viernes, 20 de septiembre de 2024

Derecha a pulso

La victoria del primer ministro Benjamín Netanyahu en los comicios israelíes augura más de lo mismo...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 23/01/2013
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Benjamín Netanyahu
Benjamín Netanyahu gana las elecciones en Israel

A tono con las encuestas previas, el jefe de gobierno sionista, Benjamín Netanyahu, se alzó con la victoria en los comicios generales israelíes de este enero.

Todo indica que el derechista jefe de gobierno supo manejar las circunstancias que rodearon las votaciones y colocar en primer plano del interés público una agenda que se desligó del drama palestino y de la consecución de la paz en un conflicto que marca el propio surgimiento de Israel como nación.

En efecto, según comentaristas foráneos, el segmento liderado por Netanyahu logró ubicar en primer plano, ante la vista de muchos votantes, el “creciente riesgo” que vive el país a partir del pretendido “esfuerzo iraní por acceder a armamento nuclear”, y “la necesidad de conjurar el peligro persa” en alianza con Washington y las restantes potencias occidentales.

Por demás, y siempre según las mismas fuentes extranjeras de prensa, el triunfo derechista se aprovechó también de un relativo clima de seguridad nacional en los últimos cuatro años de mandato, lo que fue hábilmente proyectado como un panorama que podría asumir características casi permanentes.

No obstante, para otros estudiosos del asunto, el problema palestino seguirá siendo piedra angular para Israel, con más razón luego de que las autoridades árabes logaron el reconocimiento de su proyectada nación independiente como miembro observador de la Organización de Naciones Unidas, ONU, y su inclusión plena en importantes espacios del máximo organismo mundial como la UNESCO.

La administración Netanyahu, por otra parte, ha hecho bien poco por lograr un contexto distendido. Sus agresiones constantes a la franja de Gaza, la eliminación selectiva de dirigentes de Hamas mediante actos de terrorismo oficial, y el aumento acelerado del número de colonos en Cisjordania y Jerusalén, marcan esta inquietante y explosiva trayectoria.

El propio primer ministro ha sido muy ríspido e intolerante en sus comentarios y discursos con relación a tan delicado y vital asunto, e incluso se jactó de haber desafiado insinuaciones y recomendaciones de la propia Casa Blanca para moderar su imagen pública.

De todas formas, según los resultados, parece que Netanyahu no contará luego de estos comicios con el suficiente número de diputados como para controlar toda la actividad de gobierno, y si bien el tema palestino desapareció virtualmente de la riña interpartidaria previa a las votaciones, nadie duda que podría retornar con especial fuerza a los primeros planos en un breve lapso.

Y es que en la intimidad de buena parte de los grupos políticos locales se estima como algo insoslayable el enfrentar un asunto cuyo desenlace podría sobrevenir por su propio peso.

Vale recordar en ese sentido que, a tono con los expertos, de no dirimirse el surgimiento de dos estados separados —uno israelí y otro árabe- cabría entonces esperar la posible conformación de un ente binacional donde los palestinos, en razón de su más elevada tasa de natalidad, llegarían a tener un peso demográfico mucho mayor y por tanto decisivo en las urnas.

De hecho, explican esas fuentes “Israel posee actualmente cerca de ocho millones de habitantes, un quinto de ellos árabes, que sumados a los alrededor de cinco millones de palestinos de Cisjordania y Gaza, prácticamente igualan a los israelíes en número.”

Por tanto, quiérase o no entre la comparsa sionista, las circunstancias futuras no parecen favorecer eternas líneas intransigentes, algo que Netanyahu solo podría ignorar temporalmente.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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