lunes, 23 de septiembre de 2024

Enigma de una Constitución Nacional (+Audio)

Nadie puede asegurar que con una Convención Constituyente de mayoría derechista la nueva Carta Magna chilena sea un adefesio ideológico...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 11/06/2023
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Plebiscito en Chile
El próximo diciembre los chilenos retornarán a las urnas para dar su beneplácito o rechazo a la nueva Ley de Leyes propuesta para el país andino. (CNN)

Aunque el Consejo Nacional de Chile fue presentado a bombo y platillo y el presidente Gabriel Boric dio un alentador discurso, medios políticos de distintas latitudes y los propios ciudadanos del país andino se preguntan si el nuevo proyecto de Constitución Nacional dará respuesta a los problemas estructurales planteados en las protestas del 2019 o será una versión de la redactada bajo el ojo aguileño del dictador Augusto Pinochet.

Razones tienen la ciudadanía y los analistas en temer por el anteproyecto del documento, que primero fue escrito por un Comité de Expertos de representación partidista electo por el Congreso Nacional, y luego revisada, analizada, con sugerencias de cambio o veto, por un Consejo Nacional de 50 miembros –actuante en estos momentos- en el que el ultraconservador Partido Republicano posee 23 escaños.

El pasado día 7 este Consejo electo en las urnas y cuyo partido rector lidera José Antonio Kast, -excandidato presidencial al que Boric venció- recibió del Comité el anteproyecto del documento que en diciembre próximo será sometido a un plebiscito en el cual será aprobado o rechazado.

A fines del pasado año, Chile realizó un proceso similar con el documento redactado por una primera Convención Constituyente, pero la ciudadanía se negó a aceptarlo por incumplir con los elementos esenciales que durante meses lucharon en las calles para reestructurar una nación que aun vive bajo el espíritu neofascista de la dictadura pinochetista.

La diferencia entre unos y otros redactores es que los primeros eran independientes y fueron electos en las urnas sin el respaldo de partidos políticos. Los de ahora sí. Un pacto partidista permitió que en las boletas aparecieran sus designados. Boric dio el visto bueno al cambio desde una posición muy criticada, pues aunque es joven y posee poca experiencia para conducir una nación tan compleja como es Chile, en su condición de abogado y político, debía conocer cómo funciona el entramado partidista.

Pero lo dejó pasar y perdió prestigio y autoridad cuando ganó la plantilla de Kast. Su actitud fue hasta cierto punto sorpresiva porque un presidente que se dice de izquierda no debió tener una actitud tan pasiva ante grupos de derecha indicados como corruptos y pro-imperialistas.

Cada día Boric, con una baja popularidad, muestra sus preceptos ideológicos. En fecha reciente atacó verbalmente al presidente venezolano Nicolás Maduro en la reunión de líderes suramericanos en Brasilia. Desde entonces, la prensa progresista lo llama “el nuevo Duque” en alusión al exmandatario colombiano Iván Duque quien, siguiendo órdenes de Estados Unidos (EE.UU.) le hizo la guerra a Venezuela por supuestos diferendos ideológicos, mientras amasaba una fortuna por su docilidad ante Washington.

Pues Boric se lanzó de lleno contra Maduro y el izquierdista –según se autocatalogaba- que ganó las elecciones contra un experto político de la derecha, léase Kast, no solo ofendió a uno de sus pares de gran prestigio en la arena política internacional, sino que, en su propio país, permitió, por un mal manejo presidencial, que la derecha retornara por sus fueros, ahora en el Consejo Nacional. Gran chasco para quienes pusieron sus ilusiones de cambio en el exlíder estudiantil, que, hasta ahora, muy poco ha hecho por su pueblo, con graves deudas pendientes con los jóvenes del 2019 todavía en prisión por exigir esta Carta Magna en preparación, con el pueblo mapuche, al que no ha beneficiado ni con una resolución ni reconoce sus derechos.

Venezuela se sintió ofendida por la actitud de Boric. El vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, aseguró que el mandatario chileno “se pliega a la línea mediática dictada por Washington” contra su país y destacó que su actitud constituyó una falta de respeto al anfitrión de la cita, el dignatario Lula da Silva.

Cabello precisó que “ya no es necesario que la gente diga que él trabaja para los gringos, ya es evidente que trabaja para los gringos (…) es un presidente disfrazado, que los grupos económicos financieros pusieron para que el pueblo no dijera nada. (…) Hoy gobierna para las élites, y se atribuye ser de izquierda, es el disfraz que tiene puesto”.

