El patrón monetario norteamericano acaba a recibir otro golpe en sus intentos de mantenerse como la privilegiada divisa internacional y sustentar, en el campo financiero, la roída preponderancia de los Estados Unidos.
En efecto, hace apenas unos días Rusia y China anunciaron el fin del uso del billete verde en sus multimillonarias transacciones comerciales, de manera de evitar sus respectivas dependencias de una moneda que no solo no les ofrece confianza ni seguridad en su real valor, sino que además es utilizada por su emisor como medio de control y chantaje.
En consecuencia, desde ahora las compras y ventas bilaterales entre los dos gigantes geográficos se ejecutarán en yuanes, la moneda china, o en rublos, el patrón ruso de cambio.
El acuerdo que elimina el uso del dólar en el comercio entre Rusia y China estuvo precedido de un anuncio similar que también saca de juego al billete verde en los intercambios entre Moscú e Irán.
Por demás, China se ha mostrado sumamente activa en los últimos tiempos en el empeño de desentenderse del uso de la moneda estadounidense.
Con Rusia el intercambio que desterró al dólar supone un monto de ciento cincuenta mil millones de yuanes, equivalente a veinticuatro mil millones de dólares. Beijíng ha firmado además tratados monetarios similares con otros veinte países y regiones, incluidos Suiza, Brasil, Hong Kong, Indonesia y Corea del Sur.
Vale recordar además que China es hoy la primera economía del mundo y el primer receptor de inversiones extranjeras, por lo que no es nada ilógico que su moneda nacional sea asumida en no pocos medios financieros como un patrón confiable y apetecible, con un respaldo fuerte, sinónimo de equilibrio y estabilidad, facultades que el dólar va perdiendo a pasos acelerados.
Y, ciertamente, en esas circunstancias, tanto para Moscú como para Beijíng resulta especialmente incómodo, peligroso e incierto mantener una dependencia importante con respecto al dólar como moneda fundamental en sus reservas.
Con más razón cuando se trata de estar atados al patrón monetario de la metrópoli capitalista que se ha jurado no permitir el surgimiento de potencias con similar fuerza, mucho menos si defienden ideas contrarias al hegemonismo imperial. Y justo Rusia y China resultan los dos primeros blancos de Washington en su carrera por el poder global.
Por demás, la economía norteamericana ha dado claras evidencias de peligrosa inestabilidad, al punto de haber descendido- como ya apuntamos- a un segundo lugar planetario frente a la de China, de manera que por puro raciocinio el dólar ya no es visto por muchos como un jugador de primera división.
Y si bien en los últimos tiempos el rublo ha visto comprometida su paridad como consecuencia de la sospechosa baja de los precios petroleros y las sanciones económicas impuestas por Washington y sus aliados euro occidentales al Kremlin a partir del conflicto en Ucrania, es evidente que China, como lo ha expresado públicamente, no dejará de prestar apoyo a Moscú, ambos interesados en una necesaria asociación estratégica.
Así, una de las primeras y esenciales propuestas de Beijing apuntó precisamente a ejecutar las transacciones en las monedas locales, de manera de evitar los cálculos con referencia a un billete cada vez más ajeno y con evidentes padecimientos congénitos.
Dólar: del verde al desteñido
El anuncio de que Rusia y China no utilizarán el dólar estadounidense en sus transacciones comerciales reafirma que el otrora medio de cambio mundial sigue perdiendo espacios claves...
0 comentarios
299 votos
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.