclusivo, la independencia en política internacional, la integración latinoamericana y caribeña y nuevos programas energéticos.

¿QUÉ PROPUESTAS TRAE EL FRENTE AMPLIO?

En lo que se avizora como su regreso a la presidencia, Tabaré Vázquez plantea una agenda de diez puntos en la que propone mantener y profundizar la política seguida hasta ahora por el FA, aunque como novedad también promete rebajas de impuestos y una apuesta por la educación y la tecnología. “Los resultados electorales, alertó, significarían la continuación de un modelo o el ensayo por la derecha de un camino de incoherencias e incertidumbres que marcarán un retroceso”.

El tema económico, en especial el control de la inflación, ocupa importante espacio en el programa del Frente. El candidato izquierdista afirmó que creará una ley para que el impuesto sobre la renta no se aplique sobre aguinaldos (regalías) recibidos por los trabajadores, en el interés de mejorar sus ingresos.

Se propone también el impulso a la instrucción de la población en Internet, universalizar la enseñanza del inglés en las escuelas estatales y fomentar la permanencia de la juventud en el sistema educativo.

Importante además es la mayor descentralización propuesta por el FA para transferir poder y recursos a los municipios, elevar el nivel de construcción de viviendas y un sistema nacional de competitividad “que permita al sector público trabajar con privados para impulsar la innovación y el desarrollo productivo en todo el país”.

La inseguridad ciudadana —dijo— es también una gran preocupación para el Frente Amplio. “Tenemos un programa realmente serio. No prometemos eliminar el delito porque quien promete eso miente”, afirmó. “Tiene que haber programas sustentables y creíbles, precisó, y podemos ofrecerlos para ir reduciendo los niveles de delitos que existen en la sociedad”.

Recordó que hay una constante actuación gubernamental en el combate al narcotráfico, al tráfico de personas y al lavado de activos. “Hasta que llegamos al gobierno nadie le había puesto la mano encima. Hoy hay 312 presos por lavado de activos. Cuando el Frente Amplio llegó al gobierno no había ninguno”.

El exdiputado Lacalle Pou, de 41 años, su principal contrincante, es hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle  y una de las figuras más populares del PN. Su vice es Jorge Larrañaga, a quien le ganó en las primarias internas.

Para su eventual gobierno, propone un plan con casi 800 sugerencias en las diferentes áreas del ámbito económico y social del país. Cuatro son los objetivos proclamados en su campaña: “Un país que cuide a su gente”; “Un país de oportunidades”; “Un país auténticamente productivo”, y “Un país orgulloso de sus instituciones”, pero siempre con el tema económico centrado en regreso al neoliberalismo.

Politólogos consideran que Lacalle Pou —dadas las mínimas posibilidades del Partido Colorado y del senador Bordaberry— fue “fabricado” por la media de derecha como líder de una generación de jóvenes amantes del deporte y la alimentación sana (dos de sus méritos personales, según pregona), lo que lo aleja de la madurez política de Vázquez.

Según esas fuentes, este candidato es el resultado de una costosa operación de propaganda copiada de elecciones en el extranjero con el fin de instalar en el gobierno a un representante de la oligarquía para que retome el mando del país.

Bordaberry, en tanto, sin ninguna posibilidad salvo la de segundón de Lacalle Pou, tiene entre sus propuestas cambios en la estructura del ejecutivo con la creación de los ministerios de Medio Ambiente, Deporte y Turismo y Desarrollo Inmobiliario, así como la ampliación del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), jerarquizando las áreas de vivienda y familia.

Si fuera electo presidente, propone acabar con la intervención gubernamental en la asistencia social subsidiada e instalar en cambio un sistema de contraprestaciones, que obligaría a los beneficiarios a ejercer determinadas labores de trabajo y educativas.

A partir de este jueves —según medios de prensa— los partidos envueltos en las elecciones generales desplegarán a sus miembros para tratar de convencer a los indecisos, que representan alrededor de un diez por ciento de los convocados.

Ahora habrá que esperar el escrutinio del próximo domingo en que se juega el futuro político del Uruguay, la pequeña nación suramericana que en los últimos diez años ha dado lecciones de dignidad y soberanía a las grandes economías, en especial en la última etapa gracias al verbo encendido y sabio de José Mujica.