QUE PUEDE PASAR CON LA NUEVA CARTA MAGNA

Kast es un camaján de la política. Boric tenía que ganarle sí o sí porque si lo hacía Kast la situación chilena hubiese sido peor que bajo el gobierno de Piñera. Pero ahora la situación nacional es diferente. En las elecciones para elegir el Consejo revisor, los Republicanos ganaron el 35,4% de los votos, o sea, la primera mayoría para integrar el cuerpo del cual nacerá la nueva Constitución. Es evidente que surtió efecto la campaña marcada por las críticas al gobierno Boric en su gestión ante los problemas de seguridad, las nuevas formas de criminalidad, una percepción de riesgo personal generalizada, la migración irregular, los despidos masivos.

Una idea de lo que podrían ser los análisis en el Consejo la brindó el consejero electo por la Región Metropolitana Luis Silva, en declaraciones al Diario Financiero y el camino que tomará su partido ante una izquierda que en ese ámbito tendrá muy pocos chances.

Silva afirmó que “cuando nos hablan ahora de la necesidad de llegar a acuerdos, ¿por qué siendo mayoría tenemos que llegar a acuerdos con la minoría? Que ellos se lo ganen, aquí es problema de ellos, no de nosotros…Yo no quiero pasar máquina, pero aquí la apertura al acuerdo es de quien está en minoría” y precisó, además, que como Partido Republicano nos vamos a oponer al reconocimiento del aborto como derecho.

Ante este escenario, con un proceso marcado por un bloque político con estos valores ¿cuáles son las posibilidades de garantía de los derechos humanos y sociales en la nueva Ley de Leyes?

Por las diferencias observadas entre el primer equipo redactor (aún con todos sus defectos) y el actual, son numerosos los politólogos que entienden que desde su origen el proceso está viciado, pues Boric no se impuso como dignatario para evitar que el Comité de Expertos fuera integrado por personas designadas a dedo por un Congreso de mayoría derechista.

La población ya ha dado muestras de su descontento con el proyecto. El 7 de mayo resultó notable que millares de ciudadanos se desentendían del nuevo documento, aunque en Chile el voto es obligatorio.

No obstante, hubo 2 119 516 boletas nulas, 2 666 463 de abstenciones y 568 673 sufragios en blanco.

Para el historiador Sergio Grez el voto “en contra” (rechazo) al anteproyecto debe ser el camino que adopten los movimientos y organizaciones sociales populares, desde ya, de cara al plebiscito de salida de diciembre, “pues este proceso no es sino una farsa de representación por parte de la casta política que ya tiene definido en lo fundamental el futuro constitucional del país”.

Grez considera que “este nuevo sumario es la negación más flagrante de la soberanía popular, su negación absoluta, por las condiciones en que se realiza, por los términos definidos por el “Acuerdo por Chile” de diciembre de 2022, que implican su control total por parte de la casta parlamentaria”.

Para el historiador, “basta señalar que los tres órganos definidos en ese acuerdo actúan como filtros que aseguran el control por los partidos del Parlamento: la Comisión de expertos, nombrada por estos, encargada de redactar la Constitución; los consejeros constitucionales electos en base a candidaturas presentadas solo por los partidos políticos, y el Comité de admisibilidad, también nombrado por los legisladores.

Grez subraya que el Comité, designado íntegramente por los partidos políticos institucionales, es el redactor de la Constitución, porque los consejeros no escribirán ni una sola línea, limitándose a proponer modificaciones o cambios, si es que entre ellos se llega a un quórum de 3/5.

En este contexto destaca que Boric permitió una maniobra antidemocrática, que se inscribe en una línea de perfecta continuidad con lo que ha hecho la clase dominante en dos siglos de vida republicana, esto es, arrogarse la soberanía mediante sus representantes políticos, en tanto niega a la ciudadanía.

De acuerdo con algunas filtraciones de las discusiones en el pleno del Comité de Expertos, que ya terminó su función, algunos preceptos constitucionales están muy debajo de los actuales y muy lejos de las aspiraciones gritadas en las calles por miles de movilizados en octubre de 2019.

Incluso algunos medios alternativos indican que existe el grave peligro de que las nuevas normas faciliten la derogación de la nacionalización del cobre y abran las puertas para la privatización de sectores básicos de la economía.

Al parecer, la gente no tiene idea de lo que está pasando en el proceso constituyente. Existe el riesgo de que surja una constitución más regresiva que la actual, que podría poner en jaque los derechos ya consagrados; humanos, sociales, de la naturaleza; leyes, reglamentos y tratados internacionales.

A pesar del pesimismo que se observa en ciertas capas poblacionales, políticos e intelectuales, nada está seguro sobre la Carta Magna hasta que se divulgue su articulado antes de diciembre, cuando sean los votantes los que aprueben o no lo que ya muchos consideran una lograda acción antidemocrática.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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