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viernes, 15 de noviembre de 2024

Fiasco anti yihadista

Crece el convencimiento de que el enfrentamiento de Washington al titulado Estado Islámico es puro trámite.

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 01/11/2014
2 comentarios

El número de incrédulos va en aumento, en la misma medida en que los titulados esfuerzos del Pentágono por desarticular al Estado Islámico instaurado en áreas del Oriente Medio y Asia Central, parecería una campaña dirigida por aficionados a la guerra y no por la primera potencia bélica imperial.

En efecto, por estos días, en que incluso se ha conocido que presuntos lanzamientos de armas norteamericanas destinadas a combatientes kurdos han caído mansamente en el territorio ocupado por los yihadistas, ha crecido el número de opiniones de analistas y expertos que asumen que la Casa Blanca no se está empeñando a fondo en poner término a un ejército de fanáticos y extremistas que supone un peligro para sus propios intereses de dominio en el Levante.

Y es que, según las mismas fuentes, todo apunta a que, por el contrario, fingir una “batalla sin cuartel” contra los citados terroristas mientras en verdad se les permite actuar a sus anchas, promueve en Oriente Medio y Asia Central un renovado clima de tensiones y desestabilización que favorece de lleno la sostenida intromisión hegemonista en ese sensible y estratégico escenario.

En pocas palabras, que todo se reduce a arañar levemente a la desquiciada criatura pagada y entrenada precisamente por Washington, sus aliados occidentales, el sionismo y la derecha árabe, de manera que persista en sus actos brutales y otorgue un subterfugio adicional que condicione la “indispensable  presencia pacificadora” imperial.

Y es que a mucha gente no la cabe en la cabeza que la primera potencia capitalista del mundo, dueña de una alucinante tecnología militar, no haya podido hasta ahora ni siquiera  constreñir los movimientos bélicos de las fuerzas yihadistas con su titulada “guerra aérea”.

Como indicaban recientemente medios de prensa radicadas en la amplia zona de conflicto, que abarca unos 50 mil kilómetros a ambos lados de la frontera entre Iraq y Siria, a estas alturas nadie se explica una estrategia que a varias semanas de iniciada no ha logrado reducir el poder de agrupaciones que ni siquiera cuentan con una efectiva cobertura antiaérea, no ya con aviación militar propia.

Sin embargo, recuerdan varios corresponsales, día por día los mandos militares norteamericanos intentan hacer creer otra cosa con la exposición pública de fotos en las que se muestra la presumible destrucción de edificaciones y vehículos de combate de los grupos extremistas.

“Victorias”, que, dicho sea de paso, han sido puestas en tela de juicio por desertores de la yihad y varios cabecillas del propio Estado Islámico, que han coincidido en asegurar que las incursiones aéreas son “triviales” y no hacen mella alguna en la capacidad de desplazamiento de los terroristas.

Por otra parte, llueven las críticas ante la ausencia de contacto y coordinación con los ejércitos de Iraq y Siria promovida por los mandos militares norteamericanos y de sus aliados, de manera de intentar asestar golpes verdaderamente certeros a las agrupaciones yihadistas.

En todo caso, la desconcertante explosividad del titulado Estado Islámico ha servido de pretexto para que, desde el pasado 23 de septiembre, los Estados Unidos comenzaran sus ataques aéreos contra territorio sirio sin la previa autorización de Damasco, esgrimiendo la necesidad de “combatir a los terroristas en todos los frentes.”

Una acción que no solo viola flagrantemente la soberanía de una nación independiente, sino que además suma una nueva dimensión a las pretensiones de Washington y sus compinches de crear obstáculos y finalmente destruir al gobierno que encabeza el presidente Bashar el Assad, víctima desde hace largo tiempo de la agresión mercenaria aupada y financiada por los intereses hegemónicos externos, que  no dudaron en darle alas, entre otras entidades extremistas, a las bandas armadas del hoy “vandálico y diabólico” Estado Islámico de Iraq y el Levante.

En pocas palabras, que con relación a la “batalla frontal” contra el EIIL, las dudas y decepciones se están llevando a pique todos los cortinajes con sello Made in USA. 


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 2 comentarios


Isabel Mattos
 2/11/14 19:56

Que viva la democracia y la union de los pueblos del mundo.Fin de las guerras donde nadie gana y todos pierden. Principalmente la vida de gente inocente y soldados jovenes plenos de salud .

Un abrazo solidario desde Punta del Este Uruguay

mikel
 2/11/14 8:08

Esta guerra solo sirve para hacer control demografico en una poblacion que crece sin limites destruyendo lenguas identidades y tierras.

Es necesaria una tregua y sentar las bases de una cultura universal de mujeres y pueblos diferentes .

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