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sábado, 16 de noviembre de 2024

Estados Unidos: premios por asesinar al pueblo venezolano

El gobierno de Estados Unidos, que hizo un papelazo mundial el pasado mes al declarar a Venezuela una amenaza a su seguridad nacional, vuelve a cargar contra esa nación ahora con la premiación de conocidos opositores de la Revolución Bolivariana...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 03/05/2015
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El exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, solía decir que si Estados Unidos no lograba controlar América Latina, cómo iba a hacerlo con el resto del mundo. Doblegar a la Venezuela revolucionaria, el carro jefe de las transformaciones políticas y socio-económicas en Suramérica, es el propósito de las administraciones estadounidenses –ahora la de Barak Obama-, empeñado en volver a apoderarse de esta rica región del mundo que ya se le fue de las manos.

El pasado mes, Obama hizo uno de los mayores papelazos que recuerda la diplomacia estadounidense cuando firmó una Orden Ejecutiva en la que declaraba a Venezuela “una amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad de su país, el de mayores recursos militares a nivel mundial, y sin un parámetro de comparación ni siquiera parecido –dado su poderío imperial- en distintos campos con la patria de Simón Bolívar.

La actual administración demócrata –que mantiene mínimas relaciones diplomáticas con Caracas- con sus conocidas agencias injerencistas como la USAID y la CIA –por citar solo dos- ha quebrado las leyes del derecho internacional al intervenir de manera descarada –y verificada- con su personal en la historia de la joven Revolución Bolivariana.

Desde que el fallecido presidente Hugo Chávez asumió como jefe del Estado venezolano y declaró su proyecto político Socialismo del Siglo XXI, los estrategas de la Casa Blanca entendieron que se abría una nueva era en la región luego de la Revolución Cubana, hasta entonces considerada unilateralmente su peor enemigo ideológico.

El ejemplo de Cuba, que ha resistido todas las agresiones norteamericanas, se abría paso (como ocurrió en otros países) en la quinta nación exportadora de petróleo a  nivel mundial. El gobierno de Chávez, como el de Fidel Castro, inició una etapa de renovación política, económica y social, seguida muy pronto por otras naciones como Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, Nicaragua.

La última afrenta contra Venezuela

Estados Unidos es el gestor principal de los planes contra el gobierno revolucionario, primero contra Chávez y luego su sucesor, electo en las urnas por mayoría, el actual presidente Nicolás Maduro, el primero en ese país nacido de la clase obrera, con una inteligencia privilegiada y un sentido de la lealtad al proyecto político socialista a toda prueba.

Ni un día desde que Chávez tomó posesión en 1999, Estados Unidos ha dejado en paz a Venezuela, nadando a contracorriente de la mayoría de los gobiernos y pueblos del mundo –como ocurrió con el rechazo internacional a la Orden Ejecutiva del 9 de marzo-, alineados a la causa justa que defiende la Revolución iniciada por Chávez, cuyos propósitos inclusivos han beneficiado a millones de personas no solo en Venezuela sino en numerosos países, incluido Estados Unidos.

Hace pocos días, el Congreso de Estados Unidos –que no advierte el paso en falso a punto de dar en términos diplomáticos- anunció a través de un vocero extranjero que el próximo día 14 “premiará” a connotados dirigentes de la oposición venezolana, confesos autores de acciones contrarrevolucionarias que costaron la vida en el 2014 y 2015 a 43 ciudadanos, y centenares de heridos.

Son ellos los detenidos actualmente Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, y el dirigente del partido Voluntad Popular Leopoldo López, quien se niega a ser sometido a juicio para enrarecer su ya comprometida participación en los planes de la disidencia interna. López pretende aparecer como víctima del gobierno en términos jurídicos que él propicia, y no como uno de los jefes de actos intimidatorios cometidos contra la población civil.

Las razones de estos premios son, según denunció el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, la supuesta defensa que estos dos complotados hacen de los derechos humanos en su país, lo cual se contradice absolutamente con sus actitudes de los últimos años.

Hay más, según Cabello, pues el expresidente español Felipe González –quizás despreocupado por la grave situación política en la península- anunció los galardones y avisó que acompañará  a las esposas de Ledezma y López en su viaje a Washington, donde recibirán los honores –según el portavoz- en nombre de sus cónyugues.

Comienza así un nuevo espectáculo mediático preparado por la administración de Obama, Premio Nobel de la Paz que tiene abierto siete escenarios bélicos en el mundo, y ahora trata inútilmente de frustrar un proceso que solo ha traído beneficios a las grandes mayorías pobres de esa nación, hasta el 1999 con una desigual distribución de la renta.

Las nuevas agresiones de Estados Unidos no se detienen ahí, ya que Cabello también informó en su habitual programa televisivo Con el mazo dando que los cuerpos de la seguridad del Estado investigan las posibles conexiones entre el llamado Plan Garra impulsado por la firma venezolana Polar y la empresa terrorista estadounidense Blackwater.

“La Blackwater emplea mercenarios al servicio del Departamento de Estado de los Estados Unidos para conducir operaciones en Siria, Libia, Afganistán e Irak y se especializa en la desestabilización de gobiernos, el apoyo a invasiones, y la protección de los intereses petroleros”, afirmó Cabello ante la teleaudiencia.

Adelantó también que detrás del Plan Garra se ocultan los planes contrarrevolucionarios que contemplan la actual guerra económica contra el pueblo de Bolívar, y que el gobierno de Maduro trata de sortear con, entre otros planes en marcha, el impulso del sector productivo económico nacional.

Como antes lo hizo con la Revolución Cubana, -con planes que el propio Obama reconoció públicamente el pasado 17 de diciembre fueron un fracaso- Estados Unidos tratará de aniquilar el proceso político venezolano, al que agrede desde hace más de una década, en una guerra unilateral, y a pesar de que Maduro le ha tenido la rama de olivo, o sea, la invitación al diálogo civilizado, más de una vez.

La Revolución Bolivariana confía en la mayoría de su pueblo y la lealtad de las Fuerzas Armadas para seguir adelante con su proyecto, en tanto continúan las denuncias públicas de las acciones continuas, hostiles y cada vez más agresivas y vergonzantes de la Casa Blanca.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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