En tres meses de combates la ofensiva militar israelí contra la palestina Franja de Gaza devino genocidio, según define el derecho internacional al exterminio sistemático de un grupo humano.
El 7 de octubre –un Sabah para los judíos-.el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) lanzó en territorio hebreo la operación Tormenta de Al Aqsa, con la que causó 1 400 muertos y 3 000 heridos israelíes, y ridiculizó la seguridad sionista.
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Tel Aviv reaccionó con bombardeos indiscriminados contra la Franja de Gaza, le cortó el agua, la electricidad, suspendió el paso de ayuda humanitaria de la que depende gran parte de la población, y aún ataca hospitales, escuelas y otros centros civiles.
En el foco de la represalia otros dos aspectos caracterizan a la operación Espadas de Hierro: el asesinato de mujeres y niños, así como el empleo de armas prohibidas como bombas de fósforo y de cartucho.
Los ataques del ejército sionistas en poco tiempo multiplicaron por 10 las bajas causadas por Hamas y el pasado fin de año se cifró en unos 24 000 los gazatìes muertos desde el inicio de las acciones
Además, la destrucción de bienes suma muchos millones de dólares, y alrededor de un 30 al 40 por ciento constituyen propiedades irrecuperables.: la ciudad de Gaza, en el litoral palestino es actualmente un testigo ruinoso de la barbarie.
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No obstante hoy la versión de conflicto árabe-israelí también se enfoca en el Mar Rojo, cuya gran parte de su costa la controlan combatientes de la comunidad yemenita huti, solidaria con la causa palestina y que rechaza los ataques sionistas a la Franja.
La decisión de ese grupo armado de interrumpir el tráfico de embarcaciones con suministros para Israel, que mantiene en situación de asfixia al enclave palestino, reta a Washington a “correr” en auxilio del aliado sionista.
Al respecto en jornadas recientes las fuerzas estadounidenses bombardearon decenas de supuestas posiciones hutìes en Yemen, tras el argumento de proteger la navegación en el Mar Rojo.
Sin embargo observadores opinan que la administración Biden pretende aprovechar las circunstancias para recuperar la credibilidad erosionada en el Oriente Medio, surtidor de petróleo y paso estratégico para la gestión comercial planetaria.
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